Qué hay tras la última transacción ligada a Julio Ponce: la paz de SQM, el upside de la acción y el pago de deudas

Julio Ponce Lerou.

La sociedad Pampa Calichera, que controla desde inicios de los noventa, puso hoy en venta acciones no estratégicas de SQM por US$ 260 millones. La tranquilidad conseguida en SQM le permite vender sin riesgo, aprovechar el alza de la acción y acumular caja para pagar deudas o repartir dividendos. O volver a comprar.


“Esto es fruto de la paz”, dice un cercano a Julio Ponce, el controlador de Pampa Calichera y accionista mayoritario de SQM, sobre una millonaria operación anunciada hoy. Tras años de tensiones con otros accionistas que amenazaban su control en SQM, el cogobierno pactado con la china Tianqi en la multinacional chilena le permiten ahora a Ponce desprenderse de acciones que antes le eran útiles para defenderse de eventuales intentos de compra hostil. Pero que ahora ya no son indispensables. Esa tranquilidad le permitió aprovechar un buen momento: el precio de la acción se ha recuperado y era aquello permitía hacer una ganancia importante con un activo ahora prescindible.

Poco antes del mediodía, Calichera anunció que había puesto en venta hasta 5 millones de acciones de la serie B, por las que, a los precios actuales, podría recaudar hasta US$ 260 millones. Es una operación encargada a BTG Pactual, banco de inversiones que abrió un libro de subasta que se mantendrá abierto hasta el jueves. Si resulta, el grupo Pampa Calichera bajará su participación desde el 32% -máximo estatutario que puede tener- a un 30%. Por años el grupo mantuvo el máximo que podía tener. Hasta ahora.

SQM tiene dos series de acciones. La A, donde Calichera tiene el 50%, y la B, donde Calichera tiene cerca del 10%. Pero la serie A tiene los derechos políticos de SQM, ya que permiten elegir a siete de los 8 directores de SQM. Las acciones B elige a un integrante de la mesa, pero tiene una alta liquidez que le permite una gran profundidad de mercado.

En enero, Calichera formalizó en un documento algo que era de facto así: las acciones serie A eran su activo estratégico y las acciones B eran una inversión financiera, prescindible. “No se venderán acciones de la serie A de SQM”, informó el 11 de enero el directorio de Calichera, presidido por Rafael Guilisasti y cuyo vicepresidente es el brazo derecho de Julio Ponce, Patricio Contesse Fica. En la práctica, dicen en Calichera, con ello pusieron por escrito algo que todo el mundo sabía.

Tres semanas después de esa formalización, Calichera anunció una operación consistente con esa política de inversiones: la firma pondrá en venta 5 de los 12 millones de acciones serie B que aún posee. “Estamos aprovechando la recuperación del precio”, dice una persona del grupo. Las acciones que venden son activos financieros de alta demanda. Por de pronto, los vendedores esperan que, dada la profundidad de la acción, sean inversionistas extranjeros que invierten vía ADR quienes compren este paquete.

La acción de SQM-B ha rentado 13% este año, pero en 2020 experimentó un salto de 77%. Un upside que proviene de la recuperación de las empresas de commodities y que Calichera quiere aprovechar. Por ello, el directorio de Calichera consideró que era un buen momento para vender. En la mesa, sin embargo, aún no han decidido el destino de los recursos.

Las alternativas son tres. O cuatro, si aplican una combinación de ellas.

La primera es seguir prepagando o refinanciando deudas. Calichera tiene pasivos abultados que se acercan a US$ 700 millones. La empresa hizo en septiembre un aumento de capital por cerca de US$ 200 millones y parte de esos fondos fueron a refinanciar deudas. Además, recibió en octubre dividendos de SQM, su único activo, por US$ 25 millones, y obtuvo nuevos recursos crediticios. La firma aún tiene parte importante de esa caja.

La segunda es distribuir dividendos a sus accionistas. Indirectamente, Julio Ponce tiene, por la estructura de cascadas, casi la mitad de las acciones finales de Calichera, por lo aquello le permitiría, además, conseguir recursos para sus propias deudas.

El tercer destino de los nuevos recursos es incluso una posible opción de negocios. Calichera eventualmente podría incluso participar en el aumento de capital por US$ 1.100 millones que SQM ejecutará en los próximos meses y que ya fue aprobado por sus accionistas. Todo dependerá del precio de suscripción que el directorio de SQM -donde Calichera se asegura tres miembros- fije más adelante. Así, si hoy vende a un precio y en unos meses más SQM fija un valor más bajo de suscripción para las nuevas SQM-B que emita, para Calichera podría representar un muy buen negocio financiero. “Este es un paquete de acciones de trading”, resume un ejecutivo al tanto de la operación de venta anunciada ayer.

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