Bernardo Fontaine: “Es importante que los líderes políticos y ciudadanos manifiesten su opinión cuanto antes, porque hay poco tiempo”

Bernardo Fontaine. Foto: Andres Perez

El economista y uno de los coordinadores de la franja del “A favor” para el plebiscito de diciembre admite que hay “un voto masivo del Rechazo” al que aún no conquistan. Apuesta a que, haciéndoles ver que este es un texto que quita poder a los políticos, se encanten con el proceso.


No es un secreto para nadie que la campaña del “A favor” del nuevo texto constitucional parte cuesta arriba. Así lo dicen las encuestas sucesivamente desde que este segundo proceso constituyente comenzó en marzo de este año, y a pesar de su avance, ese ánimo -una mezcla de hastío y rechazo a los políticos, según los analistas- parece haberse consolidado.

Bernardo Fontaine, economista y exconstituyente en el primer proceso, enfrenta así un escenario radicalmente distinto al que le tocó a mediados de 2022, como uno de los cuatro coordinadores de la franja del Rechazo. Aquella vez, no sólo la dirigencia de los sectores de derecha estaba completamente alineada con sus electores, sino que también hubo diversas fuerzas y rostros de centroizquierda que cruzaron el río y optaron por desechar el texto que había emanado de la Convención.

Hoy, el panorama es distinto y Fontaine -nuevamente a cargo de la franja- lo reconoce. Habla de fallas en la comunicación durante el proceso que sigue vigente, de un masivo voto del Rechazo que aún no se pliega al “A favor”. Pero también -asegura- de que ello se dará vuelta cuando los ciudadanos se den cuenta de que “votando a favor ganan ellos y los políticos tienen más exigencia y más límites”.

Parece bien cuesta arriba la campaña con las encuestas sustantivamente en contra.

Hay un desafío enorme, que es conquistar el voto ciudadano, que hoy está muy en contra de la discusión constitucional, contra la élite política y muy desilusionada, porque se llegó a un acuerdo político para un nuevo proceso -en el que estamos- del que muchos estaban en desacuerdo. A eso se suma que la mala gestión del gobierno nos ha llevado a una situación de crisis en el empleo, en la economía y en el tema seguridad.

¿Y eso cómo repercute?

Las personas dicen “los políticos se dedicaron a la discusión constitucional y no se han preocupado de mis problemas, que son la crisis económica, los temas de seguridad, la violencia y la crisis en salud”. Esa desilusión la traducen en un ambiente contra cualquier propuesta de Constitución. Los partidos tienen que preocuparse, porque aquí hay un peligro grande de que si se rechaza la nueva Constitución terminemos en una aventura populista.

¿Por qué podría ser así?

Porque esta decepción y molestia contra los políticos podrían llevar a la ciudadanía a buscar un líder populista que la salve de estos políticos que se dedican a discutir lo que no nos interesa. Entonces, aquí hay también un tema de mantener a Chile en un cauce institucional.

Usted atribuye el rechazo al proceso a su origen y a la crítica a los políticos, pero ¿qué responsabilidad le atribuye al proceso mismo y al de republicanos y Chile Vamos?

Este proceso ha sido, en el fondo y forma, totalmente distinto al anterior que yo viví.

La izquierda dice que se parecen…

No, este ha sido un proceso donde ha habido, en primer lugar, un Consejo Constitucional que fue elegido con la más alta votación que ha tenido en la historia cualquier órgano electo en Chile. Segundo, es un proceso que tenía bordes, expertos, donde no hubo asomo de querer refundar nada y donde se hicieron todos los esfuerzos para incorporar a los sectores que tenían minoría. Pero la minoría de izquierda votó siempre en contra, incluso, de sus propias ideas. Ahora, lo que uno observa conversando y viendo los estudios de opinión es que las personas rechazan la idea de tener una nueva Constitución, en cambio, apoyan la mayor parte del contenido, incluso el que la izquierda rechaza. Entonces, el tema no es el texto, es cómo logramos reencantar a la ciudadanía con la idea de aprobar una nueva Constitución, que es más moderna, que enfrenta mejor los desafíos de una democracia moderna, que es profundamente ciudadana y pone más límites y exigencias a los políticos. Pero, además, hay actitudes de los políticos que ahuyentan el apoyo ciudadano. Por ejemplo, cuando la izquierda dice que esta Constitución pone en posible peligro el aborto en las tres causales. Y cuando se le propone desestimar totalmente ese potencial peligro, vota en contra.

¿No hay actitudes en la derecha que ahuyentan del proceso? Como, por ejemplo, cuando se presidencializa la discusión y se meten Evelyn Matthei y José Antonio Kast…

La discusión durante el proceso fue excesivamente politizada y lo que sí falló en Chile Vamos y en los republicanos fue que no hubo un esfuerzo por comunicar lo que se estaba discutiendo y cuáles eran las posibilidades. Entonces, ya sea porque el proceso era muy rápido, no le dieron espacio a incorporar a la ciudadanía en las discusiones e informar. Eso sí que es una falla.

A diferencia del Rechazo en 2022, esta vez la dirigencia de la derecha está alineada por el “A favor”, pero no así sus electores, según dicen las encuestas. ¿Por qué?

Diría que hay un masivo voto del Rechazo que no está a favor en este momento. En parte porque está desencantado con esto, porque se le forzó un nuevo proceso. En parte, porque cree que la Constitución actual es una buena alternativa. Y en parte, porque no está informada de las ventajas de la nueva Constitución. Yo les pregunto: ¿Sería lógico perder la oportunidad de tener un mejor sistema político, que disminuya la fragmentación, que mejore la calidad de la política? Hay quienes creen que van a votar contra los políticos si rechazan, cuando en realidad van a votar a favor de que el Congreso haga la Constitución a su gusto. Al final van a votar a favor de los políticos y de que mantengan este tema vivo.

¿Ve incomodidad en la derecha con este texto? Hay temas como la paridad de salida, la eliminación de las contribuciones –que usted mismo criticó- que inquietan.

No es posible que toda la Constitución sea de gusto de todos. Lo central es que aquí tenemos un texto que profundiza una sociedad libre y democrática. Y por eso pienso que los sectores que estuvieron por el Rechazo, que van desde la socialdemocracia hasta la derecha más a la derecha, van a sumarse al “A favor”. Es un texto macizo, profundamente ciudadano, que establece nuevas exigencias y límites a los políticos, y pone fin a esta discusión, lo que es clave.

¿Hay que apurar a que los principales dirigentes políticos se pronuncien pronto para dar vuelta la sensación de derrota?

Es importante que tanto los líderes políticos como los dirigentes ciudadanos y los gremios vayan manifestando sus opiniones cuanto antes, porque hay poco tiempo. La ciudadanía ha estado muy alejada de este proceso y requiere informarse mejor. Más encima vienen los Panamericanos que nos tienen muy entusiasmados. Por ejemplo, para todos los pymes, los emprendedores, los empresarios y trabajadores, es fundamental aprobar esta nueva Constitución para que vuelva la estabilidad. ¿Quién va a invertir en un país que, además de que aumenta la inseguridad, le quieren cobrar impuestos nuevos, el Estado no aprueba los proyectos de inversión, y más encima no hay una Constitución?

¿Qué tan importante es que adhieran quienes estuvieron tras el 62% del Rechazo?

Lo importante es que distintos sectores, tanto movimientos ciudadanos y políticos, se vayan sumando a estar a favor de esta nueva Constitución. Mientras más recuperemos el voto del Rechazo, mejor.

¿Cómo dificulta el terreno si no se incorpora Amarillos y Demócratas?

Llamaría mucho la atención, porque objetivamente, leyendo el texto, no hay razones de fondo para que los sectores socialdemócratas no se incorporen. Me llama la atención que la izquierda, que está en contra, que critica el texto, no ha podido elaborar un argumento de fondo. Desde el Partido Comunista al PPD, que se han mostrado en contra, han dado siempre argumentos politiqueros, de decir “esta Constitución es muy de derecha”, “no nos tomó en cuenta a nosotros”. Dicen “no es la que nosotros queremos”. ¿Pero cuál es la norma realmente que los incomoda? Que lo digan.

¿Han sido poco transparentes?

No han encontrado un motivo de fondo, entonces se han ido por la crítica política. Y el gobierno no se ha atrevido a manifestarse en contra, porque sabe que tiene baja popularidad y que eso sería perjudicial para la causa del “En contra”. Políticamente, a la coalición de gobierno y al gobierno les conviene que la Constitución se rechace. Porque esto le permitiría empatar su contundente derrota de septiembre de 2022.

¿Cuánto le pesa a la campaña la figura de Kast? Ya se tildó al texto de la “kastitución”.

Es esperable que la campaña en contra trate de politizar esto, de encasillar esta discusión en que esto es una Constitución de los republicanos, de Kast, etc. El “A favor” va a estar apoyado por distintos líderes de todos lados. Y va a ser bastante más transversal, como lo fue el Rechazo. Terminar con una buena, nueva y moderna Constitución para Chile, que profundice una sociedad libre y democrática, es una tarea que debe convocar a todos. Kast es un líder con fuerte apoyo y su partido tuvo más de 3,5 millones de votos. Su apoyo es, además, necesario para movilizar a un sector de derecha que está hoy renuente. Nadie sobra.

Entonces falta Evelyn Matthei...

El desafío de lograr esta buena Constitución, que es más moderna y enfrenta mejor los desafíos actuales, es tan grande y tan importante que no me cabe en la cabeza que haya gente que se reste. El capital político disminuye cuando no se usa.

¿Cuáles son los riesgos para la derecha si es que no se aprueba este texto?

Si no se aprueba, definitivamente, a diferencia de lo que pasó después del Rechazo, todos los sectores políticos que estén en el “A favor” tienen que asegurarse de que el Congreso no genere un nuevo proceso para no perpetuar la incertidumbre. Todos los sectores políticos que estuvieron en el Rechazo y que van a estar en el “A favor” tendrían que lograr en el Congreso un acuerdo que deje la Constitución tal cual. Para no prolongar la incertidumbre malsana y paralizante en que estamos.

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