Prostíbulos, balas y una toma de 10 mil habitantes

Una de las discotecas identificadas en la toma Nuevo Amanecer es la Dubai City. Según vecinos, los ruidos y la fiesta por las noches esconden prostitución y tráfico de drogas. Foto: Andrés Pérez.

Una banda delictual liderada por extranjeros atormenta las tomas al sur de Santiago. En la Nuevo Amanecer, ubicada en Cerrillos, los vecinos denuncian riñas, balazos y la apertura de burdeles clandestinos que son foco de delitos. Pero también muestran otra cosa: hay zonas en la capital donde el Estado no existe.


Entre el reggaetón y los gritos en creolé, Dijimitour Paul, un ciudadano haitiano, baja corriendo unas escaleras a buscar a su tío, Enock Paul. Ambos habían llegado hacía un rato a una fiesta en un local clandestino al borde del Camino a Melipilla, en Maipú. Pero el local no tiene permiso para funcionar: está ubicado en una toma de terreno. Es la una de la mañana del sábado 1 de mayo del 2021, y el lugar está repleto.

Entonces el dueño del local, un haitiano de 30 años llamado James Zephirin, comienza a gritarle a Dijimitour Paul. Lo encara. La discusión fue creciendo, hasta que los Paul tuvieron que salir del lugar. Ahí fue cuando tres sujetos -según declaró un testigo- les dispararon a los dos haitianos que estaban siendo insultados.

Cuando la PDI llegó, encontraron dos cuerpos sin vida. Uno de ellos tenía sangre en sus manos. Los policías notaron que el local vendía alcohol, por las javas de cerveza apiladas. Cuando subieron al segundo piso, encontraron dormitorios. Dentro de ellos, camas de una plaza con las sábanas en desorden. También hallaron nueve gramos de pasta base.

Luego, un amigo de los Paul se acercó a declarar en reserva de identidad. Lo que explicó sorprendió a todos. El local al que fueron era un burdel, y Dijimitour Paul había contratado los servicios de una prostituta colombiana.

Lo otro que explicó el testigo era que Dijimitour Paul no cumplió con una parte del trato. Le ofrecieron 15 minutos de sexo a cambio de 15 mil pesos. Paul se pasó del tiempo. Quería seguir. Pero acabó sin vida.

El fiscal jefe de Cerrillos, Luis Pablo Cortés, de la Fiscalía Occidente, ha visto de cerca la causa. Dice que esto es parte de un fenómeno nuevo: las bandas delictuales que se están enquistando dentro de las tomas al sur de Santiago. Estos grupos, asegura, se financian de varias formas. Entre ellas, el tráfico de drogas y la apertura de prostíbulos.

Dos meses después de que los Paul perdieron la vida en una toma, los vecinos de otro campamento cercano, el Nuevo Amanecer, en Cerrillos, ven una fila de autos de alta gama, de marcas Audi, BMW y Mercedes Benz, hacer filas para entrar al campamento. El reggaetón que sale de sus parlantes se siente a varios metros de distancia. Mucha gente está encerrada: son tiempos de pandemia.

Desde sus casas, los vecinos que veían pasar el convoy se sorprendían. Pero lo que les llamaba la atención no era el lujo de los autos. Era que estaban haciendo fila para entrar a una discoteca dentro de la toma. Era noche de fiesta en Bombay, un restorán de día y un club nocturno al anochecer. Durante la pandemia eran pocos los que estaban abiertos. De ahí las filas de autos entrando al sitio.

En la toma Nuevo Amanecer de Cerrillos los vecinos han identificado varios burdeles clandestinos. De día son restoranes, pero de noche, se vuelven clubes nocturnos. Foto: Andrés Perez.

El fiscal Cortés dice que el caso de los Paul grafica muy bien el fenómeno. Pero que donde realmente se están enquistando estas bandas es en la toma Nuevo Amanecer, fundada el 2020. En tres años, este paño de 40 hectáreas se ha convertido en uno de los más peligrosos de la zona sur.

-La toma Nuevo Amanecer queda al frente de la Villa Oreste Plath- grafica Cortés-. Esta última ha estado ligada a bandas de narcotraficantes. Pero cuando llegaron bandas de colombianos y dominicanos a la nueva toma, hicieron un pacto con los de la villa: dividieron las zonas para no tener conflictos.

Cortés dice que esta especie de equilibrio se rompió a principios de este año.

-En enero, una de las bandas de la Villa Oreste Plath cayó en prisión preventiva. Eso generó un vacío en el tráfico, y los de la toma trataron de conquistar ese terreno. Esa disputa generó homicidios. Van cuatro este año. También van siete personas heridas con arma de fuego, cinco chilenos y dos extranjeros. Dos de ellos al interior del campamento, y el resto afuera.

El poder de fuego de la banda es evidente más allá de los límites de la toma. Pero al interior pocas investigaciones han podido avanzar. Es un terreno donde las instituciones prácticamente no llegan. Ahí, dice el fiscal, es donde estas bandas aprovechan para levantar prostíbulos y discotecas clandestinas. Es una forma de diversificar sus negocios.

-¿Lo de las discotecas? Había filas de estacionadores afuera en la pandemia.

Quien habla es Inés Fuentes. Sentada en su living, la acompañan Pamela Santisteban y Tomás Ives, artista visual. Todos son dirigentes de la toma Nuevo Amanecer. Fuentes y Santisteban, de hecho, viven ahí hace más de tres años. Sin alcantarillado ni agua potable, y sin electricidad hace meses, dicen que la situación no se sostiene. Así lo sienten en la toma.

-Cuando se metieron las discotecas empezaron los tiroteos. Trajeron prostitución y drogas- dice una vecina de la toma en reserva-. Pero acá no viene nadie. Ni Carabineros entra. Las ambulancias tampoco. Acá nos tienen botados.

Inés Fuentes, Tomás Ives y Pamela Santisteban, dirigentes de la toma Nuevo Amanecer. Foto: Andrés Perez.

Como el far west

Los vecinos de la toma Nuevo Amanecer afirman que el Estado de Chile los abandonó.

Así lo dice Inés Fuentes (53), una operadora de grúa horquilla que vivía en el segundo piso de la Villa Oreste Plath de Cerrillos. Al frente de su casa estaba el exvertedero Lo Errázuriz, un terreno vacío hace años. Pagaba la mitad de su sueldo en arriendo, y tenía que financiar los estudios de su hija.

Por eso, cuando el 13 de julio de 2020 supo que se estaban tomando aquel terreno, no lo pensó dos veces. Cruzó, delimitó su espacio con palos y pasó la primera noche en una carpa. Fue la décima persona en agarrar parte del terreno, cuenta con orgullo. Estaba empezando a cumplir el sueño de la casa propia.

-Durante años metí plata para que me saliera el subsidio. Y quedé fuera por un punto. Me las lloré todas. Ahí dije: cuando se tomen al frente, voy a ser la primera en estar ahí.

Lo otro que dice Fuentes es que al principio a la toma solo llegaron chilenos. Pero tres días después, el 16 de julio, por la calle América Indígena apareció una columna interminable de haitianos. Se habían pasado el dato y también venían a conseguir terrenos. Fuentes dice que entonces vio las primeras peleas, a combos y a palos, de chilenos defendiendo sitios de los haitianos.

-Los haitianos venían escapando del hacinamiento. Vivían en Lo Espejo, La Cisterna, Estación Central, Rancagua. Gente que vivía en cités, donde convivían 10 familias en una casa. Y la habitación vale 300 lucas al mes. Entonces, si tienes dos hijos, cuatro personas en una pieza, con solo un baño para cinco familias en la pandemia, era una situación imposible. Te vuelves loco -detalla Tomás Ives.

Según las estimaciones de los dirigentes, más del 70% de los habitantes de la toma son haitianos. Escaparon del hacinamiento que vivían en otras comunas de Santiago. Foto: Andrés Perez.

Las escenas que vieron en ese primer tiempo eran insólitas, dice Ives.

-Había un chileno que tenía corrales en este terreno, que andaba a caballo con una escopeta. Tiraba balazos cuando se acercaban mucho a su sitio. Andaba correteando a la gente. Todo era como un far west.

El terreno que se tomaron Fuentes y los haitianos, dice Ives, pertenece a una serie de empresas privadas, entre ellas, Goodyear y Copec. La falta de reacción de estas frente a la ocupación permitió que esta creciera sin control. A las semanas ya se habían edificado los primeros radieres y viviendas sencillas. Simultáneamente, aparecieron almacenes, ferreterías. El campamento se extendió por todo el paño. A los meses se convirtió en la toma más grande de la Región Metropolitana. De hecho, según cifras del Serviu Metropolitano, se estima que en el paño viven dos mil familias.

La toma de Cerrillos se convirtió rápidamente en la más grande de Santiago. Viven dos mil familias en 40 hectáreas. La falta de control ha generado un mercado inmobiliario irregular. Un terreno, por ejemplo, puede costar hasta tres millones de pesos. Incluso, hay casas que se arriendan por 300 mil. Foto: Andrés Pérez.

La necesidad de organizarse se volvió imperiosa. Por eso, alzaron a Fuentes como dirigenta. La acompañó Pamela Santisteban, una peruana que se mudó desde La Cisterna a la toma. Le compró un terreno a un haitiano en dos millones y medio.

Lo que dicen las dirigentas es que han tenido que aprender a lidiar con situaciones que las sobrepasan. Por su rol, han visto de cerca la precariedad y el abandono del Estado que se vive dentro de la toma. Dentro de ella, aseguran, pasa de todo.

Fuentes y Santisteban dicen que corren peligro como dirigentas. A veces se sienten sobrepasadas. Tienen que tratar los problemas de mucha gente. Pero los recursos son pocos. Foto: Andrés Pérez.

-Lo primero que nos pasó fueron los conflictos por las ventas de terreno -dice Fuentes-. El 2021 muchos haitianos se quisieron ir a Estados Unidos. Entonces, muchos vendieron su terreno, pero cuando no pudieron irse, volvían a pedirlo de vuelta.

Fuentes cuenta que ya que no hay títulos de dominio ni forma de acreditar propiedad, ella tenía que llevar un registro de las compras y ventas dentro de la toma.

-Me pasaba que venían tanto el comprador como el vendedor a exponer sus quejas. Ahí yo tenía que tomar las decisiones. Es como si fuera una especie de notaría o de juzgado. Y es peligroso. La otra vez le pegaron 30 tiros a la casa de una dirigenta. Si favoreces a uno más que al otro, se enojan y te balean.

Pero el punto de quiebre, relatan vecinos de la Nuevo Amanecer, fue la llegada de un grupo de inmigrantes dominicanos. Esto marcó un antes y un después. Ese verano del 2021 fue cuando aparecieron las primeras discotecas. Esto trajo riñas y balazos. La más conocida en la toma es la Dubái. También es de las más centrales. “Es tanto, que esa disco sale en Google Maps”, retrata Ives.

Dubai funciona de día como restorán. Pero de noche, dicen vecinos de la toma, hay alcohol, drogas y prostitución. Foto: Andrés Perez.

El fiscal Cortés explica quién está detrás de la inseguridad en el campamento.

-Lo que hemos podido investigar es que hay un colombiano que controla esta banda. En total son unas siete personas. Están siendo investigadas por tráfico de drogas y porte de arma ilegal. Ellos son los que ponen estos locales que los disfrazan de discotecas, pero son prostíbulos. Hemos identificado tres hasta el momento.

Este mercado nocturno sin control tiene desesperados a los vecinos.

-Una vez llegó una vecina a las tres de la mañana a mi casa -recuerda Santisteban-. Me despertó. Me dijo que tuvo que esconderse con sus dos hijos chicos debajo de una mesa, porque sentía los balazos de una pelea cuando salían de una discoteca.

Tomás Ives recuerda el episodio más tenso que vivió en la toma. Fue un incendio en el sector de los dominicanos. Ahí se dio cuenta quiénes eran los vecinos nuevos.

-Lo recuerdo bien, fue el 3 de enero del 2022. Se estaba quemando una casa. Les dije a los bomberos por dónde se tenían que ir. Luego veo que venían de vuelta. Me dijeron que se devolvieron porque los pescaron a balazos en la esquina.

Ives recuerda que luego se enteró de la real causa del incendio. Quedó petrificado cuando se enteró.

-Fueron unos colombianos que le encargaron a un niño que tirara un neumático quemándose dentro de una casa. Como es material liviano, agarró ocho casas altiro. Al niño lo habían amenazado. Le dijeron que le iban a matar a la mamá.

Las calles de la Nuevo Amanecer, fueron trazadas sin orden. Por eso, dice el fiscal jefe de Cerrillos, a las policías les cuesta entrar. Foto: Andrés Perez.

No se puede llegar

El fiscal Cortés dice que para las instituciones es muy difícil acceder a la toma. Una de las razones es la forma como está construida: sin un orden lógico. Lo dice mientras muestra un mapa en su computador.

-Estas primeras casas son las de los chilenos y los haitianos. Pero nosotros no nos hemos podido meter acá atrás, donde están las bandas funcionando. Para llegar ahí tienes que pasar por toda la toma. Hay casas a las que sencillamente no se puede entrar.

Cortés dice que esto favorece a esas bandas.

-Lo que creo es que buscan meterse a lugares como una toma, porque ahí es difícil que los organismos del Estado lleguen. Esto les da una protección geográfica. Además, tienen a la población amenazada. Entonces, cuando vamos a tomar declaraciones, nunca nadie sabe nada. Hay un silencio impuesto.

Foto: Andrés Pérez.

La falta de presencia de las instituciones ha dejado a la población sin servicios de seguridad social básicos. Por ejemplo, abundan las guarderías irregulares ante la falta de jardines.

Lo otro que pena en Nuevo Amanecer, dice Cortés, es una herida silenciosa: la violencia intrafamiliar.

-Los casos VIF en la toma son cada vez más brutales. Hace una semana vimos a una mujer apuñalada en el pecho. Una herida de dos centímetros de profundidad. Hemos visto, incluso, martillazos. Al principio pensábamos que había pocos casos así, porque nos llegaban los más graves. Pero nos dimos cuenta de que es porque no denuncian, por la barrera idiomática, o porque están en situación de irregularidad.

De hecho, según Tomás Ives, el 15% de los habitantes en el campamento está en situación de irregularidad.

En el campamento no hay jardines infantiles. Lo que funcionan son guarderías irregulares, que corren algunas mujeres haitianas. Foto: Andrés Perez.

La alcaldesa de Cerrillos, Lorena Facuse, está al tanto de los homicidios y de los delitos en el lugar. Dice que la ausencia del Estado es evidente, y que la toma se debe erradicar. Pero que como municipio no tienen los recursos para hacerse cargo de ella.

-Necesitamos urgente que haya luz, agua y seguridad pública. Para eso, hay una mesa de trabajo con la Delegación Presidencial y con dirigentes. Nosotros no necesitamos que vaya la policía a hacer un operativo una vez a la semana. Necesitamos que estén desde el jueves hasta el lunes en la mañana. Pero los carabineros de nuestra comuna no cuentan con los vehículos ni implementos para entrar en la toma.

Desde el Serviu Metropolitano dicen que ya realizaron la primera asamblea con los 11 dirigentes del campamento. La idea es generar un diagnóstico de cómo se intervendrá. Pero Ives cree que las mesas de trabajo y los diagnósticos son una respuesta lenta frente a las urgencias que tienen. Las soluciones que hay ahora, dice, no están funcionando.

En la toma no hay servicios básicos. A la corriente eléctrica acceden colgándose de la red de la villa de al frente. Por eso, algunos vecinos deben hacer riesgosas conexiones artesanales, sin ninguna preparación ni protección. Foto: Andrés Pérez.

-No hay forma de desplazar una toma de 2.500 familias. Ni tampoco sirve atacar el problema de manera individual, como lo hace el Estado. Porque cuando entregan un subsidio, la persona que se lo gana se va a su casa, pero le vende a otra persona que se viene para acá. O si demuelen la casa, otra persona se tomará el lugar.

Así, los dirigentes se disponen a otro fin de semana de discotecas. Temen que esta vez también habrá tiroteos. Se ha convertido en costumbre. Por eso, Pamela Santisteban dice que en la toma ya perdieron la esperanza de que alguien los ayude.

-La gente viene y nos ilusiona. Nos dice que nos van a ayudar, pero después desaparecen. Al final, acá nadie cree en lo que nos digan. Las soluciones las buscamos cada uno por su lado.

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