Los escenarios del contralor: ¿Qué pasa si pierde también en la Corte Suprema?

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El contralor, Jorge Bermúdez.

Si la Suprema confirma la postura de la Corte de Apelaciones, Bermúdez optaría por dejar su cargo.


El cartel, impreso en una hoja en blanco, dice "No Entrar" y cita brevemente la resolución de tribunales que ordena mantener intacta la oficina de la subcontralora Dorothy Pérez mientras se determina si debe o no ser reintegrada a la Contraloría General de la República.

La puerta está sellada con una huincha amarilla, para impedir cualquier vulneración, y antes de la clausura, un ministro de fe dio cuenta de todos los implementos que estaban en el interior del recinto. En el noveno piso del edificio de Teatinos 56, Jorge Bermudez, el contralor, puede ver a diario el recordatorio físico de que hay un tema pendiente con quien fue su subalterna y segundo a bordo hasta que le solicitó su renuncia y ella decidió que no, que por su cargo era inamovible.

Ayer la Tercera Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago le dio, en primera instancia, la razón a Pérez y su abogado, Ciro Colombara. Por tres votos a favor y ninguno en contra, determinó que la abogada debía permanecer en su puesto luego de que Bermúdez la removiera del cargo, aludiendo a falta de confianza después de que ella fuera citada a declarar en calidad de testigo en el caso del millonario fraude en Carabineros. Desde aquel 20 de agosto en que se quebró definitivamente la relación han pasado casi dos meses en que Bermúdez declaró su puesto vacante, nombrando incluso una reemplazante, y Pérez presentó un recurso de protección aludiendo al artículo 4 de la Ley Orgánica de Contraloría, que señala que la única persona que puede removerla es el Presidente de la República, previa resolución judicial.

Bermúdez se enteró de su derrota en primera instancia mientras regresaba a Santiago desde Valparaíso, tras exponer en el Congreso respecto del fuero maternal de las integrantes de las Fuerzas Armadas. Sus cercanos dicen que no hubo sorpresa por la determinación, pero sí por la unanimidad del fallo. Ese golpe sí era inesperado. Ya en la capital, se reunió con su gabinete, entre ellos, su mano derecha, el abogado Carlos Peña Ramírez y el jefe jurídico de la entidad fiscalizadora. Horas más tarde, conversó con toda la primera plana de la institución. Era una reunión de los directores estaba fijada con anterioridad, pero las circunstancias hicieron inevitable que se abordara el revés judicial. Bermúdez informó que el Consejo de Defensa del Estado apelaría ante la Corte Suprema en el plazo legal establecido para ello -cinco días hábiles-, y que estaba seguro de tener los argumentos legales para revertir la determinación.

Lo que en su entorno aseguran es que en ninguna circunstancia él volverá a trabajar con Pérez y que si el máximo tribunal determina que ella debe retornar, entonces él actuará en consecuencia "con sus convicciones". No lo ha dicho, recalcan, pero todos entienden que ello significa renunciar, aunque la certeza en su equipo es que tal paso no será necesario.

El caso Marelic

Bermúdez ha recordado en estos días el caso del ex director del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), Branislav Marelic, quien obtuvo en abril pasado la razón por parte de la Corte de Apelaciones de Santiago respecto de que su destitución era ilegal. Sin embargo, en septiembre la Tercera Sala de la Corte Suprema dictaminó que "rechaza en todas sus partes" el recurso de protección deducido por Marelic y mantuvo a firme la decisión de sacarlo de la testera.

Esta misma sala, integrada por el ministro Sergio Muñoz, con quien Bermúdez se enfrentó ante el Tribunal Constitucional por una disputa de competencia en el caso DGAC, es la que debe resolver esta causa.

Fuentes de Contraloría señalan a La Tercera PM que la contienda entre ambos es más una caricatura de la prensa que un hecho real, incluso, comentan, coincidieron hace dos semanas en el lanzamiento en la Universidad de Chile de un libro sobre derecho administrativo. El trato, sostienen, fue cordial, como corresponde a dos autoridades.

Tal es la confianza que Bermúdez tiene en que la Suprema será ecuánime, que ha descartado la vía de recurrir previamente al TC para que se pronuncie sobre el artículo que sostiene la inamovilidad de Dorothy. "Se leería como una presión y no es la señal que queremos enviar" sostiene una alta fuente de Contraloría.

La apuesta es que el próximo fallo lo favorezca íntegramente; o a lo menos sea conciliatorio, en la línea de no obligar al reingreso de Pérez, pero que se establezca, por ejemplo, que la interpretación puede ser ambigua y que debe ser precisada.

Hoy Bermúdez abordó los escenarios. Frente a la opción de volver a trabajar con Dorothy recalcó que sería "difícil, ¿no?, complicado, qué quiere que le diga" y sobre su permanencia como máxima autoridad fiscalizadora argumentó que "sigo trabajando con las mismas ganas para que este país sea menos corrupto".

Sus colaboradores destacan que esas "ganas" le han granjeado varios enemigos: "Es ingrato el rol de quien debe ejercer el control. Algo de eso hay en todo lo que ha pasado", plantean.

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