Columna de Augusto Álvarez Rodrich: El presidente chileno que se entromete

Gabriel Boric posa junto a otros líderes de la región, como el Presidente de Argentina, Alberto Fernández, y su homólogo de Cuba, Miguel Díaz-Canel, para la foto grupal durante la VII Cumbre de la Celac en Buenos Aires, el 24 de enero de 2023. Foto: AP

De Boric se puede esperar cualquier cosa; de Chile, no.


Por Augusto Álvarez Rodrich, economista y periodista peruano

Es lamentable que Gabriel Boric se haya sumado a los presidentes de la región que creen que el Perú es su chacra, en la que pueden entrometerse como quieran, pero, principalmente, por la insolencia y majadería de demandar “la imperiosa necesidad de un cambio de rumbo” por parte del jefe de Estado de una nación vecina y con una relación pasada compleja con el país.

Boric se aúna, así, al entusiasmo de Andrés Manuel López Obrador, Gustavo Petro, Luis Arce y Alberto Fernández de defender el golpismo y la corrupción del expresidente Pedro Castillo, reflejando de este modo que la ideología puede justificar un golpe de Estado si el golpista es socio del club.

Se trata de intromisiones que implican un diagnóstico equivocado y parcial de lo que ocurre en el Perú, algo que una embajada tradicionalmente tan profesional como la de Chile en Lima debe tener pleno conocimiento.

Michael Reid, el editor senior de The Economist para América Latina, comentó: “Esta intervención de Gabriel Boric es una de las más desafortunadas de su presidencia. Debía también llamar a la extrema izquierda en el Perú, que incluye Sendero Luminoso, y a las economías ilegales, a dejar de atentar contra la democracia, la policía y los edificios públicos”.

El desliz de Boric puede obedecer a su inexperiencia en política exterior o a la necesidad de contentar a su audiencia progresista, pero, en cualquier caso, constituye una imprudencia grave pues proviene del presidente de un país como Chile con el que el Perú viene construyendo, desde hace más de un cuarto de siglo, una relación bilateral para el beneficio mutuo, lo cual ha estado al margen de los colores políticos de los gobiernos de turno en ambos lados.

La crisis política peruana es muy compleja y aún no hay consenso sobre cómo resolverla, aunque el camino de la elección adelantada para este año se cae de madura, pero en lo que sí hay coincidencia es en que el Perú no necesita la intromisión de presidentes de otros países, y menos del de Chile, país con el que es tan importante avanzar en el afianzamiento de una relación bilateral sólida, la cual ha dañado Gabriel Boric con comentarios que más parecen un reel de TikTok antes que la declaración de un estadista.

(Columna de hoy publicada en el diario peruano La República, donde el autor escribe una columna diaria sobre política)

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