El inusual rol de Washington en la crisis política de Israel: llamados de advertencia a Netanyahu

El entonces vicepresidente Joe Biden (derecha) se prepara para firmar el libro de invitados antes de su reunión con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, en Jerusalén, el 9 de marzo de 2010. Foto: Reuters

El Presidente Biden advirtió al gobierno israelí que estaba en juego la imagen del país como única democracia en Medio Oriente.


El gobierno de Joe Biden no quedó indiferente a los esfuerzos del primer ministro, Benjamin Netanyahu, de reformar el poder judicial de Israel, y le envió una serie de advertencias al mandatario israelí sobre que estaba poniendo en peligro la reputación de ese país como la verdadera democracia de Medio Oriente.

Y la última llegó el martes cuando el Presidente Biden dijo que Israel “no puede continuar por este camino”. “Como muchos fuertes partidarios de Israel, estoy muy preocupado. Me preocupa que lo entiendan bien. No pueden continuar por este camino. De alguna manera lo he dejado claro”, indicó.

En su primera respuesta a los comentarios de Biden, Netanyahu escribió una serie de tuits, en los que dijo que aprecia el “compromiso de larga data con Israel” del presidente, pero agregó deliberadamente que “Israel es un país soberano que toma sus decisiones por la voluntad de sus personas y no en base a presiones del exterior, incluso de los mejores amigos”.

El líder israelí también dijo que su “administración está comprometida con el fortalecimiento de la democracia mediante el restablecimiento del equilibrio adecuado entre las tres ramas del gobierno, que nos esforzamos por lograr a través de un amplio consenso”.

Después de que Netanyahu despidió al ministro de Defensa, Yoav Gallant, el domingo por proponer una pausa en la tramitación de la reforma judicial, la portavoz de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Adrienne Watson, emitió una declaración e instó “firmemente a los dirigentes israelíes a que lleguen a un acuerdo lo antes posible”. Asimismo, indicó que el Gobierno estadounidense se ha mostrado “profundamente preocupado por los acontecimientos” en Israel.

“Las sociedades democráticas se fortalecen mediante controles y equilibrios, y los cambios fundamentales de un sistema democrático deben perseguirse con la base más amplia posible de apoyo popular”, indicó.

Israelíes protestan después de que el primer ministro Benjamin Netanyahu destituyera al ministro de Defensa, Yoav Gallant, en Jerusalén, el 27 de marzo de 2023. Foto: Reuters

En la declaración se señala que el Presidente Biden le había dicho a Netanyahu por teléfono hace una semana que los valores democráticos “siempre han sido, y deben seguir siendo, un sello distintivo de la relación entre Estados Unidos e Israel”. Los cambios importantes en el sistema, dijo Biden, solo deben “perseguirse con la base más amplia posible de apoyo popular”.

Según The New York Times, “la declaración fue sorprendente porque en tiempos normales, la línea estándar para una Casa Blanca, ya sea demócrata o republicana, es que Washington no interfiere en la política interna de sus aliados”. Si bien, señaló el diario, ese nunca ha sido el caso, porque interfiere constantemente de manera sutil. “En este caso, Biden y sus asesores abandonaron todas las pretensiones y se pusieron públicamente en desacuerdo con Netanyahu, a pesar de que en las conversaciones con los funcionarios de la administración se presentó a sí mismo como un hombre que busca desesperadamente un compromiso”.

La controvertida reforma daría a Netanyahu, que está inmerso en un juicio por cargos de corrupción, y a sus aliados la última palabra en el nombramiento de jueces. También otorgaría al parlamento, controlado por sus aliados, autoridad para revocar decisiones de la Corte Suprema y limitaría la capacidad de la corte de revisar leyes.

Netanyahu afirma que la reforma hace falta para poner freno a una corte progresista y demasiado intervencionista de jueces no electos. Pero sus rivales dicen que el plan concentraría demasiado poder en manos de los aliados de Netanyahu. También señalan que tiene un conflicto de interés como acusado en un proceso penal. Esta iniciativa ha gatillado protestas en todo el país que se han extendido por doce semanas.

Luego que el premier israelí reconociera el lunes por la noche en un horario de máxima audiencia, las divisiones en el país y anunciara que demoraría la legislación un mes, las tensiones parecían calmarse. Aunque no del todo, porque su gobierno se encuentra sumido en el caos y el ministro Gallant se niega a renunciar.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, asiste a una reunión en la Knesset, el parlamento de Israel, en medio de manifestaciones después de que destituyó al ministro de defensa mientras su gobierno de coalición nacionalista presiona con su reforma judicial, en Jerusalén, el 27 de marzo de 2023. Foto: Reuters

Los ayudantes del ministro de defensa despedido dijeron que, a pesar de su destitución, Gallant permanecería en su puesto. Si bien la rescisión normalmente habría entrado en vigencia el martes, los asistentes de Gallant dijeron que nunca se le notificó formalmente. Los portavoces de Netanyahu y su partido, el Likud, no hicieron comentarios de inmediato.

A nivel externo, la Casa Blanca expresó su alivio por la suspensión de la iniciativa y de hecho Netanyahu es uno de varios líderes mundiales que el gobierno de Biden invitó a hablar el miércoles en una “Cumbre por la Democracia”. La reunión es parte del esfuerzo del mandatario estadounidense para anunciar la independencia judicial y otros valores que los críticos, incluidos muchos en Israel e incluso en la órbita del primer ministro, dicen que Netanyahu está socavando activamente, indicó The Washington Post.

Netanyahu ya grabó un mensaje de video para la cumbre democrática de Biden y lo envió a funcionarios estadounidenses en Washington, dijo un diplomático al periódico. El gobierno de Biden no ha dado indicios de que planee rescindir la oportunidad de hablar de Netanyahu en la cumbre, aunque algunos partidarios liberales de Israel dicen que proporcionar una plataforma para Netanyahu en las circunstancias actuales está en desacuerdo con la misión de la cumbre.

“Creo que enviaría una señal desmoralizadora al público israelí que ha estado protestando por su democracia durante meses”, dijo a The Washington Post Joel Rubin, exfuncionario de la administración Obama y exdirector ejecutivo del Congreso Judío Estadounidense. “El poder del liderazgo del presidente como amigo de Israel desde hace mucho tiempo es inmenso”.

El domingo por la noche, los funcionarios de la Casa Blanca llegaron a dos conclusiones, indicó The New York Times. La primera fue que Netanyahu había cometido un grave error de cálculo cuando anunció el despido del ministro Gallant.

La segunda conclusión, dijeron, fue que Netanyahu estaba buscando una salida a la crisis y se benefició al decirles a los socios de derecha en su frágil coalición que no podía arriesgarse a perder el apoyo del aliado más importante de Israel. Su mensaje, dijo un alto funcionario, era que Israel pronto podría enfrentarse a una crisis con Irán, que se está acercando cada vez más a una capacidad de armas nucleares, y que no podía permitirse alienar a Washington.

Ante los informes de prensa de que Biden pronto iba a recibir al premier en Washington, el gobierno estadounidense clarificó que no existe una invitación. Y luego el Presidente Biden señaló que Netanyahu no será invitado a la Casa Blanca “en el corto plazo”.

Esta declaración viene luego que Tom Nides, el embajador de Estados Unidos en Israel, sugirió que una visita a Washington era inminente en una entrevista con la radio israelí el martes. “Obviamente vendrá... Supongo que después de Pesaj”, dijo Nides a la Radio del Ejército de Israel, refiriéndose a la festividad judía del próximo mes. “No hay duda de que el primer ministro vendrá a ver al presidente Biden. Han sido amigos durante 40 años”.

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