Los íconos de la protesta social: Cómo la calle impuso sus símbolos, la desventaja de los partidos y lo que se espera para el plebiscito

matapaco

"No somos ni de izquierda ni de derecha, somos los de abajo y vamos por los de arriba". El mensaje da cuenta de la lejanía que mantiene la movilización de los partidos y el gobierno, lo que se manifiesta en el lenguaje que construyó la movilización espontáneamente en los últimos 50 días.


Murales, mosaicos de cerámicas, peluches, carteles y el transitorio monumento en cartón en la plaza de la Aviación que tras quemarse devino en arreglo floral. Desde el estallido social del 18 de octubre la imagen del perro Matapacos se transformó en uno de los íconos de la protesta social.

La iconografía del movimiento social es amplia en formato y en contenido. Pikachu, Gabriela Mistral con pañoleta verde, la "capucha pa´ tu lucha" y frases como "Hasta que la dignidad se haga costumbre" y  "No son 30 pesos, son 30 años" adornan todas las ciudades y tienen vida propia en redes sociales. Capítulo aparte es el mensaje feminista de Lastesis, que ha sido replicado en varias ciudades del mundo. "Si hubiera que compararlo con algo, la iconografía de este estallido, se parece más a mayo del 68 en Francia, que hubo un nivel de espontaneidad muy grande.La cosa social es mucho más diversa que lo que fue la campaña anterior por el sí y el no", dice el director de TV Jaime de Aguirre, creativo de la campaña del No en el plebiscito de 1988.

"No somos ni de izquierda ni de derecha, somos los de abajo y vamos por los de arriba". El mensaje da cuenta de la lejanía que mantiene la movilización de los partidos y el gobierno, lo que se manifiesta en el lenguaje que construyó la movilización espontáneamente en los últimos 50 días.

Aunque ha intentado suscribir al movimiento, la oposición está al margen. Sus banderas e íconos no existen en la calle. Lo saben y les preocupa de cara al plebiscito y las próximas elecciones. Por eso no es casualidad que -por ejemplo- el Instituto Igualdad del Partido Socialista hace unos días comenzara a viralizar informativos replicando los símbolos de la protesta.

"Yo dejaría que esto quede desde la calle, lo dejaría ahí en esa tribuna. Que no obedecen a una lectura corporativa. Sería un tremendo error que los partidos trataran de apropiarse. Hasta ahora ha sido una cosa buena que no estuvieran como sus banderas", dice Claudio Garrido, investigador de la Escuela de Publicidad de la UDP, que inició un estudio sobre el fenómeno en el marco del estallido social.

Martín Vinacur, socio de Aldea Santiago y académico del Magíster de Comunicación Política de la UAI, alude a la desventaja que también tiene el gobierno para contrarrestar la iconografía de la calle.

El creativo argentino que asesoró una de las campañas de Michelle Bachelet dice que al oficialismo le cuesta más crear símbolos que empaticen con la ciudadanía, "porque carece de toda empatía. Y los símbolos que prenden son condensaciones de alta sensibilidad: no hay ingeniería simbólica sin empatía".

Bracey Wilson, director del magíster de Marketing de la UAI, también está estudiando la iconografía del movimiento. Su balance es que "al otro lado del movimiento social (en el oficialismo) hay una cierta flojera de entender. Siguen creyendo que estamos en los '80. Están desconectados de la generación, por eso su iconografía es la obvia, como la bandera chilena". 

El plebiscito

Los mensajes que ha instalado la protesta social serían recurrentes de cara al plebiscito de abril por una nueva Constitución.

Aunque todavía están en el imaginario las campañas del Sí y el No del '88, el exdirector ejecutivo de TVN Jaime de Aguirre -quien formó parte de la épica campaña del No- sostiene que habrá pocos paralelos: "Tiene algunas características del Sí y el No, solo que en este caso es al revés. Nadie tiene idea claramente de cómo va a ser. Lo otro era mucho más estructurado. Esto corresponde a un movimiento social mucho más diverso, abierto, los intereses son muy distintos, las divisiones no son tan claras, como fue en el Sí y el No, que era en torno a Pinochet. ¿Quiere o no quiere a Pinochet?".

Vinacur, en tanto, señala que "dado que, según los últimos estudios, el piso de quienes están a favor de una nueva Constitución ronda el 80%, me cuesta imaginar una campaña del 'No' que no remita a cierta nostalgia pre democrática o a la Chilezuelización".

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