Largas esperas, bajos sueldos: la crisis que golpea al sistema de salud británico

Enfermeras del Servicio Nacional de Salud de Londres sostienen pancartas durante una huelga mientras marchan en medio de una disputa con el gobierno sobre los salarios. Foto: REUTERS.

Con paros en diversas secciones del elogiado sistema de salud, el que incluye el de enfermeras y a conductores de ambulancia, esperas que en tiempos normales no debería pasar de los 20 minutos, hoy demoran una hora. Colas con pacientes en los hospitales se han convertido en lo habitual, mientras el gobierno de Rishi Sunak se niega a sentarse a negociar.


Alabado en distintos lugares del mundo, el Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) sufre una de sus mayores crisis de mano de sus principales actores: las enfermeras, paramédicos y los conductores de ambulancias, quienes exigen una mejora en sus sueldos.

Considerando que para todos los niveles de renta en Reino Unido, los ciudadanos esperan servicios sanitarios eficientes – los que son, en su mayoría, gratuitos —, las largas esperas se están haciendo habituales entre los pacientes. Los altos costos de la vida, acompañado por una inflación cercana al 10%, han empujado al sector a llamar a huelgas de magnitudes que no se observaban desde hace años en suelo británico.

La petición del sindicato de enfermeros es de un reajuste del 19%, lo que contrasta con el 4,75% que propuso el gobierno de Rishi Sunak, el que llegó al poder luego de la debacle financiero ocasionado por su antecesora, Liz Truss. Bajo la promesa de mantener una política fiscal austera, el gobierno se ha negado a negociar un reajuste monetario con el rubro de la salud, argumentando que “sería irresponsable seguir adelante con aumentos salariales de dos dígitos”, dijo un portavoz de Sunak el lunes a los medios británicos.

Un miembro del personal del servicio de ambulancias camina junto a las ambulancias estacionadas cerca de The Royal London Hospital, en Londres. Foto: REUTERS.

Otros gremios también se han paralizado, en lo que ha sido calificado por la prensa como el “invierno del descontento”. Paros de bomberos, manipuladores de equipaje, paramédicos, los encargados de los exámenes de conducción, funcionarios migratorios, conductores de autobús, trabajadores de la construcción y la industria ferroviaria son algunos de los sectores en huelga, en lo que se ha convertido en una de las movilizaciones más importantes de los últimos años.

Sin embargo, el de la salud cuenta con un amplio apoyo social, especialmente gracias a su labor durante la pandemia del Covid-19. Y el gabinete del primer ministro está entendiendo que no es lo mismo enfrentarse a los “jefes sindicales”, como llama a los líderes de los gremios tradicionales con los que el gobierno se resiste a negociar, a hacerlo con el gremio de la salud. Una encuesta de YouGov realizada durante diciembre reveló que el 64% de los británicos apoyaban la huelga de los y las enfermeras.

Se estima que faltan 50.000 profesionales en la red de salud pública de Reino Unido, y la mitad de las nuevas contrataciones vienen del extranjero, debido a la incapacidad de formar suficientes enfermeros al interior del país. Los bajos sueldos – al menos, para el estándar continental – sumado a los impedimentos en la integración laboral luego del Brexit, han dificultado los intentos por subsanar este problema.

“Se están aprovechando de nosotros”, dijo a Washington Post Rachel Ambrose, enfermera especializada en salud mental que trabaja con niños y adolescentes en Oxford. “No buscamos un estilo de vida extravagante. Somos enfermeras. Solo queremos pagar nuestras facturas. Queremos calefacción”, alegó.

En paralelo, unos 10.000 trabajadores de ambulancias de Inglaterra y Gales iniciarán una huelga desde el miércoles 21, mientras que miembros del Real Colegio de Enfermeros lo harán el jueves, en lo que se convertirá en su primera movilización en 106 años de historia.

Desde el gobierno británico ya adelantaron que dispondrán de 1.200 soldados del ejército para conducir ambulancias durante las vacaciones, y no descartan recurrir a funcionarios de otros organismos para solucionar la falta de personal en las aduanas, consignó el mismo medio estadounidense.

“Ahora empezamos con una disculpa”, dijo a The New York Times la conductora de ambulancias de Wrexham, Rachel Parry. “Cada trabajo ahora inicia con un: ‘Hola, lo sentimos mucho, llegamos tarde’. Se ha convertido en la norma”, reveló.

Durante un turno de este mes llegaron con un paciente cerca de las 10 de la mañana a un hospital al norte de Gales. Recién a las 16:30 pudieron bajarla del vehículo. La paciente de 47 años, quien se quejaba de un dolor agónico en la espalda y sentía un entumecimiento en ambas piernas, debió esperar más de 12 horas entre que llamó al servicio de ambulancias y el momento en que ingresó al hospital. Una situación completamente fuera de lo ordinario, en momentos de normalidad.

Steve Barclay, Secretario de Salud, mantuvo durante este martes una reunión con los sindicatos del rubro. Sin embargo, las discusiones sobre salarios no fueron parte de la instancia. “Valoro enormemente el trabajo de nuestro personal del Servicio Nacional de Salud y me decepciona que algunos miembros de los sindicatos sigan adelante con la huelga. Los sindicatos han hecho un llamamiento a la huelga para causar el máximo trastorno e inevitablemente esto tendrá un impacto”, dijo en un tweet tras el encuentro.

Se espera que las manifestaciones se mantengan durante lo que queda de año, y nuevos rubros, como el de los profesores, podrían sumarse a inicios del próximo mes.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.