Macri: el anfitrión que se juega todo en plena crisis

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El mandatario transandino recibe la cumbre internacional en el peor de los escenarios.


La suspensión de la final de la Copa Libertadores, que no se pudo llevar a cabo durante el fin de semana en Buenos Aires a causa de evidentes fallas del plan de seguridad, fue suficiente para poner en cuestión las aspiraciones del Presidente argentino Mauricio Macri frente a la cumbre del G20.

Los incidentes en las inmediaciones del estadio Monumental levantaron una ola de críticas y cuestionamientos sobre la capacidad del gobierno transandino de ser anfitrión de este tipo de eventos. Y es que más allá de la incertidumbre frente al desarrollo del megaoperativo preparado por el gobierno -que movilizará a 22.000 funcionarios en tres anillos de seguridad- y a la amenaza que representan las ya anunciadas manifestaciones en contra de la cumbre, el mandatario recibe al G20 en plena crisis económica y debilitado políticamente. Argentina terminará 2018 en recesión.

Hace algunos meses, la reunión de las principales potencias mundiales en su territorio aparecía como la oportunidad perfecta para el líder de Cambiemos para reposicionar a Argentina a los ojos de los inversionistas, en especial tras el acuerdo alcanzado con el FMI a fines de septiembre. Asimismo era una plataforma para impulsar sus planes de reelección de cara a los comicios de 2019. Sin embargo, los sucesos de los últimos días y el complejo momento que atraviesa el país han puesto en duda el éxito de esos objetivos.

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