Nika Shakarami y Sarina Esmailzadeh, las nuevas muertes de adolescentes que agitan las protestas en Irán

Fotografía de Nika Shakarami, joven que estuvo 10 días desaparecida y que luego fue hallada muerta en una morgue.

Tras el fallecimiento de Mahsa Amini, el deceso de dos jóvenes de 16 años a manos de la policía, según denuncian manifestantes y la ONG Amnistía Internacional, ha reavivado lo que rápidamente se transformó en el mayor desafío al que se han enfrentado las autoridades iraníes en la última década.


El pasado 20 de septiembre, Nika Shakarami, de 16 años, salió como miles de compatriotas de distintas edades a protestar en las calles de Teherán, la capital de Irán, para nunca volver. Cuatro días antes, Mahsa Amini, una joven de 22, murió bajo la custodia de la “policía de la moral” iraní, desencadenando una ola de protestas inéditas en el país islámico de las que Shakarami se hizo parte.

Diez días después de que la menor dejara su hogar, cuando su familia la buscaba desesperadamente, su cuerpo apareció en una morgue de un centro de detención en la capital. Una nueva mártir, una niña, se sumaba a la larga lista de fallecidos registrados en Irán.

A 44 kilómetros de la capital, en Gohardasht, una historia similar se repetía. Habían pasado tres días desde que Nika Shakarami decidiera unirse a las protestas cuando Sarina Esmailzadeh, una niña de 16 años aficionada a subir videos a YouTube, también falleciera tras juntarse con amigas para reclamar por sus derechos.

Pancarta con la imagen de Mahsa Amini en una de las cientos de manifestaciones realizadas en el mundo en apoyo a las movilizaciones iraníes. Foto: AP

Dos menores de edad muertas, en ciudades distintas, pero que cumplen un patrón similar. Según la policía, ambas habrían muerto tras caer desde una gran altura, supuestamente de techos. Tanto sus familias como organizaciones de derechos humanos niegan esa posibilidad. Muertes que se suman a los más de 185 fallecidos registrados desde que iniciaron las protestas, basándose en informes de organismos internacionales, cuando el conflicto entra en su cuarta semana de desarrollo y sume a Irán en su crisis más grande de los últimos 13 años.

Extorsiones y versiones falsas

Cuando la familia de Nika Shakarami logró entrar a la morgue donde el cuerpo de la niña se encontraba, apenas tuvieron el espacio para reconocerla. “Cuando fuimos a identificarla, no nos permitieron ver su cuerpo, solo su rostro por unos segundos”, informó la BBC.

De ahí en más, una serie de situaciones calificables, al menos, como irregulares, se desató alrededor de uno de los casos que realimentó el movimiento de las mujeres iraníes.

“Nika murió al caer de un edificio”, salió explicando en la televisión estatal el miércoles pasado Atash, la tía de Shakarami. Al mismo tiempo, el tío de la joven aparecía en similares circunstancias criticando los disturbios. Pero algo llamó la atención de los espectadores y manifestantes: una sombra a la izquierda del hombre parecía darle órdenes, mientras en un susurro se escuchaba: “¡Dilo, basura!”.

Según la BBC, un familiar de la niña habría asegurado que todos se vieron obligados a prestar declaraciones falsas sobre lo ocurrido con Nika Shakarami, donde incluso la madre acusó a las autoridades de “asesinar” a su hija.

“Las autoridades han llamado a más personas, a mis tíos, a más gente, diciendo que si no digo lo que ellos quieren, básicamente hablar de la situación que ellos mismos han creado, que harán esto y lo otro, me amenazaron”, dijo al medio británico.

Bajo la misma tónica, los miembros de su círculo denunciaron que se vieron presionados para no realizar un funeral público en la capital iraní, por lo que trasladarían el cuerpo a la ciudad natal del padre, Khorramabad, al oeste del país. El proceso se iba a realizar el 2 de octubre, día en que Shakarami cumplía 17 años, puesto que el lunes se celebraría el entierro.

Sin embargo, fuentes cercanas a la familia aseguraron que las fuerzas de seguridad iraníes “robaron” el cuerpo desde Khorramabad y lo enterraron en secreto en la aldea de Veysian, a unos 40 kilómetros del lugar. Una fotografía del servicio persa de BBC muestra una tumba con una pequeña placa blanca, de cerca de 30 centímetro de altura, marcando el lugar donde descansaría el cuerpo de la niña.

El líder supremo de Irán, el ayatola Alí Jamenei, durante la ceremonia de graduación de las universidades de oficiales de las Fuerzas Armadas a principios de este mes. Foto: Reuters

En respuesta, y una vez se difundiera lo ocurrido a través de redes sociales, cientos de manifestantes se reunieron en el cementerio de Khorramabad a gritar consignas contra el gobierno, entre ellas, la ya popularizada “muerte al dictador”, en referencia al líder supremo iraní, el ayatola Alí Jamenei.

Ante la acusación de la familia de que la niña de 16 años habría muerto a manos de funcionarios estatales, el Poder Judicial aseguró que Nika Shakarami habría caído de un edificio donde se encontraban ocho trabajadores de una construcción. Actualmente se encontrarían detenidos por su vínculo con el caso, dijeron las autoridades ante la prensa local.

Mohammad Shahriari, funcionario judicial de Teherán, declaró ante los medios estatales que una autopsia demostró que la mujer sufrió “múltiples fracturas... en la pelvis, la cabeza, las extremidades superiores e inferiores, los brazos y las piernas, lo que indica que la persona cayó desde una altura”, agregando que su muerte no tuvo nada que ver con las protestas.

El presidente del tribunal, Hossein Fazeli Herikandi, fue más allá al calificar las acusaciones de asesinato como “mentiras”, para luego deslizar la tesis de un posible suicidio. “Según el relato de su madre, Esmailzadeh tenía un historial de intentos de suicidio”.

Pero según BBC, medio que accedió al certificado de defunción emitido por un cementerio de la capital, la muerte se dio debido a “múltiples heridas provocadas por golpes con un objeto duro”, contrastando la versión oficial.

Golpes y “problemas mentales”

El caso de Sarina Esmailzadeh fue descrito por las autoridades de manera sospechosamente similar, declararon organismos como Amnistía Internacional. Con solo 16 años, la joven aficionada a subir contenido audiovisual a la plataforma YouTube era conocida por hablar de música, artes e incluso criticar el uso del hijab, donde en algunos de sus videos se le apreciaba analizando la compleja situación económica del país.

“Nada se siente mejor que la libertad”, se le ve diciendo en un video publicado tras terminar unos exámenes escolares.

Alentada por las miles de mujeres que salían a las calles a protestar, junto a sus amigas también quisieron hacerse parte del histórico momento, contexto en el que, según un informe de Amnistía Internacional, habría muerto debido a numerosos golpes de bastones por parte de la policía.

“Después de que su clase de inglés terminara, al mediodía del 22 de septiembre, Sarina Esmailzadeh y varias de sus amigas y amigos fueron a unirse a las protestas populares cerca de su escuela de idiomas. En la protesta, las fuerzas de seguridad golpearon repetidamente a Sarina en la cabeza con una macana hasta hacerla sangrar gravemente por la cabeza”, detalló el documento realizado sobre la base de la revisión de pruebas, entrevistas con testigos y fuentes cercanas a la joven.

Al igual que en el caso de Nika Shakarami, las autoridades se desligaron totalmente de lo ocurrido al afirmar que Esmailzadeh sufría de “problemas mentales” y que se habría lanzado desde un techo.

Las similitudes no terminan ahí, ya que familiares de la joven youtuber también denunciaron un “acoso” por parte de las autoridades para “mantener silencio” sobre lo ocurrido con su hija, como detalla el informe de la ONG de derechos humanos.

Desde protestas a nivel mundial hasta apoyos de celebridades y personalidades de las artes han levantado un movimiento que inicia su cuarta semana desde que se desató. La ONG Iran Human Rights cifró en 185 las personas fallecidas a causa del conflicto político, religioso y social, donde 19 de ellas serían menores de edad.

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