El Ken Loach de siempre lleva la reflexión política a Cannes

El veterano director inglés presentó con una ovación "Jimmy's Hall", la historia del único irlandés expulsado de su país.




Si finalmente Jimmy's Hall fuese la última película de Ken Loach, el director británico de 76 años se despediría del Festival de Cannes con la satisfacción ante una cálida ovación.

Loach dejó hoy en el aire si seguirá haciendo cine, pues no sólo resulta difícil hacerlo al viejo estilo, ya que la película de 35mm prácticamente se está dejando de fabricar, sino que además hay que soportar mucha presión.

Sin embargo los aplausos recibidos hoy por llevar a la pantalla la historia del único irlandés deportado de su país sin juicio, Jimmy Gralton, deberían darle ánimos para continuar en un oficio. La crítica en Cannes, poco dada a manifestaciones de entusiasmo, incluso aplaudía al ritmo de la música irlandesa con los títulos de crédito finales de la cinta, que compite por la Palma de Oro, que ya ganó en 2004 por El viento que azota la cebada.

Y es que Jimmy Gralton fue un hombre que en los años 20 construyó un salón de baile en un área rural para que la gente tuviera un espacio donde poder divertirse, pero también conversar sobre literatura, tomar clases de canto, deporte, música o pintura, un lugar donde intercambiar ideas. Por sus ideas próximas al comunismo, Gralton tuvo que emigrar a Estados Unidos y cuando regresa, diez años más tarde, reconstruye el salón abandonado.

Es en ese momento cuando arranca la película de Loach, que relata cómo Jimmy (encarnado por Barry Ward) vuelve a reabrir el salón con el apoyo de sus vecinos, todos de escasos recursos como él, lo que irrita al párroco, así como a los ricos del lugar por considerarle a una posible amenaza.

"Jimmy's Hall" es un homenaje a los Jimmy Gralton del mundo, un tributo a la gente muy modesta, que con gran imaginación y gran espíritu cambia las cosas en su comunidad, dijo Paul Laverty, el inseparable guionista de Loach.

En algunos momentos, el discurso rebelde de Gralton y su oposición a la injusticia sonaba no como un argumento de los años 30, sino como algo completamente actual.

Laverty recordó la enorme influencia que ejercía la Iglesia en este momento, que controlaba la educación, la salud y las autoridades locales. "No hay que subestimar la filosofía de la Iglesia", apostilló Loach. Tres o cuatro años después de que esto sucediera, la Iglesia católica envió voluntarios a España, gente para luchar con (Francisco) Franco. Aunque no es algo monolítico, pues otra parte, también hay religiosos que apoyaron las revoluciones en Latinoamérica", explicó.

Jimmy es un disidente y la disidencia hoy en día es un tema relevante, así como impedir que la gente sea consciente de lo que está sucediendo. "Los poderosos no quieren que (los disidentes) se expresen", agregó. Por ejemplo, Chelsea Manning, a través de WikiLeaks, nos contó algunos de los secretos de la guerra de Irak y de los asesinatos que se cometieron en nuestro nombre. Y por supuesto no son los asesinos los que van a la cárcel, sino Chelsea Manning".

Se trata la supresión de las voces disidentes, de las voces que van en contra. "El mayor problema que tenemos hoy en día en Europa es que sólo hay una idea política, la de la moneda", y esa es la que imponen los mercados libres y la de la agenda neoliberal, agregó el realizador. "Cualquier voz en contra queda marginada, añadió.

"Y aunque estamos en una sociedad sofisticada, con sofisticados medios de comunicación, desafiar esa idea es como desafiar a Dios". Encontrar un espacio para disidencia, para argumentos alternativas como el de proteger el plantea, que Jimmy Gralton representa, es uno de los principales interrogantes de nuestro tiempo, agregó el realizador.

En los países europeos estamos todos en las garras de la agenda neoliberal y las grandes corporaciones están tomando el control de todo. "La lucha de Jimmy hoy sería contra eso", insistió Loach. "Pero el enemigo se ha transmutado en grandes corporaciones que nos controlan pasando por encima de la democracia. Sabemos que la gran actividad lobbística está definiendo la política europea, ahí es donde se están dibujando el frente de batalla. Jimmy estaría intentando construir un movimiento contra las grandes corporaciones que quieren controlar cada aspecto de nuestra vida, añadió el comprometido realizador, que no cerró del todo las puertas a volver a ponerse detrás de la cámara.

Por ahora tan sólo quiere ver el Mundial de Fútbol y después decidirá. "Tal vez una película pequeña o tal vez no". El suyo, dijo, es un oficio "difícil de dejar".

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.