La Cenicienta: el cuento de hadas que Rossini transformó en comedia

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Desde mañana, la cantante italiana Josè Maria Lo Monaco protagoniza la ópera en el Teatro Municipal. Es una de las composiciones más exigentes del músico italiano y llega en una nueva producción a Chile.




La carrera de Josè Maria Lo Monaco (37) como mezzosoprano empezó en 2005, cuando con 25 años debutó en el Festival de Ópera Rossini en Pesaro, interpretando a Melibea en El viaje a Reims. Durante sus estudios de piano en el Conservatorio Vincenzo Bellini de Catania (Sicilia), descubrió que tenía una tesitura de voz apta para convertirse en cantante lírica y se trasladó a Milán para iniciarse con la mezzosoprano Bianca Maria Casoni. Desde su primera aparición en el Festival de Pesaro, su trayectoria se ha distinguido por dar voz a las demandantes composiciones vocales del italiano Gioachino Rossini.

Josè Maria Lo Monaco visita por primera vez Sudamérica. Desde su llegada al país, su recorrido habitual es entre el hotel donde se hospeda y el Teatro Municipal de Santiago, donde ha ensayado el rol de Angelina, protagonista de la ópera La cenerentola (La cenicienta) de Gioachino Rossini, un dramma giocoso basado en el cuento de Charles Perrault con libreto de Jacopo Ferretti, que mañana debuta en el Municipal.

"Esta producción de Jérôme Savary es verdaderamente fantástica, es muy clásica y soñadora porque se acerca mucho a la fábula que conocemos", cuenta la mezzosoprano al salir de uno de los ensayos. Similar al cuento francés, la ópera narra la historia de Angelina, una joven doncella que se ve restringida a cuidar del raído castillo de su padrastro, Don Magnífico, y a cumplir los caprichos de sus hermanastras, Clorinda y Tisbe.

Mientras Angelina se encarga de la limpieza y el cuidado del castillo, sueña con escapar y encontrar el amor. Esto se hace posible con la aparición del príncipe Ramiro, quien busca una esposa entre las doncellas del reino.Pero a diferencia de la historia tradicional, aquí la protagonista es ayudada por un filósofo y tutor del príncipe, Alidoro, y en lugar de una zapatilla de cristal, Angelina es reconocida por un brazalete.

Al igual que otras composiciones rossinianas, la dificultad vocal de La Cenicienta radica en algunas de las piezas belcantistas asignadas al rol de Angelina, en las que se debe manejar ágilmente la coloratura de su voz para ir de las notas más altas a las más bajas. "Esa es la belleza de Rossini: que mezcla distintos elementos para la voz y hay que estar atento a la coma, a la repetición y dicción de las palabras y a la musicalidad que se necesita", explica la cantante. "Para interpretar a Rossini hay que tener una una buena dosis de agilidad vocal", agrega.

Usted tiene experiencia en las óperas de Rossini, ¿qué es lo que le gusta de este compositor?

Amo a Rossini porque me dio muchas óperas para cantar. Tuve la suerte de iniciar con él entrando en los seminarios de la Accademia Rossiniana di Pesaro, y por suerte fue junto al maestro Alberto Zedda que me enseñó cómo se canta Rossini, además de otros autores.

Angelina es uno de los roles más demandantes dentro de la ópera, ¿Cómo se maneja para conseguir la mejor interpretación vocal y a la vez hacer una buena actuación?

Angelina es un papel que amo mucho y uno de los que más hago, y en realidad no es para nada fácil porque se necesitas tener una larga extensión vocal y agilidad. Para mí todo tiene que ser divertido cuando canto, sobretodo La cenicienta. El hecho de interpretar la escena me ayuda a divertirme y a no pensar en las dificultades vocales que la partitura propone. Mientras lo haces te diviertes; esperas, lloras y sueñas junto a Cenicienta. Por eso todos estos estados de ánimo me ayudan a llegar a la ronda final. Me divierto al interpretar la escena y me olvido de las dificultades vocales, porque pienso que soy Angelina.

¿Admira alguna de las cantantes líricas que han personificado a Angelina?

Admiro muchísimo a Lucia Valentini-Terrani que hizo muchísimos Rossini y su Cenicienta era hermosísima, vocalmente fantástica, como todos los roles que realizó, y otra que me gusta por como lo hizo es Joyce DiDonato. Pero también admiro a Marilyn Horne y de esta época a Elīna Garanča, una grandísima artista. Y Cecilia Bartoli que es un monstruo de talento y que su voz, en su particularidad, tiene una agilidad increíble que logra bajar y subir casi como una soprano.

Su primera aparición como Angelina fue en 2011 en Italia, pero su cercanía al belcanto y a Rossini data desde su formación como Melibea, personaje de El viaje a Reims. Después de eso ha caracterizado a Rosina en El barbero de Sevilla; a Giovanna Seymour en Anna Bolena, y a Elisabetta en Maria Stuarda, estas dos últimas de Gaetano Donizetti.

La cenicienta será interpretada en italiano con sobretítulos en español y contará con seis funciones entre el 19 y 25 de agosto, cuatro con elenco internacional y dos con estelar, en la sala de calle Agustinas. Además de Josè Maria Lo Monaco, en el elenco internacional se presentará Michele Angelini (Don Ramiro), Joan Martín-Royo (Dandino), Pietro Spagnoli (Don Magnífico), y tres chilenos, Ricardo Seguel (Alidoro), Yaritza Véliz (Clorinda) y Marcela González (Tisbe). Mientras que la orquesta será dirigida por el director español José Miguel Pérez-Sierra.

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