La pesadilla de Cristóbal Jorquera en Italia

El volante chileno suma siete meses sin cobrar. Uno de los damnificados por la crisis que tiene al Parma al borde de la quiebra. El ex Colo Colo habla por primera vez de su suplicio.




Lo que arrancó como un pequeño problema de caja, que derivó en el incumplimiento del pago de sueldos del mes de julio, terminó conviertiéndose con el correr del tiempo en una película de terror, la cual todavía tiene un final incierto. Parma, el protagonista de esta historia, atraviesa una crisis económica que lo tiene agonizando, al punto de necesitar urgente un comprador para no tener que irse a la división D del Calcio.

De aquel equipo que llegó para entrometerse entre los grandes de Italia en la década del 90 de la mano de la poderosa Parmalat, hoy sólo quedan los colores y el escudo. Los más de 200 millones de dólares que acumula en deudas, obligaron a la Federación italiana a suspender sus dos últimos compromisos por la Serie A.  Y la incertidumbre en la ciudad aumenta cada día que pasa.

En medio de todo este calvario deportivo y económico para el Parma hay un chileno a la espera de alguna solución. Se trata de Cristóbal Jorquera, ex volante de Colo Colo y la selección chilena, quien al igual que el resto de sus compañeros ha debido enfrentar una situación impensada hasta hace poco tiempo.

"Siempre fuimos confiando en la palabra del presidente. El tema es que desde julio, que es cuando comenzó todo esto, hemos tenido tres personas a cargo del club. Entonces, el que llegaba, decía que iba a pagar. Pero el dinero nunca apareció. Acá existen fechas de pago; quiere decir que sí no están los sueldos pagados dentro de esos plazos, al club le quitan puntos. Ya en noviembre lo sufrimos. Ahí empeoró todo", relata el mediocampista, en plena fase de recuperación de una fractura del quinto metatarso.

El calvario del Parma, que comenzó en 2003 cuando su propietario, el empresario y presidente del grupo Parmalat, Calisto Tanzi, fue condenado por fraude empresarial y bancarrota, resultó inmanejable, al punto que vio negada la licencia para jugar en Europa por sus deudas.

Por si fuera poco, el alcalde de la ciudad, Federico Pizzaroti, anunció que va a cerrar el estadio ya que no se puede garantizar la seguridad y amenazó al nuevo presidente, Giampietro Manetti de "no ser serio".

Aunque en los últimos años logró sobrevivir a duras penas en la Serie A, la grave crisis financiera terminaría golpeando duro al club en la presente campaña. Parma, que en aquella gloriosa década de los 90 levantó cuatro títulos europeos y tres locales, hoy marcha último en la tabla de posiciones, con apenas 10 puntos en 23 partidos. Aunque Jorquera no quiere atribuir la mala campaña a los problemas económicos, sí reconoce que se hizo muy difícil concentrarse en el fútbol en el último tiempo.

"Imagínate, de lo único que se habla en el camarín desde noviembre es de los sueldos impagos. Nos hemos pasado en reuniones para ver lo que pasa y lo que puede ocurrir con nosotros. Por suerte yo soy un tipo ordenado y no he llegado al extremo de tener que vender algunas cosas para sobrevivir, pero los más jóvenes y los juveniles, que ganan menos, obviamente que sí han tenido problemas. Han sido meses muy duros, estresantes", relata el volante.

En total, siete meses sin recibir el sueldo acumula el futbolista chileno, que en las últimas semanas debió llevarse la ropa de entrenamiento a su casa porque  ya no existía la lavandería. Tampoco dinero para pagar la luz del estadio, la caldera del agua caliente del campo de entrenamiento ni menos para cancelar los traslados del primer equipo fuera de la ciudad. Y el restaurante del club está a punto de cerrar si no llega pronto un comprador. Pese a todo, Jorquera no quiere bajar los brazos.

"Al menos estoy acá por algo mío, por sentirme realizado de estar en una liga importante porque perfectamente ya podría haber rescindido e irme a jugar a Chile u otro lugar. Quizás por mi bajo perfil, a mí no me importa sí salgo o no en el diario, entonces veo las cosas de otra manera. Entonces, trato de pensar q siempre hay cosas peores, y q soy un privilegiado de estar en una liga importante y cumpliendo un sueño. Si no, es para pegarme un tiro", confiesa el futbolista.

Por ahora, el plantel de Parma sigue aguardando una solución. Los jugadores continúan entrenándose, esperando que les confirmen que podrán volver a la competición, pese a todos los problemas que atraviesan. Una situación que podría verse cristalizada el fin de semana.

"Ahora están haciendo todo para que  sea una quiebra manejada por la federación, cosa que permitiría que podamos terminar el campeonato y así después llegue un comprador del club. De lo contrario, el campeonato no tiene validez. El club tiene plazo hasta el 19 de marzo para encontrar una solución, sino se va a la quiebra. Y ahí quedaría libre", asegura el jugador formado en Colo Colo, que en todo caso sabe que este arreglo sólo es una solución de parche para todos los problemas que les afectan desde julio pasado: "Quizás podamos terminar jugando el campeonato, pero si alguien no se hace cargo de las deudas, ahí sí quedamos libres. Y estos siete meses impagos no los veré nunca más. Es complicado. La verdad es que al final la decisión de permanecer es algo en conjunto con mi familia. Estamos bastante cómodos acá. pero al mismo tiempo tengo claro que la situación no da para mucho más. Así que estamos a la espera de lo que pase hasta el 19. Tampoco es que me quiero desligar del club y quedarme sin hacer nada hasta junio. Es una situación que escapa de la normalidad".

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.