Laurie Anderson regresa a Chile con concierto y charla

Laurie Anderson

La multifacética artista, estrella de la vanguardia norteamericana, regresará al país como adelanto del Festival en Órbita. Se presentará el 21 de octubre en el Teatro Caupolicán. Un día antes, hará una charla en el Planetario de Santiago.




A sus 70 años, Laurie Anderson puede ser descrita con una serie de palabras, adjetivos y oficios: es música, sí. Es una pionera de lo electrónico, también. Es una artista de vanguardia. Es una protagonista de décadas de la escena neoyorquina. Es compositora. Es violinista y escultora. La primera artista en tener residencia con la NASA. Amiga y colaboradora de nombres como Phillip Glass, William S. Burroughs y Gordon Matta-Clark, y en los últimos años ha hecho performances con Ai Weiwei y Sophie Calle. Y, cómo no, fue protagonista de una de las mayores historias de amor del rock, junto a Lou Reed, de quien fue pareja desde 2002; se casaron en 2008, y él murió en 2013.

La multifacética Laurie Anderson se presentó en Chile por única vez en 2008, en un show en Espacio Riesco, donde Reed la acompañó en dos canciones; el mítico músico tenía claro que su mujer era una figura tan icónica como él. A casi diez años de esa visita, Laurie Anderson regresará a Chile con un concierto en el Teatro Caupolicán, el 21 de octubre. El día anterior dará una charla en el Planetario de Santiago (pueden comprar tickets quienes tengan también los para el concierto); las entradas están disponibles por Ticketek (ver recuadro). La visita es una especie de previa oficial de la nueva versión del Festival En Orbita, que tendrá una segunda edición: la fecha de ese evento se anunciará pronto.

Laurie Anderson nació en el estado de Illinois, y tras ir a la universidad se mudó a Nueva York en 1966. Era la época en que la Gran Manzana era sucia, peligrosa y, por sobre todo, barata; artistas como ella se refugiaron en la urbe, transformándola en un epicentro de creación e intercambio; mientras Phillip Glass trabajaba de día en construcción antes de transformarse en uno de los compositores fundamentales del siglo XX, pasaba a dejar a su hijo al estudio del East Village de Anderson para que esta lo cuidara. En medio de este círculo colaborativo de artistas, donde Matta-Clark también era fuerza fundamental y epicentro, Anderson comenzó a llamar la atención con performances como tocar el violín patinando en dos bloques de hielo.

Pero su mayor reconocimiento vendría por incorporar tecnologías y los sonidos electrónicos dentro de sus presentaciones y composiciones, volviéndola una eterna pionera que va en la búsqueda de lo nuevo.

Anderson aterriza en el país con su show llamado Language of the future; es el mismo título de una de sus canciones, incluida en el disco United States (1983) -una obra de magnitud, que tuvo que ser lanzada en un set, y más adelante, en cuatro CDs-, donde se incluía también su single de 1981, O Superman; una canción de ocho minutos que de manera inusitada se convirtió en un hit en los ránkings de Gran Bretaña, y transformó a Anderson de una artista avant-garde de Nueva York, en una de fama internacional. Mezcla de música y narraciones, las presentaciones de Language of the future en el extranjero han estado marcadas por la narrativa del Estados Unidos en la era Trump, volviendo al espectáculo en uno de política y resistencia.

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