Marcelo Mellado: "Como escritor desafino, porque no doy con el canon oficial"

El autor de La provincia reúne sus crónicas sobre Chile en el libro La ordinariez.




Está inquieto. Marcelo Mellado (58) sabe lo que pasará. Los estudiantes ya marchan por las calles de Valparaíso y el escritor chileno puede anunciar lo que viene: el enfrentamiento entre la policía y los encapuchados. "Crónica de una muerte anunciada. ¡Hay que sacar a los niños de la calle!", dice Mellado, mirando por la ventana de la fuente de soda Mahuel Hot.

La escena ocurrió el pasado miércoles y al interior del local un televisor transmitía el partido de fútbol entre las selecciones de Chile e Inglaterra. "Mira cómo se despliega la maquinaria de guerra", dice Mellado cuando ve un piquete de carabineros, y luego se ofusca por el rendimiento de los futbolistas nacionales.

Mellado lleva un mes en Valparaíso. Se fue del otro puerto, San Antonio, donde hacía clases de castellano en un colegio municipal. No quiere volver a hacer clases. "Me dicen que tengo que hacer cosas entretenidas a los cabros, ¡pero yo no soy payaso!", dice. "Además, los seudogestores culturales y algunos miembros del Partido Comunista regional no querían que me mantuviera por esos lados", asegura.

Parece una paranoia, pero Mellado habla en serio y también en broma. Las disputas político-culturales son materia de su ficción, que ha volcado en una trilogía de novelas, donde San Antonio es el epicentro del conflicto. Estas son: La provincia (2001), Informe Tapia (2004) y La hediondez (2011).

Ahora, el narrador nacido en Concepción, en 1955, regresa a librerías con La ordinariez (Ediciones UDP). Una selección de crónicas y artículos sobre los temas que lo obsesionan de Chile: la proliferación de poetas en el territorio, los mecanismos burocráticos, la literatura oficial, los flaites y los cuicos. "Necesito creerme escritor y dejar de sufrir como profe", escribe Mellado en una crónica incluida en la primera parte del volumen, llamada Chilenidad profunda.

En el prólogo de La ordinariez, el escritor argentino Patricio Pron emparenta a Mellado con un provocador de las letras del siglo XX: "Es un discípulo de ese artista del insulto y del desprecio a los connacionales que fue Thomas Bernhard".

Otro libro de Mellado que circula es República maderera (La Calabaza del Diablo), conformado por 17 relatos. El primero se llama El jardinero autónomo y es el título que usará en un volumen de cuentos inédito, que saldrá en noviembre por el sello Hueders.

El subdesarrollo

Mellado sigue inquieto. Mientras conversa, mira de reojo a los vendedores ambulantes. Está preocupado. "Después viene el 'guanaco' y les moja la mercadería", dice, en referencia a lo que ocurre en la calle. "Siempre le pregunto a la gente de qué puedo escribir", comenta, y lee un puñado de frases al azar incluidas en las crónicas de La ordinariez: "El flaiterío es una reelaboración del huacho y del roto"; "Los perros vagos sintonizan con el subdesarrollo", y "Chile tiene una profunda vocación de isla". Mellado concluye: "Me gustó cómo quedó este libro y el título se le imponía por su trabajo editorial. Quizá el que viene lo llame La picantería".

Mellado ha vivido en Santiago, pero no quiere volver. "Los poetas no soportan que yo no viva en Lastarria y que pase leyendo en los cafés del sector. Para ellos sería un motivo de odio legítimo", dice, y agrega: "Como escritor chileno desafino, porque no doy con el canon oficial". Luego mira por la ventana del local y grita: "¡Ahora, vamos a la calle!".

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