Scott Weiland: adiós a la frágil y errática figura que marcó el rock de los 90

Con un tono simple y cavernario, el cantante creció a la sombra de los grandes iconos del grunge.




Cualquiera que haya estado vinculado a Scott Weiland puede entregar un reporte parecido: el estadounidense vivía tumbado por sus miserias personales, por un pasado diluido en las adicciones y por una rutina que desconocía el rigor y los horarios.

“Nuestra decisión fue adoptada a partir de su mal comportamiento y de sus problemas personales”, justificaron en 2008 sus compañeros de Velvet Revolver -el otro conjunto de relevancia que integró- en el comunicado que detallaba el despido de sus filas. Leonardo Valeria fue quizás el productor chileno que trabajó de modo más cercano con el intérprete -en la venida de Stone Temple Pilots para Maquinaria 2011 y su vuelta como solista un año después- y recuerda: “Conversé con él cuando vino. Con Stone Temple Pilots se veía más cansado, comía poco. Pero cuando se presentó en solitario estaba bien, se notaba mejor. Siempre fue frágil, muy delgado, pero también muy educado. Con STP los problemas internos eran más fuertes, lo que lo hacía ver cada vez más solo. En cambio, en su grupo nuevo todos lo apoyaban, esa fue la diferencia finalmente”.

Como fuere, Weiland remató en su ley los padecimientos incubados desde su infancia: una de las voces más reconocibles del rock norteamericano que orbitó en torno al grunge fue encontrado muerto la noche del jueves en Minnesota, mientras dormía en el bus con el que giraba junto a su último proyecto, The Wildabouts, con quienes tenía contempladas diez fechas hasta el 21 de diciembre.

Tenía 48 años y la causa de su fallecimiento no fue divulgada de inmediato. Según TMZ, el deceso se habría producido por un paro cardíaco. El mismo medio habló con su esposa, la fotógrafa Jamie Wachtel, quien aseguró que su pareja estaba limpia hace años y que había un pacto en el grupo para no consumir drogas. Pero alguien habría roto el trato: la web informó que fue encontrada cocaína en el vehículo.

Por su parte, el propio cantante reveló en una entrevista a Rolling Stone en mayo que ya estaba agotado de rendir cuentas por pecados que decía haber superado. “Es lo mismo con Keith Richards: la gente le sigue preguntando lo mismo que hace 30 años, aunque él ya es una persona totalmente diferente. Y yo ahora soy una persona distinta de la que era hace 15 años”, recalcó.

Y la alusión a sus días quinceañeros era precisa. Tras sufrir a los dos años el divorcio de sus padres, el artista empezó a ingerir drogas cuando era un adolescente, luego de enfrentar una serie de experiencias traumáticas. “A los 12 un tipo grande y musculoso iba conmigo en el bus al colegio todo los días. Me invitó a su casa y me violó. Fue rápido, desagradable”, contó en su libro de memorias de 2011.

A la par, el californiano formó sus primeros grupos, hasta que en 1990 conoció al bajista Robert DeLeo -conversando en un club ambos se dieron cuenta que salían con la misma chica- y dieron origen a Stone Temple Pilots. La banda aprovechó la ola levantada por el grunge en 1991 para ganar un espacio un año después con su debut Core, aunque hay un matiz: nunca guardaron un lazo directo con la escena de Seattle y siempre optaron por una fórmula mucho más simple, guitarras metalizadas y una interpretación cavernaria, lo que hasta hoy los remite a una suerte de segundo orden a la sombra de Pearl Jam y Nirvana. Con todo, sus dos primeros trabajos despacharon 14 millones de copias.

En el transcurso de la década, su trayectoria se tradujo en flashazos justificados en la errática vida de Weiland, con temporadas en la cárcel y en clínicas de rehabilitación.

Se separaron en 2002, volvieron seis años después, pero Weiland -que en el paréntesis lideró Velvet Revolver- fue expulsado en 2013, bajo acusaciones cruzadas y batallas en tribunales. Pero la muerte del cantante incluso pudo frenar las guerrillas más intestinas. Sus ex compañeros ayer le dedicaron una carta donde olvidaron todas las heridas de décadas, al igual que coetáneos como Billy Corgan, Dave Navarro o Perry Farrell: “Los recuerdos son muchos y muy profundos para nosotros. Entendemos lo malo y lo bueno, y todo lo que ha costado. Esto te hizo la persona que eras”.

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