Sebastián Piñera: "Siento que hicimos un aporte a una derecha más integral y moderna"

Tres días de gobierno restan al actual Mandatario. Momento de balances y proyecciones. Sobre la centroderecha ("por supuesto que puede volver al poder en 2017"), pero también respecto de la nueva administración: "Ellos tienen que asegurar que el país siga creciendo con fuerza".




2.15 horas. Jueves 6 de marzo. Algunas cajas de cartón apiladas en la oficina continua dan cuenta del cambio que se viene en La Moneda. Pero el montón de papeles y carpetas que abarrota el escritorio del Presidente deja en evidencia que a Sebastián Piñera aún le resta trabajo por delante. "Aquí estoy revisando los últimos detalles de nuestra propuesta previsional", dice el Mandatario. "¿Qué sentido tiene? -le preguntamos- ¿Usted cree que la Presidenta Bachelet, que ya tiene su propia idea al respecto, la va a considerar?".

Responde: "Lo que pasa es que entre los temas que estimo pendientes está la necesidad de una nueva reforma previsional, que permita darles a nuestras adultos mayores pensiones más dignas, una tercera edad más plena y feliz. Hemos estado trabajando en esto dos años y pensamos que es bueno dejar al país, a la presidenta y al futuro gobierno una propuesta que refleje ese esfuerzo. Si la presidenta la va a tomar o no, por supuesto que es decisión de ella".

Hace seis meses nos juntamos nosotros tres para hablar sobre los 40 años del golpe militar y usted planteó la expresión de los "cómplices pasivos". ¿Tenía esa frase preparada?

Es un concepto que dije en esa oportunidad, pero que también lo expliqué. ¿Qué quise decir? En Chile, durante las décadas de los 60 y 70, especialmente los sectores de izquierda debilitaron nuestra democracia, no manifestaron ningún respeto por lo que llamaban una democracia burguesa y estaban dispuestos a destruirla con las balas o con los votos. Eso condujo a un deterioro tal de nuestra democracia que hizo crisis con el gobierno de la Unidad Popular. Esos son los antecedentes previos al golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. Y después de esa fecha y por un largo período de tiempo, hubo graves, reiteradas e inaceptables violaciones a los derechos humanos. Lo que dije en esa oportunidad es que los responsables de esas violaciones a los derechos humanos no son solamente los actores o autores directos y materiales. Había otros sectores de la sociedad que tenían responsabilidad y yo la llamé complicidad pasiva, y me referí a quiénes eran. Primero, el Poder Judicial, cuyo mandato constitucional es defender la vida y la integridad de las personas, renunció a ese rol y no hizo lo que debía hacer. Otro responsable pasivo fueron los medios de comunicación, que no investigaron con rigurosidad, no informaron con veracidad y que muchas veces se quedaron en la comodidad de aceptar la versión oficial. Y un tercer responsable fueron muchos que, teniendo poder o atribuciones, no quisieron saber lo que pasaba, o sabiéndolo, decidieron callar.

¿La expresión "cómplices pasivos" fue la más adecuada?

Eso no es lo esencial, sino que el sentido profundo de lo que dije, que por lo demás después fue acogido. Vi con mucha alegría cómo el Poder Judicial después de 40 años hizo un reconocimiento de sus responsabilidades. En los medios de comunicación, algunos lo han hecho y otros no. Y entre las personas con autoridad o con poder que callaron o no quisieron saber, ha habido también muchos reconocimientos y, por lo tanto, creo que esas palabras que les planteé en la entrevista reflejaban fielmente mi posición.

El ministro Chadwick dice que esa mirada de los 40 años es uno de los principales legados de su gobierno, ¿está de acuerdo?

Los legados de los gobiernos, y particularmente de nuestro gobierno, son múltiples. Por supuesto que hablar con la verdad, con claridad y dejar de lado los eufemismos es parte del legado de este gobierno, pero hay otros legados que son muy importantes. Por ejemplo, haber reconstruido nuestro país después de un terremoto devastador. Haber recuperado la capacidad de crecer, de crear empleos, de innovar, de emprender, de recuperar la inversión, mejorar los salarios. El posnatal de seis meses para todas las trabajadoras y no a una de cada tres, como era antes. La sala cuna universal, el acceso a la educación preescolar gratuita y garantizada. También, muchos perfeccionamientos a nuestra democracia. Es muy difícil destacar un solo legado, sobre todo, en un gobierno como este que quiso enfrentar muchos problemas simultáneamente.

¿No le parece contraproducente hablar de entregar un país en crecimiento con un Imacec de 1,4% y proyecciones a la baja para el año?

Le respondo por los cuatro años de nuestro gobierno, durante los cuales logramos que Chile creciera, en promedio, al 5,4%, creamos un millón de nuevos empleos, logramos recuperar la inversión y transformar la productividad en un motor que ayuda al crecimiento. Por lo tanto, nadie puede dudar que desde el punto de vista del crecimiento, este gobierno hizo una contribución muy maciza y me sorprende lo que he escuchado de algunas autoridades del futuro gobierno. Porque además, es malo partir por no asumir su propia responsabilidad. Son ellos los que van a gobernar Chile y son ellos los que tienen que asegurar que el país siga creciendo con fuerza. Usted sabe que el crecimiento tiene mucho que ver con las expectativas futuras y ellos tienen que hacerse cargo de las expectativas que han creado. Cuando llegamos al gobierno en 2009, no es que la economía se estuviera desacelerando, es que estaba retrocediendo. Desacelerar es que avanza más lento, como lo estamos viendo hoy. Decrecer es retroceder y a nosotros nos tocó heredar una economía que retrocedía. Sin embargo, logramos transformar esa dificultad en una economía que recuperó su dinamismo y liderazgo. Hoy cae por muchas razones: un ciclo de la economía mundial, influyó en enero el paro portuario e influyen las nuevas políticas que el gobierno que entra está anunciando y que generan expectativas y conductas en los agentes económicos.

¿Expectativas y temores?

No quiero hablar de temores, pero en la vida nada es gratis. Muchas de las políticas que ha anunciado la Nueva Mayoría no son políticas procrecimiento, proempleo o promejoría en los salarios. Falta una mayor preocupación por el crecimiento. ¿Hay una meta de crecimiento que se haya anunciado? Nosotros anunciamos nuestras metas de crecimiento, inversión y empleo. Solamente escuchamos reforma tributaria, asamblea constitucional, reforma educacional. Eso no es suficiente para gobernar un país.

A propósito de legado, ¿no le ha parecido un tanto parafernálica toda esta nutrida agenda de discursos, actividades y proyectos al momento de la despedida del gobierno?

Nosotros hemos cumplido el compromiso que adquirimos desde el primer día: gobernar hasta el 11 de marzo de 2014. Igual como los candidatos tienen el privilegio de hacer promesas, los presidentes, cuando estamos terminando nuestro mandato, tenemos la obligación de rendir cuentas y eso es lo que hice en febrero, en que recorrí las 15 regiones de Chile. El resto, es que hemos seguido gobernando. ¿Querían que el gobierno se paralizara a partir del 15 de diciembre, cuando fue electa la Presidenta Michelle Bachelet? Teníamos que seguir gobernando, porque los problemas están ahí y requieren solución ahora. Lo hemos hecho, naturalmente, tratando de buscar la mejor información y coordinación con el gobierno que va a asumir.

Todos estos discursos y rendiciones concluyen que se trata de una gestión exitosa, pero -como dijo el senador electo Manuel José Ossandón- también es una coalición de gobierno que perdió todas las elecciones y no logró seguir en el poder. ¿Asume algún grado de responsabilidad en esos resultados?

Este gobierno ganó las elecciones presidenciales de 2009. Y así como nosotros teníamos la responsabilidad de gobernar, la Coalición por el Cambio tenía la responsabilidad en las siguientes elecciones. Por eso me parece tan contradictorio que la misma coalición que sólo miró a miembros de nuestro gabinete al momento de buscar candidatos presidenciales (Golborne, Allamand, Longueira, Matthei), pretenda eludir su propia responsabilidad. Por supuesto que perdimos las elecciones presidenciales y por supuesto que hubiésemos querido ganarlas, pero el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Hubo muchas responsabilidades: la falta de unidad, la sucesión de un candidato tras otro.

¿Pero cuál es la responsabilidad que usted le asigna al gobierno en el resultado de los procesos eleccionarios?

El gobierno hizo una obra profunda y maciza que está a la vista. Por supuesto, creo que cometimos muchos errores. Que debimos haber informado mejor, haber escuchado más, haber hecho un aporte mayor para que la Coalición por el Cambio actuara con mayor unidad y coordinación. Errores cometimos, sin duda, pero no olvidemos que la principal responsabilidad del gobierno es gobernar bien, para todos los chilenos, hasta el último día y cumplir sus compromisos. Y que la principal responsabilidad de los partidos y coaliciones es enfrentar las elecciones. El que no entiende eso está muy confundido.

¿Puede la centroderecha volver al poder en 2017 y de qué depende?

Por supuesto que sí. La misión que tiene la centroderecha de aquí en adelante es múltiple. Por una parte, tiene la obligación de construir un proyecto político o una misión basada en nuestros valores y principios, pero que recoja los problemas y desafíos del presente y futuro, para proponerle al país un camino de futuro. Tiene también que definir el tipo de oposición frente al gobierno de la presidenta electa. Yo pienso que tiene que ser una oposición dialogante, constructiva, bien intencionada, pero al mismo tiempo, muy firme en la fiscalización de las metidas de mano y pies, y también en la defensa de nuestros valores y principios. Además, debe defender con fuerza y convicción las obras de este gobierno.

¿Incluye abrirse a una nueva Constitución?

Las constituciones no son como las tablas de la ley, inmutables. Las constituciones son dinámicas y se pueden ir perfeccionando. Pero me parece una tremenda contradicción que la misma Concertación que el año 2006 en La Moneda hizo una ceremonia para promulgar la nueva Constitución, con la firma del Presidente Lagos, plenamente democrática y legítima, ahora piense todo lo contrario. Por supuesto que la Constitución siempre requerirá modificaciones, pero una cosa muy distinta es creer que cada gobierno debe partir de cero.

¿Pretende ser un participante activo en este reposicionamiento de la centroderecha?

Yo no voy a estar en la política contingente a partir del 11 de marzo, pero sí voy a seguir en la política con mayúscula. Seguiré atendiendo los temas de interés público, aportando desde distintas trincheras. Por supuesto que quiero colaborar en este proceso de la centroderecha.

¿Desde qué tribuna?

Hasta el 11 de marzo yo estoy concentrado en terminar bien este gobierno. Para después, tengo muchas ideas, proyectos y desafíos. Quiero volver al mundo de la academia, formar una fundación, seguir trabajando en instituciones que formamos en el pasado con mi mujer, como la Fundación Futuro o Tantauco. Tengo muchas invitaciones a conferencias o de universidades extranjeras. Hay muchas ideas que después del 11 vamos a evaluar. Yo le reitero: en este instante, mi vocación es seguir en la cosa pública; no me voy a jubilar, no volveré al mundo de las empresas. Quiero seguir en la cosa pública, pero hoy no está en mis planes postular a cargos de elección popular.

Pero en su sector no son pocos los que dicen que es el potencial candidato mejor perfilado…

Agradezco ese reconocimiento, pero mantengo mi decisión.

¿Pero usted no coincide con eso?

No, uno no debe autoevaluarse, para eso están los ciudadanos. Los políticos que se autoevalúan pueden caer en tentaciones o distorsiones.

Otros, en cambio, siguen siendo muy críticos.

Siento que sin perjuicio de que algunos líderes o dirigentes de nuestro sector fueron extraordinariamente críticos y desde el primer día, incluso antes de que asumiéramos el gobierno, estaban en una campaña de crítica despiadada, la inmensa mayoría de nuestro sector colaboró con lealtad y yo estoy agradecido del apoyo de la Coalición por el Cambio a este gobierno. Sin duda que hay excepciones, pero sólo confirman la regla. A lo mejor tenían aspiraciones de ser parte del gabinete y no lo fueron, otros creyeron que les correspondía haber liderado esta coalición… En fin, yo tengo mi hipótesis.

Algunos fueron parte del gabinete e igual criticaron.

Pero no mientras fueron parte del gabinete. Criticaron antes y después.

¿Pero es feo criticar después?

¿Qué cree usted?

Depende, ¿se podía criticar al interior?

Sí, este gobierno se caracteriza por una tremenda libertad de opinión. Si usted viera nuestras reuniones de comité político, de consejo de gabinete. Todos nuestros ministros tienen plena libertad para opinar sobre todos los temas. Pero una vez que uno escucha todas las opiniones, le corresponde al Presidente tomar las decisiones y eso es parte de un régimen democrático. Para eso los chilenos eligen al Presidente.

¿Volverá a RN?

Voy a considerar esa decisión después del 11 de marzo.

¿Esa centroderecha a futuro que usted plantea, se ve mejor aspectada por el hecho de contar con más partidos y movimientos? ¿Le parece positiva la creación de nuevos movimientos en el sector?

Me parece positivo que surjan movimientos como Evópoli, Amplitud, que reflejan otras caras y prioridades dentro de nuestra coalición, siempre y cuando eso no signifique perder la unidad, el foco y la misión. Por lo tanto, espero que la centroderecha, conformada por dos partidos eje, se vea enriquecida y estos movimientos nuevos aporten, sumen, que sean caudales nuevos y no simplemente que sean una forma de repartir lo que ya teníamos en nuestro sector.

¿Su administración ayudó a refundar la centroderecha o a sepultarla?

Ni lo uno ni lo otro. Siento que hicimos un aporte a una derecha más integral y moderna, que va más allá de simplemente crecimiento económico y orden. Manteniendo los valores y principios básicos de la centroderecha, el compromiso con la libertad, la democracia, igualdad de oportunidades e iniciativa de las personas, agregamos áreas que habían sido descuidadas, como el compromiso en la lucha contra la pobreza, la búsqueda de igualdad de oportunidades, con perfeccionar nuestra democracia, con la diversidad social, la igualdad de derechos y deberes entre hombres y mujeres.

Mencionó que no quiere volver a la actividad empresarial, pero con el término de su gestión, ¿concluye también el fideicomiso ciego?

Los fideicomisos ciegos que establecimos en 2009 fueron el resultado de una decisión libre y voluntaria, porque no hay ninguna ley que lo haga exigible. Fue una manera de demostrar, de forma clara y transparente, que iba a dejar de lado los intereses privados para poder concentrarme en los intereses públicos. Esos fideicomisos son indefinidos y hay un directorio que tomará las decisiones respecto de esas inversiones.

Pero los recursos provenientes de la venta de las acciones de Lan no fueron a fideicomiso ciego.

Esos recursos, tal como se dijo, han sido invertidos básicamente en el exterior.

¿Y todo ese patrimonio será administrado por este directorio?

Efectivamente.

¿Tiene alguna idea de cómo le ha ido en términos de rentabilidad?

Del fideicomiso no sé nada. Sin embargo, había ciertas reglas de inversión. Por ejemplo, no se podía invertir en ninguna empresa de servicios públicos, como AFP, isapres, distribuidoras eléctricas o agua potable, porque ahí el Estado juega un rol muy importante. Tampoco se podía invertir más del 2,5% del fondo en una empresa en particular. Por lo tanto, uno puede imaginar que se trata de un portafolio muy diversificado, pero no tengo información. Y respecto del resto de las inversiones, la conducción está en manos de un directorio donde yo no participo.

¿Y no le preocupa, considerando que se trata de su patrimonio?

No, porque tomé una decisión. Si hubiese querido seguir incrementado mi patrimonio, jamás hubiera entrado a la política. La política significa solamente renuncias, postergaciones e incompatibilidades respecto del tema patrimonial. Esta es una opción de vida y estoy seguro que las personas a cargo han tomado buenas decisiones.

¿Teme que se utilice el caso cascadas para involucrarlo?

Algunos lo han intentado, pero sin ninguna base ni fundamento. Nunca ha habido una crítica, sino que se dice algo que era de público conocimiento: en algún momento, en los años 2008 o 2009, las empresas ligadas a mi familia tuvieron inversiones y gran parte se perdieron o transfirieron a fideicomiso ciego y, por lo tanto, hoy no sé si subsisten o no. Eso fue un intento de confundir y desorientar, que no tuvo ningún resultado.

A pesar de todo, el aspecto patrimonial siempre ha sido un blanco de ataque a su figura y, probablemente, lo seguirá siendo.

Siempre los adversarios intentan criticar los liderazgos que ven al frente y, especialmente, cuando ese liderazgo surgió con una gran posibilidad de ganar las elecciones presidenciales. Pero eso es parte de la vida. Yo me siento orgulloso de lo que he logrado de la vida y también me siento un agradecido: de Dios, mi país, mi familia, por las enormes oportunidades que me dio.

¿Fue muy brutal, a su juicio, la oposición con su gobierno?

A veces cayó en la tentación de la obstrucción, de pensar que su objetivo era evitar que el gobierno hiciera lo que debía para que el país avanzara. Pero sumando y restando, logramos aprobar la mayoría de las leyes necesarias para llevar adelante nuestro programa, a pesar de que éramos minoría en las dos cámaras.

Como alguien que viene de una familia de históricos lazos con la Democracia Cristiana, ¿usted ve complicado a ese partido al interior de la Nueva Mayoría?

Sí, porque en primer lugar convive con otras organizaciones políticas con las que tiene profundas diferencias de principios y valores, de concepción de la sociedad, de concepción de la vida y que se están comenzando a notar cada vez más. En segundo lugar, porque veo que el eje de poder de esta Concertación se encuentra mucho más a la izquierda que todas las concertaciones que conocimos antes.

¿Debería sincerarse la DC?

Creo que, de cierta forma, está empezando a hacerlo.

¿Ve un escenario en el que la DC podría terminar en una alianza con los partidos de la centroderecha, sobre todo ahora que su sector es capaz de tomar distancia del régimen militar?

En Chile, la forma en la que se ha organizado la política ha ido cambiando de paradigma. Al comienzo eran los liberales y los conservadores, según la concepción que tenían de cómo debía ser la relación entre la Iglesia y el Estado. Después surgieron partidos políticos que más bien reflejaban clases sociales, con los movimientos obreros de comienzos del siglo pasado, la izquierda, la Democracia Cristiana, la derecha. Pero ese paradigma volvió a cambiar con el gobierno de la Unidad Popular, en que se dividió entre los que querían un país libre, democrático, o un país que siguiera los caminos que intentó seguir la Unidad Popular, adhiriendo a la doctrina marxista-leninista, etc. Y ahora estamos todavía en un paradigma curioso. Todavía la política chilena está estructurada a partir de qué lado estuvimos para el gobierno militar, del lado del Sí o del lado del No. Y eso sigue siendo dominante.

¿Pero cree que usted bajó esos muros?

Sí, bajamos esos muros y más temprano que tarde esos muros tienen que caer, para que la política se vuelva a organizar en función de visiones de futuro, de valores, principios, formas de concebir la sociedad, de concebir al ser humano. Y eso ha tardado más de la cuenta, pero va a llegar.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.