Sergio Lagos cósmico

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El animador y cantante lanzará su nuevo disco, Cosmos, el viernes 25 de noviembre en el planetario, un trabajo que nace del interés que tiene desde niño por los cielos. "Requerimos de una astronomía popular", dice.




El comienzo de una curiosidad

Mi pasión por la astronomía partió en 1979, cuando en el cine Ducal, de Concepción, estrenaron La Guerra de las Galaxias. Fui unas setentas veces a verla. Desde ahí no paré, seguí con la serie Fugitivos en el siglo XXI, los libros de astronomía de mi papá, con Papelucho y el marciano, mi banda Marciano. También se mezclan las experiencias que he tenido con las estrellas, quizás una conversación con alguien especial o un guitarreo con los amigos. No olvido aquellas noches mirando las estrellas en Lincaray con mi papá o durmiendo en la carretera con amigos para llegar a San Pedro de Atacama. Un día en el auto con León, mi hijo, me preguntó si el espacio es infinito. Ahí me di cuenta de que no sólo yo tengo esas preguntas. Todos las tienen. No soy un tipo religioso, pero sí tengo muchas dudas acerca de las mismas cosas que se preguntan la religión y la ciencia.

Conversando con científicos

Hablé con físicos y fotógrafos astroespaciales que trabajan en el observatorio ALMA. Era bien absurdo porque les pedía citas y reuniones para conversar de cosas no muy precisas. Sólo les expliqué que tenía un disco que se llamaría Cosmos. Me parecía sugerente comprender qué es lo que se hace y cómo se trabaja en el mundo de la ciencia y astronomía en Chile. Me sorprendió la gran humildad de los astrónomos. Es muy distinto hablar con un músico, pintor o escritor porque ellos te hablan de su historia, de su proceso reflexivo, de su guión, hablan de ellos. En el caso de los astrónomos, hay un afán muy sincero de poder comunicar de este mundo enmarañado en el que están navegando de una manera muy solitaria. Entonces mi curiosidad encontró muy buena recepción porque tienen muchas ganas de entregar la información que manejan.

La fiesta que nos estamos perdiendo

Pregúntale a la mayoría de los chilenos sobre astronomía y quedamos en Las Tres Marías y La Cruz del Sur. En Chile hay mucha más astrología que astronomía. Mucho Aries y Capricornio. Probablemente el 90 por ciento de los chilenos sabe más de astrología que de astronomía, pese a que somos un país líder en el tema. Acá se siembra y se cultiva el conocimiento astronómico del mundo. Es aquí donde los equipos de trabajos cuadran los datos que se envían a Harvard y de ahí salen los premios Nobel. Acá está la mina del mundo estelar. Tenemos una responsabilidad y una deuda pendiente con eso y tenemos que asumir que nos estamos perdiendo una fiesta que está pasando ahora.

Astronomía pop

Todos mis discos son un momento especial, pero este sí ha sido el más especial porque con la banda hemos logrado abrir una conversación con otras áreas. Gracias a Cosmos sé mucho más que hace cinco años de astronomía y de lo que rodea su observación espacial. Eso no sólo me debería pasar a mí, en Chile requerimos de una astronomía popular o pop. Falta que nos acerquemos, que se elimine esa línea vertical entre las ciencias y los "ignorantes" y por el contrario, que cada uno vaya desarrollando su propio cosmos.

Amor en el planetario

Es la historia de un astronauta y con una chica que le dan vida al video de "Infinito", donde él pierde la gravedad y ella lo sostiene con una cuerda. Esa es la experiencia, es lo que vamos a presentar en el planetario para el lanzamiento del disco. Es un recorrido científico y educativo que se une canción por canción, que es el big bang hasta el corazón del hombre, pasando por el nacimiento de los cuerpos celestes, la ley de la atracción, fuerza gravitacionales, el caos del universo y entremedio van apareciendo estos dos personajes contando su verdad. Todo con voz de Carolina Urrejola y Pablo Macaya, en base al guión de Francisco Ortega. La banda (Los Gaffers) estará oculta gran parte del show y al final se invitará a la gente a contemplar la banda, terminando en una situación de espectáculo rockero. Hay un momento especial con el Carl Zeiss VI, este robot old fashion. Tenerlo es un privilegio para los planetarios. Chile sólo tiene este planetario, Buenos Aires tiene cinco y Tokio 19. Habla de lo lejos que estamos del afán de crear curiosidad en las nuevas generaciones.

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