The Rolling Stones: La banda más importante que ha remecido a Chile

Con su show de anoche en el Estadio Nacional, ante 55 mil personas, el grupo se consolida como el crédito grupal de mayor relevancia que ha pasado por la cartelera chilena. Un mérito con valores propios y que suma 54 años de historia.




Puede que no sean los músicos que atoraron las boleterías locales con entradas que se diluyeron a velocidad récord, ni la banda que tumbó multitudes en su nueva escala en la capital. Pero hay una sola medalla que a los integrantes de The Rolling Stones nadie les puede arrebatar del pecho: en los 27 años de megaeventos locales, desde que Rod Stewart inauguró en 1989 la era de la música internacional en vivo en el país, son el conjunto más trascendente que ha pasado por los escenarios chilenos.

Tanto en su debut de 1995 como en su retorno de anoche en el Estadio Nacional, donde juntaron más de 55 mil personas en un encuentro vibrante, los británicos se confirmaron como la institución grupal de mayor trayectoria e influencia que reporte el registro chileno de conciertos.

Hay una razón temporal: las pocas agrupaciones que pudieron rasguñar o superar tal mérito desaparecieron hace décadas, jamás pudieron decir "¡Hola, Chile!" y sólo enviaron al sur a alguna de sus piezas insignes. Es el caso de Paul McCartney con The Beatles, Roger Waters y David Gilmour con Pink Floyd, o Robert Plant y Jimmy Page cuando se trata de Led Zeppelin.

Pero también hay un motivo menos fortuito. Los Stones se han constituido como una agrupación cuyos principios continúan vigentes desde hace 54 años, y aún con arrastre y estatura artística para repletar estadios, pergaminos que prácticamente ninguna banda activa de los 60 y 70 puede lucir. Verlos en vivo es observar un rompecabezas de influencias donde encajan desde la música, hasta la actitud y la mercadotecnia.

"Son la banda más importante que ha tocado en Chile porque son los únicos que podemos comparar limpiamente con The Beatles, pero ellos no existen hace 36 años. Es el único grupo que puede contar historias de la generación primaria del rock and roll y es el último gran fenómeno de longevidad jurásica de la música actual", postula Alfredo Lewin, voz de radio Sonar.

Para Carlos Fonseca, ex mánager de Los Prisioneros y actual representante de Manuel García, uno de los principales focos de trascendencia radica en lo que se vio anoche en Ñuñoa: a partir de su gran tour norteamericano de 1972, cuando pasaron por 32 ciudades, se convirtieron en los ideólogos de las grandes giras, y del megaevento en su acepción más definitiva. "Han crecido en los últimos años en vivo y son un ejemplo para los rockeros que hacen música hoy", asegura Fonseca, quien iba ayer al espectáculo, para hacer carne un recorrido que traza desde hace años: "Cuando veo sus videos en vivo, trato de contagiarme un poco de eso. Además, fueron pioneros en las transmisiones mundiales, en las giras, etc.", describe.

"U2 o Bon Jovi le deben mucho a los Stones. O los Guns N' Roses, que toman cosas de ellos en muchos sentidos, a nivel musical y estético, tal como toda esa generación rockera de principios de los 90", acota Lewin. En tanto, Beto Cuevas, el cantante que al frente de La Ley precisamente se hizo famoso en 1991 interpretando un cover de Angie, agrega: "Se siguen viendo como unos gigantes en el escenario. Escucharlos en el presente es casi un milagro, siempre juegan con que quizás es la última vez que podemos verlos, lo que les sirve mucho como promoción".

Para otro emblema del rock local, Alvaro Henríquez -que junto a Los Tres abría el recital de ayer-, su importancia se sustenta más en el sonido que en la megalomanía: "Siempre han sido fieles a un estilo salvaje y eso es lo que más atesoro de ellos. Pocas bandas mantienen una línea igual y eso justifica su supervivencia". Angelo Pierattini, voz de Weichafe, va aún más allá: "Toda la música de hoy, de alguna manera, está vinculada a ellos. Popularizaron las raíces negras y el blues, que era algo bien subterráneo por la discriminación que existía, y lo hicieron masivo, como algo que de alguna manera todos podían tocar".

Nano Stern, otro crédito de relevancia del actual cancionero chileno, cree más bien en el olfato estratégico de los ingleses: verdaderos camaleones que se fueron adaptando a los estilos en boga de cada generación, oportunismo clave en el pop de las últimas décadas y que late en carreras como las de Madonna, David Bowie o U2. "Ellos se han sabido vestir de muchas tendencias y colores. No inventaron ninguna música en particular, pero sí fueron efectivos en tomar lo que inventaron otros, partiendo por el propio nombre", teoriza el cantautor.

"No hay nada tan nuevo en la música de ellos, salvo que agregaron una nueva actitud, sonido de guitarras y el aporte de la voz", suma Claudio Parra, de Los Jaivas. Como fuere, todas las partes de esta leyenda confluyeron ayer en Ñuñoa, hasta dar forma a un hito imborrable de la cartelera local.

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