Columna de John Kampfner: Se avecinan tiempos difíciles para Sunak para restaurar la credibilidad de Reino Unido

El nuevo primer ministro de Gran Bretaña, Rishi Sunak, saluda fuera del número 10 de Downing Street, en Londres, el 25 de octubre de 2022. Foto: Reuters

El nuevo primer ministro Rishi Sunak necesita tranquilizar al mundo sobre el futuro de la política exterior británica. Pero su pragmatismo debe hacer frente a un ariete de ideología.



Por John Kampfner, director ejecutivo de Chatham House

Después de toda la teatralidad y las burlas sobre el proceso político de Reino Unido en los últimos meses, es posible que Rishi Sunak finalmente sea juzgado en los términos establecidos por uno de sus predecesores. El nuevo primer ministro, declaró Theresa May, proporcionará el “tranquilo liderazgo, competente y pragmático, que nuestro país necesita en este momento profundamente desafiante”.

En su primera declaración sobre ganar el respaldo de los diputados conservadores tras la retirada de Boris Johnson y luego de Penny Mordaunt, Sunak estableció sus prioridades: “arreglar” la economía, unir a su partido y “cumplir” con el país.

Los dos primeros son en gran medida medibles, el último es una cuestión de opinión. Pero todos se basan en la noción de estabilidad (económica, política, social e internacional) y ninguno será fácil de lograr. Debe actuar con rapidez, pero con cuidado para calmar los mercados y asegurar a los aliados que Gran Bretaña se ha vuelto a familiarizar con la política seria.

La tarea de sus primeros 100 días es exactamente lo contrario de lo que normalmente se espera de los líderes mundiales. Haría bien en prescindir de las grandes florituras, los anuncios sorpresa y la narrativa de que “la disrupción es buena” de sus dos predecesores inmediatos: la efímera Liz Truss y el grandilocuente Boris Johnson.

Todos los ojos estarán puestos en Sunak y Jeremy Hunt, que continuará como ministro de Hacienda. El informe financiero del 31 de octubre debería completar la marcha atrás del caprichoso “minipresupuesto” del gobierno de Truss del 23 de septiembre, pero se espera que vaya más allá al introducir una combinación de recortes del gasto público y aumentos de impuestos profundamente impopulares entre los votantes que se están tambaleando por la crisis del costo de la vida que ya está calando profundamente.

Como quinto líder del Partido Conservador en seis años, Sunak tiene un mandato técnico, porque la constitución quijotesca de Gran Bretaña no requiere que los primeros ministros obtengan el apoyo del electorado y los líderes dentro del mismo partido pueden ir y venir entre las elecciones generales. Pero tiene mucho trabajo por delante para mantener la armonía social.

Preside un partido que sigue estando profundamente dividido, tanto entre las diversas facciones que hay dentro como las conservadoras del Brexit y las moderadas, por lo que sobrevivir hasta la primavera u otoño de 2024, las fechas más probables para las próximas elecciones generales de Reino Unido, será una hazaña en sí misma.

Sunak tampoco tiene mayor experiencia en la administración fuera del Ministerio de Hacienda, donde se desempeñó primero como primer secretario y luego como ministro, por lo que sus primeras incursiones en asuntos exteriores serán particularmente importantes y vigiladas de cerca.

Durante la contienda por el liderazgo de agosto, Truss acusó a Sunak de “debilidad” en tres áreas clave, acusaciones que dieron en el blanco cuando el enrarecido electorado de miembros del partido terminó optando en su contra. La acusación económica -de ser respetuoso con el “establishment” y ser demasiado cauto- ha terminado en el ridículo, pero las dos políticas exteriores siguen estando en los ojos de algunos conservadores.

¿Se volverá Sunak “blando” con China? ¿Será lo suficientemente duro con la Unión Europea (UE)? Como alguien que, a diferencia de su predecesor, votó por el Brexit en el referéndum de la UE de 2016, la lógica sugiere que Sunak querrá acelerar los movimientos recientes para resolver la disputa sobre el protocolo de Irlanda del Norte como un medio para mejorar las relaciones con Europa.

Sin embargo, será consciente del poder destructivo de la bancada de parlamentarios conservadores en el Grupo de Investigación Europeo (ERG). Solo unas horas antes de que se cerraran las nominaciones para el nuevo liderazgo, advirtieron que adoptarían una “línea muy sólida”. La forma en que su pragmatismo profeso lidia con la ideología de línea dura ayudará a determinar la estabilidad y credibilidad de Reino Unido en el escenario mundial en los próximos meses.

Más por lo que no es (Johnson o Truss) que por lo que es Sunak, es probable que disfrute de una considerable buena voluntad entre muchos interlocutores internacionales. Después de toda la agitación y la incertidumbre recientes, sus expectativas no son particularmente altas y felizmente se conformarán con una Gran Bretaña más confiable; confiable, tal vez, una que sea incluso un poco más aburrida.

*John Kampfner es un periodista británico, con 25 años de carrera en distintos medios, como el diario Daily Telegraph. Esta columna fue publicada por el centro de estudios Chatham House.

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