Columna de Margarita Ducci: COP28 y conflicto en Medio Oriente

REUTERS/Rula Rouhana/File Photo


Sin duda, el conflicto entre Israel y Hamas influirá en el ambiente de la COP28 y será un tema que estará omnipresente, tomando en cuenta que el enfrentamiento está cercano a Dubai, donde se desarrollará la cumbre, siendo una de las materias más delicadas de la política internacional. Este conflicto afecta no sólo a las partes directamente involucradas, sino también, a sus aliados, vecinos y a todo el mundo. Este escenario de confrontación ya está generando incertidumbre y destrucción, provocando una crisis humanitaria de proporciones. También está latente una escalada militar, una amenaza nuclear o una ruptura diplomática sin precedentes y es precisamente este contexto, el que podría afectar negativamente al ambiente de la COP28, al dificultar el consenso y la confianza entre los países participantes, al desviar la atención y los recursos de la agenda climática. No hay que olvidar además que ya es prácticamente un hecho que no lograremos las metas al 2030, por ello, los países deben alinear sus esfuerzos para reducir las emisiones al 2050, ya que, si no logramos este propósito, la humanidad y las futuras generaciones corren serio riesgo.

Se trata de una cumbre crucial para el futuro de todos, más aún en un país que pertenece a la OPEP. La industria de hidrocarburos de los EAU es una de las más grandes del mundo, es el cuarto mayor exportador de petróleo a nivel mundial y sus ingresos por este concepto representan el 20% de sus exportaciones. Es por esto que la visión respecto a los combustibles fósiles y decisiones al respecto, toman un cariz sensible, requiriendo acuerdos transversales y compromisos de todos los actores.

Los objetivos principales de la COP28 son aumentar la ambición y el compromiso de los países para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, además de movilizar los recursos financieros, tecnológicos y de capacidad, necesarios para apoyar a los países en desarrollo en su transición hacia una economía sostenible, fortalecer la cooperación multilateral y el diálogo entre los gobiernos y el mundo privado para impulsar medidas climáticas urgentes. Chile tiene un rol de importante liderazgo y ha demostrado su compromiso con la acción climática y la cooperación internacional. Ha establecido metas claras para alcanzar la carbono neutralidad en 2050, y fue uno de los primeros países en presentar su contribución nacional determinada (NDC), que incluye medidas de mitigación y adaptación al cambio climático.

Así, y pese a este complejo escenario, tan crítico, tengamos la esperanza que el diálogo y la cooperación puede generarse; que las partes se sienten a la mesa a resolver las diferencias e intentar que se abra un proceso de paz, con el apoyo férreo de la comunidad internacional. Eso permitiría impactar positivamente el desarrollo y el contexto de los acuerdos, al crear un clima favorable para el entendimiento y la colaboración entre los países participantes, facilitando la convergencia de intereses y objetivos en materia climática.

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