Columna de Esteban Puentes: ELPI: una encuesta de infancia que mira al futuro



El economista James Heckman siempre decía que, si se quiere comprender la desigualdad en la adultez, es esencial saber qué sucede en la primera infancia, no obstante, pocos países cuentan con información detallada sobre el desarrollo infantil, Chile sí. La Encuesta Longitudinal de Primera Infancia (ELPI) se aplicó por primera vez en 2010 a una muestra de niñas y niños de entre 6 meses y 5 años, este año se realiza la cuarta ronda, pero ahora ellas y ellos ya tienen entre 13 y 19 años.

La ELPI (del Ministerio de Desarrollo Social y Familia) se ha convertido en una herramienta crucial para analizar y comprender una serie de variables durante la primera etapa de la vida que son claves para el desarrollo de habilidades y capacidades en el futuro. Distintas investigaciones demuestran que las políticas de primera infancia generan importantes retornos en materias como educación, empleo, salarios o reducción de conductas delictivas. Entonces, invertir en la primera infancia no es solo una cuestión de justicia, también es una decisión económica inteligente.

En una investigación que realizamos con Dante Contreras observamos que en Chile, niños y niñas no presentan diferencias significativas en su peso al nacer, según el nivel de riqueza del hogar, por lo tanto, parten de condiciones similares, sin embargo, a medida que crecen, aparecen las brechas.

Los datos de la ELPI muestran que, a los 30 meses de edad, no hay mayor diferencia en el desarrollo entre niños de hogares de los quintiles más rico y más pobre, pero a los 40 o 50 meses, ya se observan brechas significativas. Con los datos de ELPI 2010 a 2017 investigamos qué ocurre con esas brechas cuando las niñas y niñas entran a la escuela. En lenguaje, se aprecia una brecha entre infantes del 20% de hogares más vulnerables y el 20% de infantes de hogares más ricos. La brecha tiende a disminuir, pero aún es importante cuando las niñas y niños tienen entre 10 y 12 años. Estos resultados ayudan a entender las diferencias en el Simce y en el ingreso a la universidad por nivel socioeconómico, por tanto, las brechas que aparecen en la primera infancia, el sistema escolar no es capaz de cerrarlas. Por otro lado, al analizar habilidades socioemocionales, no se observan diferencias por riqueza ni edad de los infantes.

Sería interesante seguir el ejemplo de Estados Unidos, donde hay encuestas longitudinales que hoy siguen a la tercera generación. Entender las brechas y sus causas debe ser una prioridad no solo para el desarrollo de políticas públicas orientadas al bienestar infantil sino para toda la sociedad. La ELPI ha demostrado ser esencial para conocer la realidad de la infancia en Chile y sabemos que los próximos resultados arrojarán nuevas luces sobre las desigualdades y oportunidades en el país. Esta encuesta ha permitido conocer y entender muchos ámbitos de la infancia y la niñez, por eso ELPI no es una encuesta más, es una herramienta crucial para construir el país que soñamos.

Por Esteban Puentes, profesor del Departamento de Economía de la Facultad de Economía y Negocios, Universidad de Chile