Inflación y desempleo, ¿cuál combinación escogería usted?



Por Rodrigo Montero, decano de la Facultad de Administración y Negocios, Universidad Autónoma

Si usted pudiera escoger entre una combinación ideal de inflación y desempleo, ¿cuál elegiría? Probablemente optaría por una combinación de “baja inflación (¿3%?) con bajo desempleo”. ¿Cuál tasa de desempleo? Quizá aquella compatible con un estado de pleno empleo para la economía.

La mala noticia es que en el corto plazo esta opción no está disponible dentro de las posibilidades factibles de alcanzar. En efecto, en el corto plazo ­–la famosa curva de Phillips– enfrentamos una disyuntiva (trade-off) entre inflación y desempleo. Por lo tanto, hay que optar entre una combinación de “bajo desempleo y alta inflación”, o una con “alto desempleo y baja inflación”. Decisión nada fácil, ¡qué duda cabe! Le planteo entonces nuevamente la pregunta, ¿cuál combinación escogería usted?

Nuestro Banco Central –y varios en el mundo– están enfrentados ahora mismo a esta amarga disyuntiva. En el actual contexto económico, en donde las presiones inflacionarias siguen empujando al alza la inflación anual, muchos insisten en la necesidad de mayores alzas en la tasa de política monetaria, para contener estas presiones y hacer ceder así a este flagelo (este virus, lamentablemente, nunca se volverá buena persona, siempre afectará a todos, pero especialmente a los más vulnerables). El peligro de esta estrategia es que aumentos en la TPM más allá del grado debido pueden generar un costo considerable en términos de actividad económica, con la subsecuente alza en el desempleo, la cual, dicho sea de paso, se ha mantenido bastante a raya a pesar del contexto actual, subsidiada sin duda por el importante empuje del empleo informal.

En un interesante artículo publicado en el Journal of Economic Psychology (“Do we really know what makes us happy? A review of the economic literature on the factors associated with subjective well-being”, 2008), se muestra que el daño relativo -en términos de pérdida de bienestar subjetivo de las personas- causado por el desempleo y la inflación varía desde 1,6 a 1 hasta 5 a 1. En otras palabras, un aumento porcentual en el desempleo es más perjudicial que un aumento porcentual de la inflación. Este es un dato que los policy maker debieran tener presente al momento de tomar sus decisiones. Más aún, en un reciente artículo publicado en el Journal of Happiness Studies (“Subjective Well-Being and Aversion to Macroeconomic Losses: New Evidence”, 2022) se provee evidencia respecto de la existencia de efectos asimétricos de cambios en el ingreso agregado sobre el bienestar subjetivo de la población. Más específicamente, se muestra que las pérdidas de ingreso generadas por las recesiones requieren de una más potente recuperación posterior de la economía para compensar los efectos negativos provocados en términos de bienestar subjetivo. O sea, mientras más profunda la recesión, más costará recuperar el daño provocado al bienestar subjetivo de la sociedad.

Por lo tanto, estimado lector, le vuelvo a plantear la pregunta, ¿cuál combinación entre inflación y desempleo escogería usted?

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