Presencialidad: basta de excusas

FOTO: RICHARD ULLOA / LA TERCERA

Por Cristián O´Ryan, superintendente de Educación

La pandemia por Covid-19 ha traído innumerables desafíos en todos los ámbitos de la vida, en especial para el sistema educativo chileno. Docentes, asistentes de la educación, equipos directivos, y sobre todo los niños y sus familias han tenido que adaptar sus rutinas para no interrumpir el proceso de enseñanza-aprendizaje y profundizar brechas.

Con el avance del proceso de vacunación, implementado por el Minsal, de los funcionarios del sector de educación y de los niños y niñas, junto a la correcta aplicación de los protocolos de higiene y seguridad en los establecimientos educacionales, tenemos la esperanza de que prontamente el 100% de los estudiantes tenga la oportunidad de aprender e interactuar con sus compañeros en las salas de clases.

Muchos especialistas y organizaciones internacionales han insistido en la necesidad urgente de que los estudiantes regresen a las aulas para la recuperación de aprendizajes y por su bienestar físico y emocional. Pese a ello, en nuestro país hay cerca de dos mil establecimientos que imparten enseñanza parvularia, básica y media, que siguen cerrados, vulnerando el derecho a la educación de esos estudiantes, negándoles la opción de seguir aprendiendo y de generar vínculos con sus pares y con su comunidad educativa.

El regreso a clases presenciales no es una prerrogativa de los establecimientos educacionales, así se desprende del Dictamen N°58 y de la Circular N°615 de 2021, que establecen la presencialidad como obligatoria para los establecimientos, indicando que la voluntariedad sigue siendo sólo para las familias, lo que está siendo fiscalizado por la Superintendencia de Educación.

Asimismo, el Mineduc estableció una actualización de los protocolos sanitarios con una gradualidad acorde al contexto y necesidades de cada establecimiento educacional, indicando, por ejemplo, que en aquellos niveles donde al menos el 80% de los estudiantes cuente con el esquema completo de vacunación, los colegios podrán recibirlos a todos presencialmente en forma simultánea, permitiéndonos avanzar hacia una mayor presencialidad.

He recorrido distintas escuelas y liceos desde Arica a Magallanes, he visto en terreno, en diversas realidades; escuelas agrícolas, rurales, unidocentes y multigrado los beneficios del aprendizaje presencial y de que sus estudiantes puedan tocar la tierra, plantar semillas, operar una máquina, compartir con sus amigos y ver sus sonrisas al jugar.

Hacemos un llamado a los sostenedores que siguen sin abrir los colegios a que cumplan con la normativa; cabe recordar que ellos son los encargados de mantener en buenas condiciones los establecimientos, con los fondos que el Estado les destina para esos fines. Es urgente que brinden a sus estudiantes la oportunidad de aprender en el aula y que podamos seguir avanzando en una nueva presencialidad, con protocolos y medidas que busquen resguardar la salud de toda la comunidad educativa, pero que también permita recuperar los aprendizajes que esta pandemia ha quitado a los estudiantes. Basta de excusas, los niños y niñas no pueden seguir esperando.

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