Vértigo de esta elección



Por Alfredo Jocelyn-Holt, historiador

En el futuro, cuando alguien perspicaz, ojalá historiador, intente hacer un recuento en serio de lo que estamos viviendo, seguramente va a captar con mayor nitidez cuán aturdidos y mareados hemos estado, cómo todo ha tambaleado a nuestro alrededor sin que nadie se atreviera a admitir que venimos y vamos en caída libre. Vea usted, compute las veces que entrevistados insisten en que son optimistas, y pregúntese: ¿lo dicen de verdad o porque saben que no los van a volver a entrevistar si responden algo distinto? La venta de activos y el éxodo de platas es fenomenal, el desfonde de recursos públicos llega a dimensiones abismales -ya ni se habla de que no hay inversión-, sin embargo, dígalo y verá que los “moderados” le aconsejarán no espantar a los mercados (no vaya a pensarse que es campaña de terror).

Pasa lo mismo con la Convención. Desde el día uno ha sido incapaz de frenar su descrédito en picada, con todo, su bancada cardenalicia no ha cesado en enviarnos papelitos informando/implorándonos “estamos bien, en el refugio, los 155 (ahora 154), hay mucha camaradería aquí adentro”. Lo que es a esos otros frailes dedicados a discutir cuántos ángeles caben en la punta de un alfiler (existiría una violencia desatada “legítima” y otra no) está claro que no hay que perturbarlos, aun cuando la ciudad arda; lo de ellos sería pura teología.

Siendo éste el marco general en que nos movemos, la elección se encarga de acentuar el vértigo. La incertidumbre es pandémica, sin embargo, no faltan quienes, junto con conceder que vivimos en “tiempos interesantes”, juran que se puede adivinar el destino, no leyendo hojas de té, sí encuestas dedicadas a decirnos cuál de los contendores está en la “pole position” sin preguntarse, por supuesto, qué tanto son parte interesada estos encuestadores encargados de sacar “la foto del momento”. Las elecciones (hemos tenido varias) arrojan lo que sabemos: márgenes 20/80% muy convenientes para marginar a minorías; oposiciones binarias siempre útiles (Boric vs. Sichel y al diablo con el resto, complicándose cuando se aparece Kast); candidatos elegidos tan sabios y cuerdos como los de la CC. Y a la hora de justificarlos, qué más da: podrán ser dudosos pero se dice que son “signos de los tiempos”, que no hay que desesperar, van “de menos a más”, “representan el país”, es cosa de que no se expongan (providencial si caen con Covid unos días), lo que importa es el “relato”. Hay que estar atento al “recambio”. Das con líderes que se encumbran en los árboles y he ahí el “unicornio chileno” (sigues esta línea, y tenlo por seguro que van a volver a entrevistarte y contratar tus servicios). A no ser que el Covid le agrave otras complicaciones de salud a Gabriel, Dios no quiera, que ahí no quedará más alternativa que Artés, él sí graduado en esto de ser “thrash”.

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