La salud de los lunares

Aunque todas las personas tienen lunares, es importante saber identificar su tipo, para así despejar dudas respecto de su evolución natural, las molestias que a veces generan y las señales de alerta que arrojan. Aquí, los cuatro más comunes, las diferencias morfológicas y de color entre benignos y malignos, y qué hacer en caso de preocupación.




Paula 1175. Sábado 6 de junio de 2015.

Aunque todas las personas tienen lunares, es importante saber identificar su tipo, para así despejar dudas respecto de su evolución natural, las molestias que a veces generan y las señales de alerta que arrojan. Aquí, los cuatro más comunes, las diferencias morfológicas y de color entre benignos y malignos, y qué hacer en caso de preocupación.

Todas las personas tienen algún tipo de lunar en su cara y/o cuerpo. Aparecen normalmente después de los dos o tres años de vida, aumentan en cantidad durante la adolescencia y cerca de los 35 años su proliferación se detiene. Mientras en los hombres suelen formarse en el rostro, los brazos y el tronco, en las mujeres aparecen además en el abdomen y la pierna izquierda. Existen más de cincuenta tipos, de los cuales cuatro son los más frecuentes. Algunos de ellos pueden irritarse o tornarse malignos:

1. Lunar común o nevo juncional: aparecen entre los dos y cuatro años de vida. Son benignos y su tamaño y color pueden declinar a partir de los sesenta años. En una persona puede haber entre veinticinco y treinta lunares de este tipo en promedio.

2. Lunar de carne o nevo intradérmico: crecen en la capa más profunda de la piel, están conformados por una gran cantidad de células y son protuberantes. Se ubican principalmente en la nariz, en las mejillas y en el cuello. Suelen ser benignos pero, debido a que están expuestos y a su forma, pueden sufrir roces y golpes que derivan en dolor y molestia. Pueden ser removidos con una pequeña intervención quirúrgica ambulatoria. Es común que tengan pelos, que jamás deben sacarse ni con pinza ni con cera. Solo se deben cortar con tijeras, de lo contrario existe el riesgo de irritación, inflamación o, incluso, infección.

3. Lunar peligroso o nevo atípico: se dan mayoritariamente en personas colorinas o rubias, de piel blanca, con pecas y ojos claros. Miden cerca de un centímetro de diámetro, tienen los bordes irregulares y son de color café claro o café rojizo. Suelen aparecer en forma única o múltiple en el pecho y en la espalda. Un pequeño porcentaje tiene potencial de malignizarse, lo que lo convierte en un precursor de melanoma o lunar maligno. Esto, porque su genoma está propenso a cambiar, ya que el organismo es genéticamente vulnerable a factores externos como la exposición solar. Deben ser examinados siempre por un dermatólogo y monitoreados mediante dermatoscopía digital. De acuerdo a los resultados de estos exámenes, algunos deben ser extirpados (ver recuadro).

4. Lunar inflamado: es un tipo de lunar que puede picar debido al roce de la ropa mientras se hace deporte. Por lo general, la molestia dura poco. Sin embargo, también puede irritarse sin motivo alguno, enrojecerse e inflamarse. En ese caso, hay que consultar a un dermatólogo, porque las malignizaciones suelen empezar con estos síntomas.

CLAVES PARA DETECTAR UN LUNAR MALIGNO

De izquierda a derecha: benigno y maligno respectivamente

La simetría: IZQ: son circulares y planos. DER: son irregulares, con mayor volumen en ciertas zonas.

Los bordes: IZQ: parecen una circunferencia casi perfecta. DER: tienen los bordes con salientes y entrantes.

El color: IZQ: son de un color, generalmente, café oscuro al centro y más claros en la periferia. . DER: tienen más de un color, como café y negro y, en ocasiones, zonas blancas, azuladas o rojizas.

El diámetro: IZQ: generalmente son pequeños y miden de dos a tres milímetros. DER: crecen rápido y pueden llegar a medir más de seis milímetros.

La evolución: IZQ: crecen lentamente y en la adultez se detienen. . DER: crecen rápidamente, incluso en menos de tres meses pueden experimentar cambios notorios. .

¿Qué hacer frente a la sospecha de un lunar maligno?

1- Examen de dermatoscopía digital: esta tecnología, que funciona hace más de dos décadas en Chile y que hace un año estrenó su más reciente versión en la salud privada, permite al dermatólogo estudiar los lunares mediante una cámara conectada a un computador con un software, que mapea toda la piel y que estudia más de 40 variables propias del lunar, fotografiando con imágenes de alta definición cada uno y entregando un puntaje potencial de malignización. El sistema ha permitido reducir considerablemente el número de biopsias innecesarias. El proceso dura treinta minutos.

2- Biopsia: en caso de que algunas de las imágenes analizadas tuviera una alta puntuación sugerente de melanoma, el dermatólogo realizará una biopsia. En esta, se extirpa el lunar en forma completa junto a dos milímetros de piel sana, a través de una cirugía menor, realizada con bisturí, aplicando anestesia local, para luego ser analizado por un patólogo. Hay ocasiones en que es preferible utilizar sedación, como cuando el área comprometida es extensa o el paciente es muy pequeño. La biopsia demora alrededor de media hora y cinco días hábiles en procesarse. Una vez obtenido el resultado, el paciente vuelve a la consulta para que el dermatólogo la analice. Si resulta ser un melanoma, el factor más importante a analizar es la profundidad: un melanoma de menos de 1 milímetro tiene un excelente pronóstico, en cambio, uno de más de cuatro milímetros es de alto riesgo. Dependiendo del grosor del melanoma y estudios complementarios, se pueden realizar tres tipos de cirugías: ampliación local (sacar una mayor cantidad de piel sana), resección del ganglio más cercano y/o resección total de ganglios aledaños al melanoma. Si el diagnóstico es más complejo, el dermatólogo derivará a un oncólogo.

Dermatoscopía digital desde $ 74.210 (valor particular, que varía según la cantidad de lunares) en Clínica Alemana, con orden médica.

Cuidar los lunares con filtro solar

La manera más efectiva de cuidar los lunares es aplicando diariamente, invierno y verano, factor solar, mínimo 30, todas las mañanas y reaplicar en caso de sudoración. Quienes están largas horas expuestos al sol deben usar un filtro espeso. Además, los deportistas deben considerar que sea a prueba de agua, por la transpiración. Quienes pasan la mayor parte del día bajo techo, pueden usar un filtro solar tipo gel, que se absorba rápidamente.

*Para la elaboración de este artículo fue entrevistado Raúl Cabrera, jefe de Dermatología de Clínica Alemana y profesor titular de la Universidad del Desarrollo-Clínica Alemana. www.alemana.cl

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.