Bases Ciudadanas




Siempre me ha parecido sospechosa la tesis según la cual los proyectos sobre temas importantes para el país no debieran discutirse en tiempos de elecciones. ¿De qué discutimos entonces durante las campañas? ¿Qué candidato o candidata comete menos gaffes? ¿Quién tiene el mejor currículum? ¿…el mejor jingle o lema? Detrás de este propósito de vaciar de contenido la política democrática hay, probablemente, una profunda desconfianza sobre la capacidad de la ciudadanía para procesar razonablemente sobre estas cuestiones y la esperanza que ellas sean abordadas después, una vez que haya pasado el "griterío de la chusma" por algún comité de expertos "desinteresados". La verdad es que si existe un momento adecuado para debatir entre todos sobre los grandes temas de la política es precisamente cuando nos aprestamos a definir nuestros futuros gobernantes.

Pensando, como pienso, que el problema constitucional es un asunto importante, animo, entonces, a las candidaturas a que discutan sus posturas al respecto. Y así, los que creemos que a Chile le beneficiaría una nueva Constitución debemos explicar en qué medida un pacto político generado democráticamente reforzaría la legitimidad de nuestra República. Quienes defienden la actual Constitución, por su parte, deben hacerse cargo con argumentos, y no con campañas del terror, de las críticas fundadas que se hacen a la forma y fondo del arreglo institucional que nos rige.

Ahora bien, y dicho lo anterior, quisiera explicar por qué he llegado a la conclusión que la Presidenta de la República debiera postergar hasta después de las elecciones el anuncio del proyecto de nueva Constitución, que recogerá los acuerdos básicos (Bases Ciudadanas) a que llegaron las 200.000 personas de distintas ideas que participaron en los diálogos ciudadanos durante 2016. Si lo que se va a dar a conocer es simplemente un proyecto con las ideas constitucionales de la Presidenta, o de sus ministros, nadie podrá discutir el derecho del gobierno a presentarlo cuando quiera y como quiera. Y a hacer de él una bandera legítima de lucha electoral. El punto es que el proyecto del que hablamos no es de un grupo político. En éste se recogerán, así se ha dicho, las conclusiones de un universo de personas con muy diferentes visiones. Las Bases Ciudadanas pueden constituirse en un referente valioso para la deliberación constitucional. Para que eso ocurra, sin embargo, parece necesario ponerlas por encima de consideraciones de corto plazo o contingentes. Más allá de que puedan servir, o no, para poner a la derecha a la defensiva, las Bases Ciudadanas están llamadas a ser un punto de convergencia donde pudieran confluir personas que votarán por Beatriz Sánchez, Sebastián Piñera, Carolina Goic, Alejandro Guillier u otro. Cuidémoslas.

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