Derribando mitos: ¿Escriben las niñas mejor que los niños?




Esta columna fue escrita junto a Alejandra Meneses, Académica Facultad de Educación de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Se acaban de publicar los resultados del Simce de escritura de 2016 y uno de sus hallazgos llama la atención: las mujeres obtienen resultados significativamente mejores que los varones. Incluso al comparar por grupo socioeconómico, las niñas obtienen mejores resultados que los niños del grupo inmediatamente superior. ¿Significa esto que la escritura sea una habilidad "femenina"?

Si bien no hay investigación concluyente al respecto, podemos decir a partir de distintas evidencias que los estereotipos y roles culturales influyen en las oportunidades de aprendizaje que ofrecemos en la escuela a los estudiantes. Esto es, si se cree comúnmente que las niñas "son buenas para lenguaje" y los niños para "ciencia y matemática" (y que por ende, las mujeres a su vez tendrían menos talentos en estas áreas), es probable que en el aula se reproduzcan estos estereotipos y que ellas tengan más instancias para desarrollar sus habilidades de lenguaje. En efecto, existen investigaciones en el área de matemáticas que muestran cómo los docentes miran más y dan más la palabra a los niños que a las niñas en sus clases. Por lo tanto, podría ocurrir en las clases de lenguaje. ¿No será que las niñas tienen más posibilidades para desarrollar sus habilidades de lenguaje tanto orales como escritas?

Una segunda consideración, que complementa la anterior, tiene que ver con la cantidad de oportunidades que ofrecen las escuelas chilenas para que los niños y jóvenes en general produzcan textos. Diversas experiencias investigativas en aulas chilenas sugieren que se escribe poco durante la formación básica y media. La escritura escolar, en muchos casos, se reduce a contestar preguntas y copiar información desde el pizarrón o el libro, y hay muy poco espacio para producir textos en géneros diversos y con distinta complejidad. Si sumamos que en su socialización y prácticas fuera de la escuela, las niñas tienen mayor contacto con la producción escrita, entonces se produce una brecha con los varones que la experiencia escolarizada no alcanza a acortar. En efecto, las niñas suelen, por ejemplo, llevar diarios de vida, coleccionar y escribir esquelas y notas, entre otras prácticas de escritura cotidiana no escolar. Sin ir más lejos, las aplicaciones para la escritura en línea de fanfictions (novelas escritas por los seguidores de series, cómics y sagas) como Wattpad, cuentan con un 85% de usuarios entre 12 y 25 años, de los cuales una abrumadora mayoría son mujeres. De este modo, las prácticas letradas no escolares serían otro de los motivos que tienden a inclinar la balanza a favor de ellas en este desempeño, porque al ser la escritura una habilidad a la vez social y cognitiva, se requieren horas de práctica para llegar a dominarla.

En síntesis, para reducir la brecha de género en el desempeño escrito, una primera medida consiste en que la escuela provea más oportunidades a todos para producir textos en general. Escribir varias veces al año diversos textos significativos, sobre distintos temas y en todas las materias del currículum permitiría ofrecer a los niños más oportunidades de practicar la escritura: un afiche de vida saludable en Educación Física, una guía turística en Sociales, una cartilla de reciclaje en Ciencias,un periódico escolar en Lenguaje.

Una segunda medida: demos más oportunidades en la sala de clases para que los estudiantes puedan plantear ideas y desarrollarlas puesto que la oralidad y, en particular, la posibilidad de producir un discurso oral extendido repercutirá en sus habilidades de producción de textos. Dejemos que los estudiantes tengan más posibilidades para producir y no solo reproducir. La tercera medida consiste en tomar conciencia de los estereotipos de género acerca del aprendizaje, de modo que los educadores y la escuela en su conjunto ofrezcan oportunidades a todos, niños y niñas, de experimentar la creación de textos reales, que estos circulen de manera auténtica para que los estudiantes se conceptualicen a sí mismos como escritores. En escritura la "autoeficacia", es decir, la percepción de que se puede hacer una tarea bien, es uno de los mayores predictores del éxito. Dejemos que nuestros estudiantes crean, sientan y comprueben cuando sus textos sean leídos que son buenos escritores.

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