Temucuicui: las tierras de la ira




Hace unos días Ercilla volvió a cobrar notoriedad, después de que unos periodistas de TVN Araucanía fueran a reportear el incendio de una iglesia evangélica en las cercanías de la Comunidad Autónoma de Temucuicui, y según testigos cuando salían al menos dos sujetos encapuchados les habrían disparado al vehículo en que se movilizaban. Es lamentable y condenable lo que paso con los periodistas, y sin un ánimo de justificar lo ocurrido, ir allí es desgraciadamente un riesgo previsible, por algo los mismos periodistas se refieren a ese lugar como la "zona roja".

Lo de Temucuicui hay que leerlo en su contexto, es una zona de conflicto latente en donde sobreviven personas que han sido violentadas desde mediados del siglo XIX, personas que han nacido y crecido en contextos de pobreza, violentos allanamientos, estigmatización y criminalización, son personas que con justa razón ya no confían en el Estado ni en nadie. No se trata de justificar la violencia, sino de explicar su origen, y es que entender el origen del conflicto es la primera condición para avanzar en cualquier propuesta o plan de paz.

"Con la clase política que tenemos no podemos avanzar", dijo hace unos días Jorge Pinto, Premio Nacional de Historia. Y tiene toda la razón, no seamos ingenuos, a los Gobiernos no les interesa el Conflicto en la Araucanía, mucho menos les interesa Ercilla y sus comunidades en conflicto. Es tan evidente el desinterés que todos los candidatos se apresuran en dar soluciones de un par de meses para un conflicto que lleva más de un siglo. El populista nunca dará un diagnóstico claro, pero si prometerá la plurinacionalidad sin entenderla o una falsa promesa de diálogo en 100 días, no obstante, cuando sus propuestas fallan, y todas fallan al cabo del primer o segundo año de Gobierno, sean estos de derecha o izquierda, no dudan en pedir más policías.

Hasta ahora se ha pensado la autonomía indígena como una modificación integral del Estado Nación o como un apéndice de regiones más descentralizadas, sin embargo, quizás sea el momento de pensar en autonomías locales y que sean los propios habitantes de la comuna de Ercilla y no un burócrata de Santiago, quienes decidan si quieren que Temucuicui sea autónoma dentro de su espacio jurisdiccional. Ya que lo único claro es que, si el Estado no es capaz de resolver el conflicto en una sola comunidad, menos lo hará con las más de tres mil restantes.

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