La última película de Harvey Weinstein

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El filme que dormía en el limbo desde el 2017 debido a las acusaciones contra el magnate de Hollywood ya está en salas de todo el mundo, incluyendo Chile.


Es 1880, época de inventores y visionarios, de charlatanes e iluminados. En Nueva York, dos de los hombres más adelantados del momento buscan hacer mejor la vida de sus conciudadanos, pero también intentan ganar algo de dinero.

Por un lado, Thomas Alva Edison acaba de transformarse en la celebridad científica del momento al patentar su ampolleta. En el otro rincón de este cuadrilátero de cerebros, el ingeniero y empresario George Westinghouse ha amasado una buena fortuna con los ferrocarriles y la invención del freno combinado. Ambos tienen distintas ideas de cómo iluminar eléctricamente Estados Unidos y ninguno está dispuesto a perder esta batalla.

Esta disputa, que en su momento se llamó "la guerra de las corrientes", es la que se despliega en Una guerra brillante (2019), la película sobre el intento de Edison (Benedict Cumberbatch) y Westinghouse (Michael Shannon) por imponer su particular concepción de la electricidad a gran escala.

El filme dirigido por Alfonso Gómez-Rejón se estrena mañana en las salas del país. No es cualquier estreno: se trata de la producción que la empresa The Weinstein Company iba a lanzar comercialmente en el 2017 cuando estalló el escándalo contra su dueño, el productor Harvey Weinstein. Se transformó involuntariamente en el último filme producido (hasta ahora) por Weinstein y tras dos años logró encontrar un nuevo distribuidor mundial.

La cinta de Gómez-Rejón (1972), quien en el 2012 se hizo conocido por Yo, él y Raquel, tiene en su elenco a una seguidilla de actores conocidos, todos en roles históricos de gran abolengo: a Cumberbatch y Shannon como Edison y Westinghouse se unen Nicholas Hoult (Mad Max: Fury Road) en el rol de Nicola Tesla, Tom Holland (Spider-Man) como Samuel Insull, uno de los fundadores de General Electric, y Matthew Macfadyen (Orgullo y prejuicio) en el papel del banquero J.P. Morgan, creador de la compañía de inversiones J.P. Morgan & Co.

Pero, ¿qué es la guerra de las corrientes? Todo parte con Edison como el defensor de la corriente continua y Westinghouse como el impulsor de la corriente alterna. La primera era más barata, pero tenía menor alcance. La segunda era mucho más onerosa, pero era capaz de iluminar ciudades. Durante 13 años Westinghouse trabajó junto al adelantado científico serbio Nicola Tesla y, a la larga, logró imponer su visión: en el año 1893 ganó la licitación para iluminar la Exposición Mundial de Chicago. Hasta el día de hoy la corriente alterna es la que se usa en los alumbrados públicos del mundo.

Un "cambio de película"

El productor Harvey Weinstein había alcanzado a exhibir una primera versión de Una guerra brillante en septiembre del 2017 en el Festival de Toronto, la que recibió críticas más bien negativas.

En ese momento alcanzó a decir que trabajaría en un nuevo montaje para alivianar la historia y hacerla más accesible al público. Fue apenas una declaración de intenciones: en la primera semana de octubre, dos reportajes casi paralelos de The New York Times y The New Yorker dieron a conocer las denuncias de acoso y violación de 12 mujeres contra el hombre fuerte de Hollywood.

El resto es la historia conocida del escándalo, el juicio aún en curso contra Weinstein y la declaración en bancarrota de su compañía The Weinstein Company. La película había quedado literalmente atrapada en las redes de los procesos legales y los derechos intelectuales, sin poder estrenarse comercialmente.

Un año después del estallido del caso, la compañía Lantern Entertainment compró los activos de The Weinstein Company y en abril del año pasado la empresa 101 Studios desembolsó 3 millones de dólares por los derechos de distribución internacional de Una guerra brillante, que llevaba dos años durmiendo en las bodegas.

Se trata de un camino curioso. A la larga benefició a la película y a su director, quien gracias a una cláusula en el contrato tenía derecho al corte final. La disposición legal le permitió mejorar lo que no le gustó: cortó diez minutos, mandó a componer otra banda sonora, filmó varias escenas adicionales y, como si se tratara de un rebautizo, estrenó la película en octubre del 2019 en Estados Unidos.

Esta vez las críticas fueron bastante mejores. Esa es la versión que desde mañana se podrá ver en salas de Chile, no precisamente la que Harvey Weinstein buscaba mejorar cuando el escándalo lo sepultó hace dos años.

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