Los mejores discos chilenos del año

Convocados por Culto, 17 críticos y periodistas especializados eligen lo mejor de la producción discográfica nacional de una temporada especialmente atípica. Álbumes, epés, discos dobles o de remezclas, todos cruzados de alguna forma por el contexto social y los diez meses de encierro. Aquí, los más votados.


Ctrl+Z - Chini.png

Cuatro canciones son suficientes para dar cuenta del personalísimo imaginario y talento compositivo que María José Ayarza tiene para entregar en plan solista, ahora bajo el alias de Chini.png. En su inclasificable y magnético primer EP, la ex Chini and the Technicians entremezcla intimidad acústica, bossa nova y post rock para hablar de relaciones frustradas.

“Experimentaciones varias y un lúcido punto de vista para ahondar en las dudas amorosas que rara vez se toman en cuenta en el pop”, asegura Raúl Álvarez.

“No sé si la razón sea esta época de encierro o su juventud. Me inclino a pensar que es la forma en cómo María José Ayarza ha abordado su carrera musical desde los márgenes, en la independencia, pero de forma cálida y haciendo sentir, a través de sus canciones, que es una gigante del pop de autor”, complementa César Tudela sobre el singular atractivo del debut en solitario de la artista, quien, además, dijo presente en otros dos discos que son parte de esta selección (Animita y Fuero interno).

MMXX - Como Asesinar a Felipes

Para su octavo disco, el quinteto volvió a poner a prueba su inventiva y constante afán experimental, cambiando la instrumentación análoga por los sintetizadores y luego, con las canciones ya terminadas y en medio del encierro planetario, convocando a diversos artistas internacionales (Toy Selectah, Mad Professor) para que remezclaran ese material.

¿El resultado? “Espirales, ruidos, máquinas y una sensación generalizada de alienación e inquietud ad hoc al año”, comenta Marcelo Contreras.

“Dejaron de lado sus instrumentos para meterse de lleno al mundo de las máquinas y entregar una propuesta digitalmente pantanosa y cinematográfica, mientras su MC, Koala Contreras, dispara las rimas más crudas y llenas de rabia en la historia de la banda”, complementa César Tudela.

Para Claudio Vergara, MMXX “logra lo que no consiguió el Covid: alienarte, pero haciéndote sentir bien. Y, de paso, otra muestra de que el hip hop chileno vive un momento de resplandor creativo a la altura de lo mejor del planeta”.

La fortaleza - Francisca Valenzuela

Si bien el coronavirus alteró el despliegue en directo que debió haber tenido -salvo un show en Viña 2020 y una presentación vía streaming- y buena parte de sus planes de difusión continental, el cuarto álbum de Francisca Valenzuela, el primero que edita con un sello multinacional -y uno de los más votados en esta encuesta-, se las arregló para abrirse camino y alzarse como uno de los trabajos más sólidos de la temporada y en la discografía de su autora.

“Un disco que salió en los primeros días de 2020, cuando aún ni anticipábamos lo que se nos venía, y que aun así refleja emocionalmente el último año, con sus reflexiones sobre el amor, la ansiedad y la resiliencia”, dice Matías de la Maza sobre La fortaleza, que originalmente saldría a fines de 2019.

“Una artista que sabe hacer discos, piezas completas con coherencia y concepto. Un trabajo bien hecho de principio a fin, con un par de singles que ejemplifican la evolución de su carrera”, señala Martina Orrego.

“Demuestra que es la cantautora más completa de su generación, capaz de ampliarse al ritmo voluptuoso de los sonidos urbanos, sin perder su sensibilidad para escribir piezas íntimas, dotadas de detalles, ideas y, sobre todo, de algo que hoy cuesta en la vorágine del mundo Spotify: imponer una identidad artística reconocible de inmediato”, añade Claudio Vergara.

Quiero seguir continuando - Mauricio Redolés

Ranchera, blues, son cubano y hasta fado portugués son parte del último disco de Mauricio Redolés, el primero en siete años del cantautor y poeta, cuyo título y ánimo general funcionan como manifiesto de supervivencia al tiempo que conectan con las sensaciones y temores de la humanidad durante los últimos 10 meses.

Con homenajes a Carmen Hertz y al legendario blusero Robert Johnson (con una chilenizada versión de Love in vain, traducida como “Amor por las puras”), además de alusiones a la paternidad, a su ya mítico barrio Yungay y a la proximidad de la muerte tras el ACV que sufrió en 2016, en Quiero seguir continuando Redolés expande el imaginario y a ratos se acerca a las cumbres de Bello barrio y Quién mató a Gaete?

“Un disco que llegó a demostrar que la música de Redolés hablaba el lenguaje del Apocalipsis desde hace años, mucho antes de la pandemia, con agradecimientos a su familia, a su propia historia de tortura y amor y a los estilos musicales que lo acompañaron en el camino. La carta de un sobreviviente saludando a la vida”, resume Emilio Contreras.

Cuauhtémoc - Niños del Cerro

Otro EP de sólo cuatro canciones y otro título que debió postergar su lanzamiento, programado originalmente para octubre de 2019. Nada de lo anterior impidió que el último trabajo del grupo de La Florida terminara entre lo mejor del año, con un material que parte reimaginando al último emperador azteca y termina abrazando a Pavement, Weezer y otros referentes del quinteto.

“Niños del Cerro se anota uno de los discos más interesantes del año con este EP que explora su experiencia en México. De paso, Durmiendo en el parque postula a ser una de las canciones del año en el circuito local”, asegura Ignacio Olivares.

“De las pocas bandas (por no decir, la única) en Chile que pueden mantener un pie en ese indie que proliferó tanto a fines de la primera década del milenio, y que no suene gastado. Al contrario, en cuatro canciones logran mantenerse frescos y ambiciosos, en una carrera que todavía va en ascenso., dice Matías de la Maza.

Tacto / Chocadito - Ases Falsos

Ni la pandemia detuvo a Ases Falsos, que además de un flamante álbum en vivo, un especial de televisión y uno que otro cover grabado a distancia por sus integrantes, publicaron en octubre dos discos en simultáneo, Tacto y Chocadito, los que -juntos o por separado- acumulan cinco menciones en esta encuesta. Dos títulos “con producciones diferentes que mantienen de igual forma su claro sello, con estilos que cohabitan naturalmente entre letras y armonías diversas”, dice Sandra Zeballos.

Emilio Contreras, en tanto, se queda con Tacto, producido por el guitarrista Martín del Real, “por su trabajo compositivo pero también porque llevó al quinteto a registros inexplorados. Ritmos calmos y una mirada introspectiva que calzaron perfecto con este año de cuarentenas”.

Mención aparte para En mi rincón, álbum solista que meses antes lanzó el vocalista Cristóbal Briceño, que “tiene en sus canciones, algunas antiguas, el desconcierto y la melancolía que a muchos les invadió en esos días”, comenta Jorge Leiva.

“No es novedad sorprenderse de la productividad de Briceño como cantautor, pero no está de más compartir la perplejidad que produce el encantamiento pop de los ¡cuatro! discos que lo involucraron este año, todos interesantes por distintos méritos. Esta entrega a solas fue la más austera pero también atrevida, y en letras como Entregar mi opinión pintan un certero autorretrato”, destaca Marisol García.

Fuero interno-Bronko Yotte

A cinco años de Gala (2015), Felipe Berríos reaparece con uno de los álbumes imprescindibles de la temporada. Una nueva vuelta de tuerca a la ortodoxia del hip hop por parte del MC, profesor de lenguaje y “rapero no-rapero de piso parquet”, como se autodescribe con ironía en la elocuente Galvano, tema que abre un disco plagado -como es su costumbre- de invitados de diversas veredas y cuestionamientos al éxito, la exposición y a los códigos del propio género musical en cuyos márgenes se desenvuelve.

“Si la etiqueta fuese opinable, ésta sería para mí la verdadera ‘música urbana’: colaborativa, de voces cálidas y máquinas precisas, expuesta en sus dudas e inquietudes, más que en sus ansias y conquistas”, comenta Marisol García sobre las 15 canciones de Fuero interno.

Un disco “de crisis y cambios” -según su autor-, macerado a temperatura ambiente y con más contradicciones expuestas que verdades absolutas, que “intenta expandir las fronteras estilísticas del hip hop y que en energía y lírica parece dialogar de forma certera y honesta con su tiempo. Vaya logro”, dice Felipe Retamal.

Aló! - Pedropiedra

Con lanzamiento retrasado por el estallido social y presentación en vivo suspendida por el Covid, Aló! no sólo es el álbum más accidentado en la carrera de Pedro Subercaseaux. También, uno de los más logrados. Producido por Cristián Heyne y con invitados como Gepe, Álvaro Henríquez y Xander -responsable de varios éxitos del trap nacional del último tiempo-, el quinto trabajo de estudio del cantautor amplía aún más el extenso abanico de ritmos y sonoridades que ha explorado en una década como solista, con una aproximación más decidida al dembow, el reggaetón y todo lo que se entiende por música urbana, siempre bajo sus propios términos y condiciones.

“En un documental que se hizo sobre el disco, Cristián Heyne dice que Pedropiedra tiene una aproximación clásica a las canciones. Esa misma camisa atraviesa el álbum, manteniendo la vocación pop de siempre, sin repetirse y logrando salir y entrar con gracia de las tendencias actuales”, comenta Alejandro Jofré.

“El quinto álbum del ex CHC toma riesgos gracias a la conducción de Heyne y a su rol como compositor que, disco a disco, se muestra más desinhibido”, añade Raúl Álvarez.

Animita - Adelaida

La versátil pedalera de Jurel Sónico, las baterías machacantes de Gabriel “Lele” Holzapfel y los coros salvajes de la bajista Naty Lane remiten inevitablemente a los días en que Nirvana, Hole, Pixies, Slowdive y los argentinos El Otro Yo marcaban la pauta del denominado rock alternativo. Aun así, Adelaida, los últimos héroes porteños del género, consiguen en su cuarto disco sonar urgentes y en sintonía con su época, sumando nuevos arreglos, mejoradas armonías vocales y una que otra frase (“Es un ruido necesario”, por ejemplo, en Kraken) que dialoga con el convulsionado presente.

“Hasta la fecha, quizás, el mejor trabajo de este grupo dosmilero surgido en la Quinta Región, al alero del noise, el grunge y los 90. Una suerte de consolidación del proyecto con canciones que, a pesar de su estela nostálgica y rockera, reflejan la lírica de esta década con frescura y novedad”, sintetiza Emilio Contreras.

“Para la banda de Valparaíso ya no basta con gritar y pisar el pedal para alterar la guitarra con tonalidades grunge y shoegaze. El cuarto álbum se abre paso entre armonías, sintetizadores y cuerdas. Más colores y vocabulario en la paleta sin perder el foco”, complementa Marcelo Contreras.

* Bonus tracks: otros discos destacados de la temporada

Una lista con los otros álbumes que seleccionaron los profesionales convocados para esta encuesta.

Mango Negro - Rubio

Francisca Straube es vanguardia y este 2020 sorprendió con el lanzamiento de “Mango Negro”, su más reciente disco, cuyo tinte experimental e introspectivo tiñe los tres EPs que lo contienen: La Pérdida, La Existencia y El Fruto. Un trabajo digno de ser escuchado, por la versatilidad que lo compone y es que te lleva del techno, al juego con sintetizadores y de ahí a guitarras acústicas y sonidos más orgánicos perfectamente mezclados. Escucharlo fue viajar por el desierto y de pronto, me encontré en las profundidades del océano o en bosque tupido. “Mango Negro”, es un álbum que invita a explorar una dimensión espiritual, a través de sus sentidas letras y una estética minimalista y delicada, con juegos de luces que le ponen broche de oro al disco y lo covierten este en una obra de arte integral (Sofía Tupper).

Hoy no me bañé - Matiah Chinaski

Desde hace varios años, no hay género en Chile más estimulante e ingenioso que el hip hop, capaz de mutar en formas impensadas y seguir sonando bien. O mejor. El último disco del rapero de Conchalí es un ejemplo: letras bien articuladas, narradas en caliente junto a sampleos al Chavo del Ocho y Cantinflas, mientras las melodías avanzan entre quiebres y acentos inesperados, con las contribuciones de Ana Tijoux o La Brígida Orquesta. (Claudio Vergara).

Ulyse - Gepe

Ulyse es un disco curiosamente nostálgico, porque estaba hecho para un 2020 que no pudimos vivir, el de un mundo sin pandemia. El disco habla de historias y colores que recogen el espíritu del 2019, y como muchas cosas (Jorge Leiva).

7 mares - Tsunamis

Tsunamis despacha su nuevo disco en vísperas de navidad después de dos adelantos a lo largo del 2020. Si bien fluctúa entre lo acústico y una pequeña dosis de rock pesado en un par de temas, en la mayor parte de las canciones la psicodelia acompaña a las guitarras que suenan como un bloque de folk rock lleno de cadencia. 7 mares suena íntimo y potente en partes iguales (Macarena Lavín).

Uno de verdad - Perrosky

Tras Añejo (2002) y Añoro (2015) Perrosky nuevamente edita un disco como solista. Son grabaciones caseras en medio de la pandemia, donde logramos oír a su hija pequeña y algunos ruidos hogareños de lo cotidiano. El rock and roll y folk norteamericano en casi pura guitarra eléctrica y el eco nos lleva a otras épocas, algo en lo que Perrosky es especialista (Macarena Lavín).

Canto para siempre- Carmen Lienqueo

Alto vuelo de un homenaje atípico a las tradiciones sudamericanas desde la investigación empírica, la electrónica, la autobiografía y el cuerpo. Folclor para el siglo XXI (Marisol García).

Era Luz - Alectrofobia

A estas alturas, hacer hard rock es un acto de resistencia. Así es como el power trío Aletrofobia arma su propia barricada con “Era Luz”, un disco multicolor producido a distancia nuevamente con Mario Breuer y en donde logran encauzar lo realizado en su aplaudido “Violenta Fortuna” (2018). La honestidad y reflexión en las letras de Gerardo Elgueta, a un año de la revuelta popular, le entregaron al cancionero del rock chileno un himno eterno: “Nunca seas policía” (César Tudela).

La Fuerza - Paz Court

La reinvención artística de Paz Court se hace notar en “La Fuerza”, el último LP de la artista radicada en México, que inevitablemente, me lleva a las influencias de Violeta Parra y a ese terreno marcado por la crítica social contundente hecha canción, además de abarcar tópicos como el dolor, la esperanza y la catarsis, que hacen sentido este año marcado por una pandemia. Un trabajo que se adentra en diversos géneros latinoamericanos, como el vals peruano, la tonada chilena o el joropo, con toques contemporáneos que le dan chispa y frescura, agradable a los oídos y al alma. En definitiva, “La fuerza” es para mi un disco pulcro desde la cáscara, que con su hermosa portada ya adelanta la calidad sonora del trabajo que cuenta con invitados como Ángel Parra, Fernando Milagros y Natisú, entre otros (Sofía Tupper).

Sea mi música - Paz Mera

Es una música completa: autora y compositora, cantante e instrumentista, Paz Mera ya tenía anunciado hace tiempo este disco que vino a estrenar en 2020 con una colección de canciones que es puro poder, entre la voz y un trío de piano, contrabajo y batería. Sea jazz, sea balada, sea influjo de Cuba o de Brasil, todo queda de maravillas, desde la melancolía a la fiesta. Talento genuino (David Ponce).

Cisne: Lado negro - Cancamusa

De los discos debut que dejó la temporada, uno que destacó por su propuesta fue Cisne: Lado negro, de Cancamusa (el alias de la valdiviana Natalia Pérez). Radicada en México tras foguearse durante años en la batería de Amanitas, y en las bandas de apoyo de Javiera Mena y Mon Laferte, ella define su material como “pop cinemático”. Para entenderlo, basta escuchar temas como “Huracán de fuego” o “Amor abstracto”, que destilan un cruce entre el dramatismo del dream pop, la rítmica incisiva del trip hop y los paisajes de sonido dibujados con efectos. Pero ante todo, esa colección de canciones parece más el impulso antes de un salto mayor, que ella parece dispuesta a dar (Felipe Retamal).

Chinoy - Saliendo del otro

Chinoy puede desaparecer cinco años y regresar casi irreconocible. Casi, porque esa voz sigue siendo de efecto instantáneo, se ama o se odia. Reconvertido en la electrónica sin desatender el folclor y lanzado hace escasos días, se instala justificadamente en el podio de lo mejor del año (Marcelo Contreras).

Portal - Nicolás Vera / Rob Haight

La sociedad del guitarrista Nicolás Vera con el saxofonista Rob Haight entrega un fresco de jazz contemporáneo que se mueve entre el noir de Lonely woman y el toque más convencional de Pisco con hielo (Ignacio Olivares).

Amore - Sabina Odone

La sangre tira en el último disco de Sabina Odone. Amore recoge la herencia de los baladistas italianos de los setenta con un dejo tan moderno como nostálgico (Ignacio Olivares).

Monstruo - Cami

Sin duda, de los discos más sólidos que dejó este año. Es un disco diverso, que musicalmente muestra varias facetas de Cami y que ha hecho que se consolide como artista. Además, valoro mucho que sea un trabajo donde abundan los singles, canciones populares que logran sintonizar con el público de una manera genuina. Cami logra con este disco transformarse en una de las voces de esta generación (Martina Orrego).

Alejandra - Florencia Lira

Florencia Lira no para de ser una fuerza creativa libre en su nuevo disco, el sexto de su recorrido. Esta vez se basa en versos de la poeta argentina Alejandra Pizarnik para transformar la poesía en canciones imaginativas entre guitarras, detalles de producción electrónica y una voz siempre melodiosa. Pizarnik reinventada (David Ponce).

La piel – Dulce y Agraz

Lo más importante -para mí- en este disco son las letras, donde Dulce y Agraz logra traducir de una manera hermosa y poética una forma de vivir el amor relajada y sin prejuicios. Y también viste las canciones con un pop delicado y poco ostentoso, algo que no se ve mucho en estos tiempos (Martina Orrego).

Relato- Vicente Cifuentes

Tras su paso por el Festival de Viña, el nombre y rostro de Vicente Cifuentes se hicieron más conocidos en el país, si bien habíamos quienes hace rato mirábamos con atención lo que el joven artista proponía. Un talento versátil que se pasea por distintos estilos, logra el reconocimiento de sus pares y además se hace cargo de la contingencia y las temáticas que lo tocan e interesan, sin dejar de lado la poesía simple para contar historias entrañables. En Relato, Vicente hace un resumen de todo eso, a paso firme, con convicción, propuestas definidas y su ya característica y dulce voz. Una carrera que hay que seguir con atención siempre (Sandra Zeballos).

Dios perro - Sebastián Orellana

Sebastián Orellana se radicó hace algunos años en Sevilla, donde ha podido mostrar con soltura sus raíces cercanas al bolero como al folclor que tanto escuchó al crecer. Las canciones se escuchan atemporales mientras que la picardía y las letras sentidas se escuchan desde una voz de crooner que mejora en cada registro (Macarena Lavín).

La Ola - Di Mambo

Si hay que destacar el trabajo de artistas emergentes, Di Mambo no puede faltar en el recuento de este 2020 y es que “La Ola”, su disco debut, nos regala siete canciones que orbitan los límites del pop y de la existencia, con letras sobre la muerte, el absurdo de la vida, la búsqueda de un sentido, y la melancolía. Así, puede escucharse un huayno eléctronico en “Las Estrellas”, un dembow andino y lento en “No estoy ni ahí”, e incluso, un merengue oscuro en “Déjalo Sangrar”. Destaca especialmente la inclusión de una kora, un instrumento de África occidental en la canción que da nombre al álbum. Son todos estos elementos juntos los que dan riqueza a este trabajo que tiene la gracia de haber sido creado en pleno confinamiento y es totalmente autogestionado (Sofía Tupper).

Mal - Benjamín Walker, Natisú, Yorka, Hakanna

El disco pandémico chileno por excelencia: cinco músicos compartiendo techo durante meses y dando vida en conjunto a un puñado de muy buenas canciones que sintetizan -algunas con gravedad y otras con humor- buena parte de la experiencia 2020. Desde los más simples cambios de rutina y la sensación del loop constante a la experiencia de un romance bajo toque de queda y las grandes preguntas a las que nos sometió este año. Un ejercicio de creación colectiva que resalta las virtudes de cada uno de sus participantes y que quedará como crónica y registro musical de un año para el olvido (Andrés del Real).

El corazón vivo - Isabel Parra

Con la producción musical impecable de Manuel Meriño, “El corazón vivo” es voz, letra y música de una Isabel Parra a la altura de lo más majestuoso que hay en su historia, de por sí fundamental en la música chilena. No es un disco, es algo más grande: una canción que da cuenta, con tanta belleza como intensidad, del sentido del levantamiento popular y de los tiempos de lucha que vivimos desde 2019 y que seguiremos viviendo en Chile (David Ponce).

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