Canciones y alcohol: salud por ese clásico

Alegrías, tristezas y corazones rotos, resacas infernales y culposas, bares memorables, vinos malos, whisky, cerveza y ron en incontables vasos vacíos. El alcohol es fuente eterna de inspiración en títulos memorables, desde Los Hermanos Campos hasta Pantera.


*Los Hermanos Campos / Te miro la cara y me da sed

Entre los posibles himnos alternativos chilenos, esta cueca de Los Hermanos Campos rankea. La afilada síntesis del título y la letra (“chupai como contratado”) son sinónimo de curagüilla en esta tierra, una de las cientos de composiciones de estos oriundos de Longaví de extensa trayectoria por más de siete décadas.

Eleodoro y Marcial Campos fueron estrellas de la cueca, género que consideraban como uno solo, sin subdivisiones. A la vez, hicieron carrera interpretando música mexicana, de gran popularidad en Chile.

Identificados con la dictadura al participar de un acto del plebiscito de 1980 y recibir una pensión del régimen, desaparecieron mediáticamente.

Te miro la cara y me da sed se atribuye a Marcial, el más aguja del dúo.

*The Cure / The Blood

Esta joya de The Head on the door (1985) se inspiró en un vino portugués barato llamado Lágrimas de Cristo “que todos los trabajadores beben”, según Robert Smith, un aficionado a las drogas y el alcohol, en declaraciones de 1985. El cantante y guitarrista bebió el mosto reparando en la etiqueta ilustrada con la Virgen María cargando a Jesús mientras sostiene una botella.

“Fue completamente brillante”, declaró. “Esto lo beben cientos de miles de personas, y es una bebida bastante visionaria, ¡de verdad! Estaba convencido de que era portugués, me hundí en esta ensoñación de ser un guitarrista flamenco portugués”.

La canción, un memorable pop rock con guitarras españolas donde Smith reconoce que le cuesta parar con la bebida, se editó en España sin éxito.

“Estoy paralizado por la sangre de Cristo

Aunque nubla mis ojos nunca puedo parar”

*Guns N’ Roses / Nightrain

Nightrain es un vino barato californiano que refrescaba las noches de Guns N’ Roses cuando era una banda de tantas abriéndose paso en Sunset Strip. Con música de Izzy Stradlin, Slash y Duff McKagan, la letra corre por cuenta de Axl Rose. El vocalista la presentaba en directo indicando dónde comprar la botella que, según su paladar y experiencia, “te joderá el doble que el Thunderbird y es mucho más barato”.

Mientras el Nightrain era tinto, el Thunderbird era blanco, y aguardentosos por igual.

Nightrain fue una de las fuentes etílicas en la grabación de Appetite for destruction (1987), con la canción homónima relatando los efectos del mal vino.

“Una vez más esta noche

Estoy en el tren nocturno, hasta el fondo

Estoy en el tren nocturno, llena mi copa

Estoy en el tren nocturno, listo para chocar y arder

Nunca aprendo

Estoy en el tren nocturno, me encanta eso

Estoy en el tren de la noche, y nunca tengo suficiente

Estoy en el tren nocturno, para nunca regresar, no”.

*Elvis Presley / Vino, dinero y amor

Fun in Acapulco (1963), estrenada una semana después del asesinato de JFK, fue un éxito de taquilla y en rankings, el último del rey del rock antes de la beatlemanía. La canción central Bossa nova baby (¿qué tiene que ver el bossa nova con una trama en el afamado balneario mexicano?), alcanzó el número uno de Billboard, junto con confirmar que para los gringos, del Río Grande hacia el sur, son todos iguales.

Vino, dinero y amor, el segundo corte de la banda sonora, es un temprano ejemplo de spanglish, más unos cuantos estereotipos sobre Latinoamérica y las mujeres.

“Viva el vino, viva el dinero

Viva, Viva

El amor

I like to drink wine, and money is fine

But I like the girls even more

Viva el vino, viva el dinero, viva, viva el amor

Some pesos you pass, put wine in her glass

And soon she will say ‘si, señor’

Viva el vino, viva el dinero, viva, viva el amor”.

Elvis jamás puso un pie en México para filmar. No era querido en el país debido a una falsa entrevista publicada en el diario Excélsior el 19 de febrero de 1957, con términos racistas y descalificatorios hacia los vecinos.

“Prefiero besar a tres negras que a una mexicana”, habría dicho el rey al cronista Federico de León.

Las radios lo boicotearon y al estreno de King Creole (1958) hubo desmanes y un centenar de detenidos.

La nota era una venganza de un poderoso empresario mexicano que había prometido a su hija contratar al rey del rock para su fiesta de 15 años. El intermediario fue Ernesto P. Uruchurtu, un encumbrado político del PRI, el verdadero capo del DF entre 1952 y 1966. Elvis rechazó la oferta, en tanto otra versión asegura que el cheque en blanco se traspapeló y jamás llegó. Como fuera, no estuvo en el cumpleaños y el tipo, que había alardeado de su presencia, orquestó el artículo. Años después Uruchurtu obstaculizó la visita de The Beatles a México.

*Electrodomésticos / Yo la quería

De los clásicos nacionales inspirados en el alcohol, esta obra maestra de Electrodomésticos en el debut ¡Viva Chile! (1986) es el más oscuro, perturbador y triste, la brutal confesión de un femicidio con detalles de las horas previas (“incluso había pasado a cortarme el pelo ese día”), la bebida como una constante en la relación (“ellla ya me había visto borracho varias veces”), y el intento por desmarcar la culpa (“yo le había dicho que tenía que esperar un poco, y habíamos quedado de acuerdo incluso, y dele con lo mismo”).

El video del cineasta Pepe Maldonado resultó memorable, una serie de fotogramas en blanco y negro de Carlos Cabezas, con un rayado sobre sus labios a medida que transcurre la letra, como un spoken word insuperable.

*Amar Azul / Yo tomo vino y cerveza

Estos reyes de la cumbia argentina de fenomenal éxito en Chile, se han dedicado a cantar sobre alcohol y penurias amorosas en canciones como Yo tomo licor y Yo Tomo.

Esta última marcó un hito en el festival de Talca en 2019. La reacción del público -180 mil personas- coreando distintos éxitos junto con sumar chilenismos rotundos de desprecio a la letra de Yo Tomo (a partir de los 34 segundos), emocionó hasta las lágrimas al cantante Miguel Ángel D’Annibale.

*Los Parkinson / Por el vino

Una garrafa bastó para que Los Parkinson compusieran colectivamente uno de los mayores himnos sobre el vino jamás escritos, tan bueno que hasta Nicanor Parra decía que la letra era suya. Como se relata en el sitio Música Popular, el cantante Miguel Hiza cogió una docena de páginas con apuntes tras la tomatera y dio forma a la canción, el mayor éxito de Rey a mendigo (1992), el segundo álbum de Los Parkinson.

“Por el vino me quedé sin penas (x3)

Por el vino me quedé asíiiii”

Cuando el grupo presentó el tema en los estudios Sonus, el ingeniero Hernán Rojas llamó de inmediato a la EMI. El ejecutivo Max Quiroz arribó, puso oído y ofreció comprar el disco completo por cuatro millones de pesos, una cifra importante en ese entonces. El Vino fue, por paliza, la canción chilena más popular de aquel año.

Punto aparte el video filmado en un trole santiaguino a comienzos de los 90.

*Julio Iglesias / Ron y Coca Cola

El tercer single más vendido en EE.UU. en los años 40 fue un plagio. Rum and Coca-Cola es una pieza que data de 1943. Rupert Grant, un legendario cantante de calipso de Trinidad conocido como Lord Invader, escribió una letra sobre la presencia militar estadounidense en la isla, un contingente de 20 mil efectivos aficionados al ron con Coca Cola, y a comprar los favores sexuales de las mujeres locales.

“Y cuando los yanquis fueron por primera vez a Trinidad

Algunas de las jóvenes estaban más que contentas

Dijeron que los yanquis las tratan bien

Y les dan un mejor precio

Ellos compran:

Ron y Coca-Cola

Bajaron a Punta Cumaná

Tanto las madres como las hijas

Trabajando por sus dólares yanquis”.

Lord Invader utilizó la música del venezolano Lionel Belasco y se convirtió en un éxito. En ese mismo periodo, arribó a Trinidad el comediante de Chicago, Morey Amsterdam. La canción sonaba en todas partes y decidió copiarla, suavizando algo la letra con los compositores Jeri Sullivan y Paul Baron, para ser grabada por The Andrew Sisters en 1945, el grupo vocal más popular de ese entonces. Se vendieron siete millones de unidades y fue número uno del Billboard por casi dos meses, aunque despertó resistencias en la radiodifusión por nombrar gratuitamente a la gaseosa.

Tras un juicio, Lord Invader logró una indemnización de 150 mil dólares, pero Morey Amsterdam retuvo los derechos de autor. Así, en esta versión de Julio Iglesias contenida en el álbum Hey! (1980), figuran como autores Amsterdam, Sullivan, Baron e Iglesias. Por cierto, la versión del astro hispano blanqueó la letra.

“Ron y Coca Cola

Dame un beso, Lola

Ven conmigo a bailar

No quiero que estés tan sola

Si quiere usted sentir igual

Venga una noche a Trinidad

Calor y ritmo tropical

Le harán reír, le harán tomar”

*Ranchera / Fiskales ad-hok

El debut de los Fiskales en 1993 contiene tres canciones con alusiones etílicas. Está Ron Silver -”voy korriendo y me sonrío, voy en buska de mi rock and roll y de mi ron suicida”-, en referencia al legendario ron que coció las tripas de generaciones junto con provocar las peores resacas; Borracho con su verso inicial inequívoco -”la otra noche te encontré borracho en la comisaría”-, y Ranchera, uno de los mejores clásicos de la veterana banda punk para desatar el mosh.

“Veinte vinos y tres cervezas

vueltas y vueltas de mi cabeza (...)

Quiero mear, no aguanto más (x3)

Ayayayay”.

*Sia / Chandelier

El alcohol ocupa un lugar destacado en el cancionero de Sia, tal como sucede con otras súper estrellas pop como Rihanna, Adele y Amy Winehouse. Chandelier, uno los más grandes éxitos de la compositora e intérprete australiana, expresa intensamente las dicotomías eternas de la bebida: la diversión y la resaca, el carrete y la culpa. Sia, que ha batallado con el alcoholismo, compuso un himno agridulce. “Escribí la canción porque hay muchos himnos de chica fiestera en el pop”, declaró, “y pensé que sería interesante hacer una versión diferente de eso”.

“Soy a la que llaman cuando quieren diversión

El celular sigue llamando, suena mi campanilla

Siento el amor, siento el amor

Un, dos, tres, un, dos, tres, bebo

Un, dos, tres, un, dos, tres, bebo

Un, dos, tres, un, dos, tres, bebo

Me paso de copas, hasta perder la cuenta”

Sin embargo, para Sia no todo es drama con la bebida. Queda en claro con Ho Ho Ho, una de las canciones centrales de su álbum de Navidad Everyday is christmas (2017)

“Ho, ho, ho, trae una botella de ron

Ho, ho, ho, crema y whisky bourbon

Ho, ho, ho, trae una botella de alcohol

No tenemos nada que perder, ho, ho, ho”

*Meteoros / No me acuerdo de nada

Una confesión sencilla y directa que, traducida al chileno, se dice “se-me-apagó-la-tele”.

La protagonista, en la voz de Julieta Venegas, no retiene recuerdo alguno del carrete mediante excelente pop bailable confeccionado por este súper grupo latino de Ale Sergi, “Cachorro” López y DJ Didi Gutman.

“No me acuerdo de nada lo que pasaba se me borró

Ya no sé quién estaba, ni quien me hablaba, todo se me olvidó

La canción que sonaba, lo que tomaba, se me desdibujó

No me acuerdo de nada, pero de nada”

*The Doors / Roadhouse blues

El alcohol acabó con la vida de Jim Morrison pero también inspiró canciones como esta, nacida de una improvisación estando borracho. Se presume que el bar de la historia es el Toponga Corral, donde tocaban grupos como Canned Heat, al que Morrison acudía como residente de Toponga Canyon, una comunidad que históricamente atrae artistas.

No era fácil llegar por una serie de curvas en el camino. De ahí los primeros versos que dicen “mantén tus ojos en la carretera y tus manos al volante”.

Más adelante, unas líneas cargadas de profecía:

“Bueno, desperté esta mañana y me serví una cerveza

El futuro es incierto y el final está siempre cerca”.

*La Floripondio / Szuper alcohólico

La ecléctica banda de Villa Alemana liderada por Aldo Asenjo, el Macha, se convirtió en sinónimo de fiestas y conciertos donde el combustible central era el alcohol, en el Gran Valparaíso de los 90.

Aunque registran varias canciones con alusiones al carrete, Szuper alcohólico del álbum La manda del ladrón de Melipilla (1995), con una letra ininteligible donde apenas se escucha con claridad el grito de “perro fascista” y otros versos como “me rompo los sesos, me tiro a la línea”, resume a la perfección el delirio etílico de las noches de juerga en el Puerto hace tres décadas

*Pantera / Goddamn electric

“Tenemos una canción en nuestro disco que se llama Goddamn Electric”, contó el guitarrista Dimebag Darrell en los días de Reinventing the steel (2000), “y esa es la maldita sensación que tenemos cuando estamos en el escenario, borrachos, con la sala llena, todo el mundo bailando (...) Es jodidamente electrizante”.

Goddamn electric no trata en exclusiva sobre el alcohol, sino una actitud de vida definida por el metal y el carrete.

“Confías en el whiskey, la hierba y Black Sabbath”

Según Darrell, “es la misma sensación que tengo cuando conduzco en mi puto coche con el estéreo a diez, poniendo Slayer o algo que mate, ¿sabes? No se trata de lo enfadado que estoy con el mundo. ¡Soy un hijo de puta feliz! La mierda es buena, ¿sabes? Simplemente nos gusta tocar música jodidamente potente y dura. Es una volada, compadre”.

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