Crítica de discos de Marcelo Contreras: el fin de año es de Pedro Aznar, Echo & The Bunnymen y DrefQuila

Los clásicos siempre responden cuando se trata de lanzamientos. Hacen pesar su historia: Pedro Aznar luce un retorno para los aplausos, mientras que los imprescindibles Echo & The Bunnymen repasan lo más granado de su carrera. DrefQuila se consolida como una coordenada a considerar del catálogo urbano nacional.


*Pedro Aznar - El mundo no se hizo en dos días

A veces, por aquí, por allá, surgen chistecillos por las habituales visitas de los artistas argentinos. Si Mike Patton viene mil veces, celebremos. Pero con Aznar, Fito Páez o Vicentico, bromas. Contar con la presencia de un músico como el cantante y bajista argentino es y seguirá siendo un lujo. Este vigésimo álbum, entre material solista y colaboraciones, es una entrega doble grabada entre 2018 y 2022. Con 63 años, Aznar no parece particularmente optimista sobre el presente y el futuro. “Dedicaste tu vida a juntar cosas, y no sos feliz (..) Al menos reparemos lo que le hicimos al aire, al agua y a la tierra”, frasea en el corte que da nombre al disco. Más que una reverencia, No voy a cantarle a tu culo es un coscacho al urbano sobre la cosificación de la mujer. Corpoland hace lo propio sobre el expansionismo corporativo, en el mismo espíritu del preclaro discurso de Salvador Allende en la ONU en 1972, una composición donde pivota el bajo con maestría.

En el último tercio de ambos discos, un dejo de melancolía y tonalidades acústicas se apodera de las canciones, como ocurre con Tu Corazón.

En El Mundo no se hizo en dos días hay rock, rap, aires de liturgia, cuerdas y la voz de un artista que se refugia en la poesía, con el talento de siempre.

*Echo & The Bunnymen - Evergreen (25 Year anniversary edition)

Liverpool no es solo The Beatles y bien lo recuerda el museo de la ciudad, donde lucía la guitarra con la que Will Sergeant grabó el primer álbum -Crocodiles (1980)-, de esta banda imprescindible. Evergreen fue el retorno de Echo & The Bunnymen en 1997, a una década del último título con la alineación original. Aunque el vocalista Ian McCulloch y Sergeant habían trabajado bajo el nombre Electrafixion, no fue hasta que se unió el bajista Les Pattinson que el grupo cuajó nuevamente, con el toque muscular de Michael Lee (The Cult, Page & Plant) en el puesto del fallecido baterista Pete de Freitas.

En sus doce cortes, Evergreen retoma la grandiosidad de la banda, donde el garbo es la clave gracias a la voz fenomenal de McCulloch -un crooner inapelable-, la guitarra inventiva y extraordinaria de Sergeant, y unos arreglos majestuosos de cuerdas que timbran categoría atemporal a las canciones.

Esta reedición de dos discos es particularmente generosa. A la docena de piezas originales se suman otras seis, mientras el segundo álbum se concentra en versiones en vivo más crudas de Evergreen, y clásicos como Lips like sugar, Bedbugs and ballyhoo, The Killing moon y Rescue.

*DrefQuila - Diablo santo

DrefQuila decidió innovar tras cinco álbumes, dos epés y un registro en directo, dejando atrás los contornos más románticos impresos en su discografía. Según explica en Apple Music, en Diablo Santo evita “sonar como un maleante”, y así la solución radica en un concepto intermedio -”el bellaqueo”-, término de origen puertorriqueño alusivo a la excitación sexual, una vía exprés para “latinizar un poco más mi música”.

La transacción prácticamente elimina los rasgos criollos de DrefQuila, camino tomado por otros artistas urbanos locales motivando críticas difíciles de atender, por el hecho de acercarse al fraseo caribeño, como si se tratara de una especie de traición. Expandir las fronteras siempre implica costos para los artistas nacionales ante la audiencia tricolor, que levanten la mano Mon Laferte y La Ley.

Advertidos por el propio artista del “bellaqueo” como mapa, las canciones se concentran en describir encuentros sexuales con aire libertino, mediante personajes femeninos dispuestos a experiencias intensas, como relata en el corte que da nombre a este EP: “dice que le gusta el sex, que le gusta de a tres”.

Crónicas triple equis al grano como se estila, sin desteñir con el nivel requerido por un género especializado de la cintura hacia abajo.

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