Una solicitud indecorosa, baladas, coros de estadio y el sueño de los teloneros: el show de Mötley Crüe y Def Leppard en Chile

03 DE MARZO 2023 MOTLEY CRUE EN EL ESTADIO BICENTENARIO DE LA FLORIDA FOTO PEDRO RODRIGUEZ

18.000 personas llegaron hasta el Estadio Bicentenario de La Florida. Whisky Blood abrió los fuegos con un enérgico show.


Es común leer en los recuentos de la historia del rock cierto ánimo peyorativo cuando se llega a las páginas del glam metal. La movida que nació a comienzos de los ochenta en Sunset Strip, franja de locales y bares ubicada en un sector de Los Angeles, tuvo características estéticas que centraron las miradas y opacaron cualquier otra virtud. El exceso de laca, maquillaje, tacones y una ilimitada fijación carnal por el sexo femenino fueron un arma de doble filo.

Sin embargo, el paso del tiempo otorga nuevas perspectivas y hoy el hair metal está registrado como el último gran género que apostó por la teatralidad y la explosión de elementos visuales en el rock de estadios. ¿Cómo desconocer eso?

Es en ese orden de ideas que conciertos como el Def Leppard y Mötley Crüe, celebrado ayer en el Estadio Bicentenario de La Florida, aún despierta a las masas, incluso a cuarenta años del nacimiento de ese estilo. 18.000 personas llegaron hasta el recinto deportivo para ver la segunda vez en Chile de ambos conjuntos: los estadounidenses debutaron en Chile en 2011, mientras que los ingleses hicieron lo propio en 2017.

Pese a que no son exactamente contemporáneos, y a que tampoco formaron parte de la misma movida, el tiempo se encargó de emparentar a dos bandas que vivieron destinos trágicos: ambos lucharon contra los excesos y algunos de sus integrantes sufrieron accidentes automovilísticos con distintos resultados. Hoy se encuentran en una gira por Sudamérica desempolvando hits y costumbres, con masivas recepciones por este lado de América. Eso sí, los liderados por Joe Elliot se presentan con un disco reciente, “Diamond Star Halos” (2022), tras siete años de silencio musical.

Whisky Blood: el sueño hecho realidad

A comienzos de enero, una noticia que rozaba la comedia circuló por los portales: una banda de jóvenes nacionales se encadenó en dependencias de Chilevisión para generar alboroto y pedir que se cumpliera su sueño: telonear a sus ídolos, Mötley Crüe. Se trataba de Whisky Blood, un grupo de veinteañeros (Demian, el bajista, tiene 17 años) que cuentan con un año de vida y un disco a su haber. Luego, una aparición en el matinal de ese canal terminaría por darles visibilidad extra y añadir simpatizantes. DG Medios realizó un concurso para ser teloneros que terminaron ganando sobradamente.

Es por ello que ayer, momentos antes que salieran a abrir los fuegos, varios asistentes estuvieran expectantes a verlos. “Yo los vi en Chilevisión”, dice una mujer en el público. “Yo también”, responde su acompañante.

A las 19 puntual, la banda hace arribo en el escenario. Lo hacen corriendo, a la usanza ochentera. Tommy Brandi, el guitarrista líder que se asemeja a un Slash joven, desborda emoción e ímpetu. El quinteto es pura energía y su personalidad dista mucho del clásico telonero local. No parecen preocupados por errar las notas y tampoco están interesados en quedarse atornillados en el escenario: se mueven como banda curtida. Pareciera que vieron todos los recitales en vivo de Guns N’ Roses, AC/DC y Mötley Crüe de los ochenta para nutrirse de sabiduría que hoy sacan de la libreta. El resultado no puede ser otro: el público aplaude a rabiar, muchos sorprendidos, otros entre risas. Paolo, en la batería, hace juegos con las baquetas mientras toca, Demian muestra actitud punk y Nico se entrecruza en las corridas por el escenario con Tommy.

Sin embargo, a los pocos minutos los problemas sonoros comienzan a aparecer. Las guitarras suenan saturadas y con nula definición, como si fuera una masa eléctrica. La guitarra de Tommy se va cortando a ratos, mientras que en otros tiene que luchar contra los audífonos que no parecen encontrar lugar entre su frondosa cabellera. Debe ser asistido por largos e incómodos segundos. Por su parte, el cantante, Bam, corre con el micrófono en mano sin percatarse de la extensión del cable, por lo que se ve enredado entre los atriles en varios episodios. La falta de experiencia juega un papel en contra y es notorio. “Súbanme el volumen”, pide Baam a gritos a la mesa de sonido, mostrando su incomodidad. Algunos de sus alaridos desafían los tonos de las canciones.

Para el final destapan una botella de Jack Daniels (lo de la revisión de videos ochenteros es cada vez más real) y beben de la botella. También esparcen otros tragos al público. Eso sí el final se vio empañado por una discusión entre Bam y alguien del público que, según el cantante, le habría enseñado el dedo medio en muestra de hostilidad.

El show se extiende por 3 minutos y la producción internacional, en un acto que no se vio nada bien, corta el sonido dejando a la banda tocando los instrumentos, pero en silencio. Mal cierre para un show enérgico y emotivo.

Def Leppard: las tradiciones inglesas

“Tengo una pregunta para ustedes”, dice Joe Elliot para introducir “Let’s Get Rocked”. “¿Quieres rockear?”, continúa. La respuesta llega al instante.

Antes de que caiga la noche, los de Sheffield hacen su aparición con un sonido apabullante. Rick Savage en el bajo y Rick Allen en la batería forman una máquina sonora que amenaza con sacudir hasta al más estático.

Tal como en 2017, en ese debut en el Estadio Monumental en el marco del Santiago Rock City, la mayoría del set de está centrado en “Hysteria” (1987), el álbum más exitoso de la banda. Aunque también hubo espacio para tres del nuevo disco: “Kick”, “Take What You Want” y “This Guitar”. Álbum que fue destacado por Elliot en conversación con este medio: “Creemos que es el mejor disco que hemos sacado desde no sé cuándo. Posiblemente esté en mi top 2″.

Elliot, quien luce una voz firme solo con dificultades en algunos agudos, hace uso de algo de español para saludar y agradecer. Luego, comenta el período de la pandemia y señala: “Ya estamos de vuelta y estamos felices de estar aquí”.

03 DE MARZO 2023 DEF LEPPARD EN EL ESTADIO BICENTENARIO DE LA FLORIDA FOTO PEDRO RODRIGUEZ

El grupo hace un set romántico con “Love Bites”, “Promises”, “This Guitar” y “When Love and Hate Collide”. En “The Guitar” Eliiot, Savage, Phil Collen y Vivian Campbell realizan destacadas armonías a cuatro voces. La tradición británica de la belleza.

Para esa arremetida de rock pop, el estadio se transforma en un masivo coro de público adulto. A ratos, el show se vuelve algo tibio, pese a que el quinteto no deja espacios a errores y la pulcritud de la ejecución es total.

“Rocket” es un punto alto del set, así como el solo de Allen, con su batería adaptada para ser tocada con un brazo. Cerca del final cae “Pour sugar on me”, el hit insignia de la banda y la que más los emparenta con el género glam de L.A.

El remate es idéntico al de 2017 con “Rock of Ages” y “Photograph”. 17 canciones en casi una hora y media de un show con escasos puntos bajos.

03 DE MARZO 2023 DEF LEPPARD EN EL ESTADIO BICENTENARIO DE LA FLORIDA FOTO PEDRO RODRIGUEZ

Bailarinas, una solicitud indecorosa y volumen alto: Mötley Crüe sigue ahí

En 2014 los Mötley Crüe firmaron un contrato para no volver a tocar juntos al terminar la gira de despedida, que acabaría en 2015. Pero tal como Kiss, Ozzy Osbourne y The Who, dicha promesa fue rota. Argumentaron que tras la película biográfica The Dirt habían aparecido nuevos fanáticos y saldrían del retiro.

Y en una parte del show, el incombustible Nikki Sixx quiso acentuar esa idea. Subió a una adolescente al escenario para agradecerle y decir al público que por ellos estaban de regreso. En parte es cierto, entre el público podían verse varios jóvenes y uno que otro niño, aunque el grueso de los asistentes a su show era público adulto, varios mayores.

Los angelinos encontraron energía nueva con John 5 en la guitarra en lugar de Mick Mars. El músico, que ha tenido una lista interminable de colaboraciones, que va desde David Lee Roth, Paul Stanley, Marilyn Manson, Rob Zombie, entre varios más, está sobrecalificado para el cargo. Su técnica es exquisita, depurada, virtuosa. Parece que los riffs y solos los toca sin mayor presión, como practicando en el living de su casa.

03 DE MARZO 2023 MOTLEY CRUE EN EL ESTADIO BICENTENARIO DE LA FLORIDA FOTO PEDRO RODRIGUEZ

El set abre con una rabiosa “Wild Side”, seguida de “Shout at the Devil” y de “Too Fast for Love”. Tripleta clásica que recuerda el lado salvaje del conjunto.

Vince Neil tiene un buen arranque, pero va mostrando debilidad vocal al paso del show. El espectáculo cuenta con dos bailarinas con poca ropa, una morena y una rubia, que hacen gala de exóticos movimientos como de club nocturno. A ratos cargan micrófonos para hacer coros, pero terminaban siendo poco audibles. “Son hábitos sucios”, dice Vince al presentarlas. De un momento a otro, Tommy Lee se para de la batería y se desplaza por la pasarela del escenario para comunicarse con la gente. Pregunta cómo están y pide que le enseñen malas palabras en español. Es ahí cuando averigua cómo se dice senos en un lenguaje coloquial y pide que alguna mujer se las enseñe. ¿”Donde hay tetas? ¿No hay tetas para Tommy” ?, pregunta. Una mujer se atreve a la aventura, pero no alcanzó a ser vista. Hay cosas que no cambian: Mötley Crüe siendo Mötley Crüe.

El baterista se sienta al piano y parte “Home Sweet Home”, un momento alto de la noche. Siguen “Dr. Feelgood”, la más débil de la noche para Vince, “Same Ol’ Situation (S.O.S.)” y “Girls, Girls, Girls” con dos figuras femeninas inflables de gran tamaño, una a cada lado del escenario. A ratos el alto volumen de John 5 amenaza con destruir tímpanos.

03 DE MARZO 2023 MOTLEY CRUE EN EL ESTADIO BICENTENARIO DE LA FLORIDA FOTO PEDRO RODRIGUEZ

Recordando a Jimmy Page, John 5 utiliza un arco de violín en su Fender Telecaster para dar sonidos largos e introducir “Kickstart My Heart”, aquel hit que recuerda cuando Sixx sufrió una sobredosis de heroína y debió ser resucitado en una ambulancia. El show termina con un largo redoble de Tommy y con un público extasiado.

Energía, coros de estadio, baladas, solicitudes para ver partes íntimas, bailarinas. Los libros de historia podrán decir lo que quieran, pero el glam metal de los ochenta iba directo al grano. Una noche redonda.

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