La revuelta de Los Tres en Concepción: la magia está intacta

La revuelta de Los Tres en Concepción: la magia está intacta

Con muchos fans jóvenes apostados en las primeras filas, la alineación original del grupo se presentó por primera vez, desde el anuncio de su retorno, en la Plaza de la Independencia de su ciudad natal. En un show de poco mas de media hora y ante 20 mil personas, desplegaron un sonido contundente y un repertorio sostenido en lo más encendido de los años noventeros. El grupo se mostró preciso, afiatado y con una sorprendente garra rockera. Los Tres están de vuelta.


El reencuentro de la alineación original de Los Tres mostró sus primeras señales desde el primer momento. El grupo se ha volcado en hacer guiños a momentos significativos de su historia musical. No solo al hacer su primera aparición televisiva junto a Pedro Carcuro, quien los presentó en aquel memorable show en el Court Central del Estadio Nacional en 1995.

Para marcar su primer encuentro con el público, escogieron la Plaza de la Independencia de su natal Concepción. No es casual, a pasos de ahí está el Aula Magna de la Universidad Católica de Concepción, donde tocaron bajo el nombre de Los Ilegales en un legendario show junto a Los Prisioneros en 1984. Y caminando algo más, está el Teatro de la Universidad de Concepción, donde tocaron por última vez en mayo de 2000.

El anuncio (la revuelta como le llaman ellos) desató expectativas en la ciudad y generaba el comentario espontáneo del penquista de a pie, que se topaba con el escenario montado en el lugar en que la tradición sitúa la declaración de la Independencia. La prueba de sonido, realizada pasadas las 11 de la mañana, se escuchaba al menos desde un par de cuadras.

Ya pasado el mediodía, los fans y los curiosos habían ocupado el frente del escenario, llenando poco a poco el lugar. Era fácil advertir la presencia de público juvenil, probablemente niños cuando la formación original dejó de tocar. Para muchos de ellos, es la primera vez que verán al cuarteto original.

En las redes sociales y plataformas digitales ya había circulado su nueva grabación de Hojas de Té, un tema clásico de fibra rockera, que mostró intacta su afinidad musical. Pero una cosa era verlo en la pantalla y otra en directo.

Los Tres salieron al escenario (montado casi en la esquina de O’Higgins con Caupolicán) puntuales a las 13.30. El lugar ya estaba repleto y el respetable los recibió con una ovación, apenas sonó la introducción de Somos tontos no pesados, de su legendario debut homónimo de 1991. Los aplausos cayeron para Molina cuando ejecutó su característico solo y ejecutaba alguna floritura que delata su estilo. Ahora sí, estaban todos.

Siguieron con Hojas de Té, canción que acaban de regrabar. Suenan contundentes y con un fiato intacto pese a los años. “Como cuarteto somos insuperables”, aseguró Álvaro Henríquez en la entrevista con Carcuro en TVN. El oficio del grupo le da la razón.

Acaso para mantener en alto la fibra rockera, continúan con Gato por liebre, un corte de Se remata el siglo (1993) que el grupo interpreta con particular garra. Y al igual que en los viejos tiempos se desató el duelo de solos entre Henríquez y Parra (usando Rickenbacker y Fender Telecaster, respectivamente), con algún guiño a Day Tripper de los Beatles incluido. Molina repartía fills tocados con una precisión quirúrgica, como si el tiempo no hubiera pasado.

El show sigue en alto cuando despachan La Torre de Babel cantada a medias con el público. “Muchas gracias, Conce”, saluda Henríquez. El público le responde con el “olé, olé, oleee Los Tres”.

Aunque Los Tres solían ser muy quirúrgicos en sus shows de los 90′, la ocasión los encuentra con una particular garra. Siguen con Déjate Caer, que con el touch de Molina suena muy fiel a la original, pero con los arreglos de directo de los últimos años. Luego, el karaoke fue masivo con la clásica Un amor violento, una de las más reproducidas del repertorio de la banda en las plataformas digitales. Parra, como en los viejos tiempos desata su impronta jazzera al interpretar solos que suenan como pequeñas canciones en sí mismas, dentro de las canciones. En el público, los chicos cantan con celular en alto.

Y no podían faltar las cuecas. La introducción tocada en guitarra eléctrica por Ángel, sirve para marcar La vida que yo he pasado, aquella canción de Roberto Parra inmortalizada en el célebre MTV Unplugged.

“La siguiente canción es super Conce”, anuncia Henríquez antes de tocar El Haz Sensor, un corte de su primer álbum que remite a los días más ligados al rockabilly. Un tema antiguo en que Molina luce su capacidad. “Panchoo, Pancho!!”, le grita el público. Él sonríe.

El reencuentro es seguido con atención por el público joven, que conoce al detalle las canciones y más aún, las variaciones de sus presentaciones en vivo. La euforia es total tras media hora de show, cerrado con La primera vez. El público quedó con ganas y demandan el regreso. Suben y despachan Tu cariño se me va, su versión de Buddy Richard a toda velocidad como lo hacían a finales de los 90′. Como el show está con los decibeles a tope, siguen con la poderosa y garagera No sabes que desperdicio tengo en el alma. Un tema con el que solían cerrar sus shows (como en Viña 1996). Los chicos en el público forman un mosh, la gente aplaude. Los Tres están de regreso. Y dejaron en claro que sí, como cuarteto son insuperables.

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