Ignacio Socías y su primera década como comediante: “A veces me divierte dar cringe”

Ignacio Socías y su primera década como comediante: “A veces me divierte dar cringe”

El humorista celebra sus primeros diez años en el circuito con dos presentaciones en el Teatro Oriente, donde tendrá invitados y guiños a su trayectoria. “Me encanta cuando alguien que no me conoce, y que piensa muy distinto a mí, va y se ríe igual. Es una desviación canuta”, reflexiona en diálogo con Culto. También habla de su sueño de ir al Festival de Viña y entrega su opinión sobre las pifias. “Es bueno cuestionarse las tradiciones de vez en cuando”.


Antes de encabezar proyectos como Frente Fracasados y Tiempos mozos, el primer acercamiento de Ignacio Socías con la comedia fue la casa. De niño estuvo al centro de un ambiente en que la risa prevalecía durante las reuniones familiares, formando una interacción que le parecía “hipnótica”.

“Mi mamá siempre se acuerda que yo no iba a jugar con mis primos, porque me quedaba escuchando a mis tíos echar la talla. Todos mis tíos son más chistosos que yo. Todos. Por años, me dio mucha vergüenza tirar tallas con ellos”, asegura. Con el paso del tiempo, Socías se ha ganado que sus parientes lo encuentren gracioso, aunque con matices. “A veces mi tía me dice: encontré fome lo que hiciste en Internet. Me encanta eso”.

El humorista de 33 años comparte esos recuerdos a propósito de su primera década de carrera en la comedia, un hito que celebrará con dos fechas en el Teatro Oriente, este jueves 18 y viernes 19 de abril (entradas en Puntoticket).

Aunque prefiere mantener en secreto los detalles, adelanta que habrá algunas dinámicas con el público y con invitados. “Se va a poder ver cómo ha cambiado el humor de uno y cuáles han sido los chistes con los que uno ha ido creciendo. Vamos a hacer una revisión de eso”, cuenta.

Esa también será una instancia para constatar que Socías ha ampliado el abanico de temas de sus rutinas y su público se ha vuelto cada vez más heterogéneo. Una particularidad que, piensa, es consecuencia de su formación en la iglesia.

“No me gusta el nicho. Fui criado canuto y la única forma de ganar almas para Cristo es aprender a hablar otro lenguaje”. plantea. “Me encanta cuando alguien que no me conoce, y que piensa muy distinto a mí, va y se ríe igual. Esa es una desviación canuta”.

-En sus últimas rutinas ha hecho guiños a que Ud. no es un comediante de humor político, a pesar de que algunas personas lo siguen asociando con Frente Fracasados. ¿En qué momento concluyó eso?

Soy muy conciliador y no tengo ese tono frontal. Tampoco me motiva, no me gusta. En Frente Fracasados éramos un equipo de dos y cada uno le ponía su cosecha. Pero a mí en general me gustan mucho los chistes y en el humor político se da algo de bandos que no me motiva tanto. No es algo malo per se, pero no me divierte. No es mi fuerte. Tampoco soy polemista. El humor es transversal en todas las tendencias políticas. En Chile se piensa que es de un lado, pero si miras para afuera está lleno de comediantes de todas las tendencias políticas. Eso es entretenido.

-¿Cree que esa definición le ha permitido llegar a un público más amplio?

No lo he pensado, pero puede ser. Yo siempre pienso en si mi familia se reiría de ciertas cosas, porque me gusta hacerlos reír. A ellos no los puedo hacer reír con cosas de Ñuñoa, de tofu. A mí no me gustan las peleas, entonces cuando voy, y como sé que tenemos opiniones muy distintas en muchos aspectos, echamos la talla. Mis tías me hacen reír mucho.

-¿Hoy diría que su público lo componen mayoritariamente personas de 30 o de 20?

Es una mezcla. Depende mucho del show. Diría que de 35 a 20 y tantos. No sé si llego a gente tan chica, de 18. El otro día una chica que hace una música que yo no entiendo subió una polera con el gato Juanito, de Tiempos mozos. A veces me gustaría ser para esa generación como un tío que les da vergüenza ver, como que les da cringe. Siento que podría enganchar de esa forma con ellos, por lo que me comentan cuando me ven. A veces me divierte dar cringe, vergüenza.

-Conectar con ellos desde ese lugar.

Sí. No soy viejo tampoco, pero en mi día a día me es más natural relacionándome con gente grande que joven. Soy un viejo chico desde que tengo memoria. Tengo puros amigos grandes. La única gente chica es de la productora (Dantesco Media). Muchos de mis amigos de la iglesia están casados. Mis amigos del colegio, también.

-¿Cómo reacciona el público más joven cuando habla de su matrimonio?

No sé, no tengo idea. Yo no soy tan amigo de interactuar todo el tiempo en los shows; de hecho, en algunos no hablo con la gente. El humor en Internet es rápido y funciona en base a estereotipos: el boomer, el Gen Z, el ñuñoíno. De hecho, yo soy muy bueno para ver memes. Pero a mí lo que me gusta del oficio que tenemos los comediantes es que le puedes dar más capas. Te das cuenta de que en verdad el Gen Z, el de 20 años, igual tiene que ver con las otras generaciones. No son compartimientos cerrados. ¿Por qué lo digo? Por ejemplo, mucha gente muy joven me pregunta mucho sobre el matrimonio y sobre estar casado. Sus preguntas son muy honestas. Mi simplificación sería pensar que sólo quieren poliamor. Pero parece que no. No todos, pero algunos son conservadores.

Ese es el tipo de reflexiones al que ha llegado con sus múltiples proyectos. Soy tu papá, el show que ha presentado durante el último tiempo, iniciará su primera gira nacional el 20 de abril, con fechas en Punta Arenas, Antofagasta, Arica, La Serena, Iquique, Valparaíso y otras regiones. “Ojalá pegar en un punto en que, si un papá va con un hijo, se puedan reír los dos. Eso me encanta”.

También tiene un contacto directo con su público a través de Club Dantesco, la plataforma por suscripción que lanzó en marzo y donde ofrece un catálogo de sketches y programas exclusivos. Un espacio que “permite ver que lo que haces genera eco y ganas de pertenecer a otras personas”, define.

El sueño de Viña

Socías se recuerda a sí mismo viendo las rutinas de Álvaro Salas, Dinamita Show, Bombo Fica y Coco Legrand en el Festival de Viña del Mar. “Cuando chico era obsesivo. Mi familia se reía con que al día siguiente intentaba contar los mismos chistes y se me olvidaban”, explica.

Ya de adulto, y con colegas participando en el evento, percibe el certamen como un mundial de fútbol pero con risas. “Lo bacán de la comedia es que puedes trabajar tranquilo, porque a nadie le importa tanto. Pero en la semana o en el mes del Festival de Viña de pronto la comedia es relevante. Lo que encuentro impresionante es lo intensa que es la presión”.

-¿Hubo conversaciones para que fuera al Festival de Viña de este año?

No, ninguna. Impresionante. Creo que el año pasado, cuando se cayó Yerko (Puchento), soné un poco más.

-Durante la edición de este año algunos comediantes pusieron en debate la pifia. ¿Qué opinión tiene sobre eso?

Encuentro bacán que estemos cuestionando la idea de la pifia. Es bueno cuestionarse las tradiciones de vez en cuando. Hay tradiciones buenas, malas y más o menos. Siendo honesto, para mí sería ideal que no existiera. Es muy difícil para el comediante jugarse todo de una sola vez. Me gustó lo que dijo Javiera (Contador): esto no lo es todo. Por otro lado, sabes que es algo que está muy arraigado y no quieres ser prepotente. Pero yo creo que sería un mejor festival sin pifias, porque la encuentro sumamente desproporcionada. Me gusta que se esté conversando en este tono. Alguien puede tener un mal día y no se merece las penas del infierno.

-¿Sería ideal para Ud. primero ir a Olmué y luego a Viña? ¿O se siente preparado para ir directo a Viña?

El otro día hablaba con (Sergio) Freire de eso y cada comediante opina distinto. Honestamente, me encanta el Festival de Viña. Este chiste es de Fabrizio (Copano): los Backstreet Boys ven quién viene después y está Mauricio Palma. ¡El Mauro! El primer show de stand-up que yo hice fue con Mauro Palma. Eso sólo te lo da sólo el Festival de Viña. Hablo con comediantes de afuera y no lo entienden. Yo pienso que nosotros tampoco, pero crecimos con esto.

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