La serie de Maite Alberdi y Cristián Leighton debuta en Netflix: “Surgieron estilos y formas que ninguno había explorado”

La serie de Maite Alberdi y Cristián Leighton debuta en Netflix: “Surgieron estilos que ninguno había explorado”

Disponible en la plataforma desde hace algunos unos días, la serie documental les pregunta a adultos mayores sobre sus anhelos y deseos, y amalgama los lenguajes del cine, la televisión y el teatro. Ambos directores detallan a Culto su trastienda y los hallazgos del proceso. “El tema de las personas mayores llegó para quedarse en todas las sociedades. Está pegando y no solamente tiene que ver con las pensiones”, apunta el realizador.


Un escenario que consideraron la productora Daniela Bunster y los directores Maite Alberdi y Cristián Leighton fue centrar su nuevo proyecto de serie documental en uno o dos personajes. Con ellos se intentaría abarcar la premisa que se habían propuesto: hablar de los sueños de los adultos mayores en una propuesta que amalgamaría los lenguajes del cine, la televisión y el teatro.

Comenzaron la búsqueda de los protagonistas de La vida es sueño realizando llamados en municipalidades, cajas de compensación, casas de reposo y medios de comunicación. A poco andar, sin embargo, se dieron cuenta de que el foco debía ser más amplio que el que habían definido. “Había tanta diversidad de relato e historias que uno no se imagina, que sentíamos que era poco representativo elegir a dos”, explica Alberdi a Culto. “Necesitábamos un relato coral para representar esa diversidad”.

Desde el primer episodio de la serie –con acento en el amor y en la sexualidad– esa variedad de personajes y experiencias queda plasmada. Algunos testimonios apuntan a que están felices con sus relaciones “puertas a fuera”, otros se declaran contentos con no estar en pareja y unos cuantos dedican sentidas palabras a sus compañeros fallecidos. En el segmento más lúdico de la propuesta, se representa en escena el anhelo de una de las participantes: contraer matrimonio, en este caso con un actor (Rodrigo Bastidas).

Leighton le cede el crédito a la directora de La memoria infinita (2023) por haber sugerido que expandieran el ángulo a múltiples perspectivas. “No hubo ningún tipo de sesgo; solamente estaba la idea de que era gente que tenía deseos, que tenía sueños, que quería hablar del presente, que no quería ser vista como una persona menos proclive a pensar sus sueños”, señala el realizador de Los Patiperros.

Los seis capítulos de su primera temporada –disponible en Netflix desde hace algunos días– son el fruto de la comunión entre sus miradas como documentalistas. Una experiencia que fluyó sin grandes sobresaltos, pero no exenta de retos.

“Lo más interesante de este proyecto es que, si bien tiene mucho de los dos, al mismo tiempo estábamos haciendo algo distinto, en un terreno nuevo. Era crear algo fuera de la zona de confort de los dos”, indica Alberdi. “Fue desafiante el encuentro, en la medida que surgieron estilos y formas que ninguno había explorado”, agrega.

Para mí la Maite tiene una personalidad documental, que es esa capacidad de observación y de precisión para detectar lo que es filmable”, destaca Leighton. “Por otro lado, yo tengo la experiencia de las series, el formato de larga duración. Así que fue una buena simbiosis”.

Ambos rescatan que las respuestas a una pregunta los generó sorpresa. “Cuando les preguntábamos: ¿a qué momento de tu vida volverías? ¿Qué echas de menos? Ninguno quería estar en otro momento de su vida. O muy pocos. Te podían nombrar recuerdos, pero estaban muy conectados con su presente. Activos, con deseo”, detalla la directora de La once (2014). “La relación con el presente fue muy importante detectarla a tiempo”, complementa su dupla.

Esa particularidad le otorga una tensión indispensable a la serie. “El deseo finalmente es siempre lo que mueve cualquier conflicto dramático y es lo que a uno le ayuda a narrar una historia. Si hay deseo, hay conflicto. Y los conflictos tenían que ver en este caso con los anhelos, las fantasías. Fantasías muy extravagantes, pero también fantasías muy cotidianas. Lo extravagante y lo real están combinados. En ese sentido, fue un lugar de experimentación”, sostiene el director.

Con su particular propuesta, La vida es sueño se pasea por el amor, la muerte, la familia, el cuerpo, el trabajo y los hobbies, siempre con la idea de fondo de que las expectativas de vida de las personas han aumentado notablemente. Una realidad presente en diversos países de Latinoamérica, lo que los hace pensar que la serie puede conquistar al público de Latinoamérica, ahora que aterrizó en el streaming tras su exhibición en TVN.

Yo creo que el tema de las personas mayores es un tema que llegó para quedarse en todas las sociedades, incluso en las menos desarrolladas. Era un tema del primer mundo y se instaló en las sociedades emergentes”, opina Leighton.

“Está pegando y no solamente tiene que ver con las pensiones, tiene que ver con muchos más temas. Hay que hacerse cargo de eso como sociedad. Todas las reflexiones sobre el trabajo, sobre los espacios públicos, sobre la vida privada, son grandes temas… Cada familia los está enfrentando de una u otra manera, y eso es bien común en Latinoamérica. Hoy hay que enfrentarlo permanentemente desde miradas más profundas, complejas y diversidad”, concluye.

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