A 60 años de La Batalla de Santiago, el día en que Chile eliminó a Italia de la Copa del Mundo

La llamada Batalla de Santiago fue el partido que enfrentó a Chile e Italia en la Copa del Mundo del 1962.

El periodista italiano Alberto Facchinetti, autor del libro que lleva el mismo nombre, repasa con El Deportivo los pormenores de un partido que “ha entrado en el imaginario común del deporte italiano”. Según el autor, desmitifica la violencia que se le atribuye al encuentro, que tuvo dos expulsados por el lado europeo: “Fue duro, pero no para que pasara así a la historia”. Así también explica que el nombre se lo dieron los propios periodistas peninsulares, los mismos que, antes del Mundial, describieron al país organizador como “pequeño, pobre y orgulloso”, para luego rematar destacando la “desnutrición, la prostitución, el analfabetismo, el alcoholismo y la miseria de Chile”.



Hace exactamente 60 años se jugaba en Chile uno de los partidos más recordados en la historia de los Mundiales, cuando la Roja de aquel entonces, anfitriona de la Copa del Mundo, venció por 2-0 a Italia.

No tanto por la fluidez del juego, como por la gran cantidad de incidentes que hubo antes del duelo y, sobre todo, por las agresiones que existieron dentro del campo de juego. Un cúmulo de antecedentes que lo llevaron a la historia como La Batalla de Santiago.

En lo estrictamente deportivo, los europeos llegaban al duelo después de empatar sin goles contra Alemania Federal. El equipo de Fernando Riera, en cambio, había vencido 3-1 a Suiza, en el debut.

Sin embargo, la Selección sacó la tarea adelante y venció 2-0 con goles de Jaime Ramírez (74′) y Jorge Toro (88′). Todo después de que el árbitro inglés Ken Aston expulsara a dos hombres de la Azzurra: Giorgio Ferrini (8′) y Mario David (41′).

Un encuentro lleno de polémicas, que pasó a la historia por la violencia que se vivió dentro del campo de juego, por la hostilidad que vivió el equipo europeo y por el golpe de puño que le pegó Leonel Sánchez al mismo David, el cual quedó sin sanción.

Un desorden total que fue bautizado por los italianos como La Batalla de Santiago. Cincuenta años después del duelo, el periodista local Alberto Facchinetti reconstruyó el suceso en un libro del mismo nombre. Una edición en la cual entrevistó a los protagonistas, revisó el material audiovisual y toda la literatura que se escribió al respecto.

Los antecedentes

Italia pasaba por un momento crítico en su fútbol después de conquistar dos mundiales consecutivos en los ‘30. Así al menos lo explica el autor de La Battaglia de Santiago.

Italia vivía un momento complicado. Después de no clasificar a Suecia 1958, en el ‘62 llegó con un gran equipo de jugadores italianos y otros que habían jugado en nuestro país como Omar Sívori, Humberto Maschio y José Altafini. Pero queda eliminada en el partido llamado ‘La Batalla de Santiago’”, confirma Facchinetti.

Pero el partido comenzó a disputarse mucho antes. Un par de periodistas de la península viajaron antes de la Copa del Mundo a Chile. En extensas notas periodísticas, describieron al país sudamericano como pobre y caótico. Una información que rebotó en los organizadores del Mundial y generó un ambiente hostil para el equipo europeo.

“Italia vivió un ambiente muy hostil en Chile. Era un tiempo en que los clubes europeos no jugaban mucho en Sudamérica. Lo que sucede es que antes de que el equipo llegara a Santiago, dos periodistas italianos fueron a Chile. Uno es Antonio Ghirelli del Corriere della Sera y el otro es Corrado Pizzinelli de La Nazione. En esos reportajes, ellos contaron sobre un Chile en dificultades económicas, pobre, con problemas sociales… No sé cuán exagerado sería. Pero toda esta información después llegó a Chile. Un pintor chileno leyó todo esto en Italia y luego lo contó en su país”, explica el periodista.

Sobre el partido en sí, los entrevistados coinciden en que “fue un partido muy nervioso. Era un partido ordenado. Según yo, que he visto el partido, Chile merecía ganar. Italia llegaba presionada por los fracasos del pasado. Incluso, la formación que debía entrar en el campo fue cambiada poco antes del encuentro. Una situación paradojal, era un período muy malo para Italia. Se presentó de manera confusa. Incluso hablan de una especie de dopaje, información que nunca fue confirmada”.

¿Todavía se habla de este duelo en Italia?

Este partido es muy recordado en Italia. Es un encuentro que ha entrado en el imaginario común del deporte italiano, que ha pasado a la historia como La Batalla de Santiago. Un nombre que ha salido de los propios periodistas.

¿Es cierto que fue muy violento?

Fue un partido duro, pero no para que pasara así a la historia. Tuvo algunos episodios complejos. Tal vez los chilenos provocaron al rival. El árbitro, según mi opinión, fue un poco localista, sobre todo, cuando un equipo sudamericano jugaba contra un europeo. Leyendo diarios y libros de Chile e Italia, hablan del duelo de manera diferente. Los europeos culpan a los organizadores y los chilenos hablan del poderío de su escuadra. En cambio, los diarios ingleses defienden al árbitro Ken Aston.

Los dichos de los periodistas

El libro de La Batalla de Santiago también rescata las fuertes frases que dedicaron los periodistas de la época para describir la realidad que se vivía en Chile antes de la Copa del Mundo. Uno de ellos fue el afamado profesional Antonio Ghirelli, del diario Corriere della Sera.

Un campeonato del mundo a trece mil kilómetros de distancia es pura locura. Chile es pequeño, es pobre, es orgulloso: ha accedido a organizar esta edición de la Copa Rimet, así como Mussolini accedió a enviar nuestra fuerza aérea a bombardear Londres. La capital tiene setecientas camas. El teléfono no funciona. Los taxis son tan raros como los maridos fieles. Un cable a Europa cuesta un ojo de la cara. Una carta tarda cinco días”, escribió en el medio escrito más importante del país europeo.

Más directa fue la descripción de Corrado Pizzinelli, cronista de La Nazione de Toscana, quien así habló de los organizadores: “La desnutrición, la prostitución, el analfabetismo, el alcoholismo, la miseria, en estos aspectos Chile es terrible y Santiago dolorosamente vivo, y tan vivo que hasta pierde sus características de ciudad anónima”.

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