El día que Marcelo Ríos deslumbró al mundo jugando ante Pete Sampras

Marcelo Ríos y Pete Sampras, en 1994. Foto: Archivo.

Hoy el estadounidense cumple 52 años, un momento propicio para recordar cómo su nombre quedó en la memoria colectiva a partir de la carrera del Chino. En 1994 se enfrentaron por primera vez y en 1998 el zurdo lo desbancó del número uno del planeta.



“El chileno con un juego agresivo y sin complejos acaparó los elogios de la prensa internacional que ahora lo ve como uno de los tenistas de mayor proyección del circuito mundial. Ayer, al despedir 24 horas, dijimos que si Ríos perdía por 6-3 o 6-2 sería bueno para él. De manera que el resultado de hoy es simplemente sorprendente. Con su partido, que fue el mejor de su vida, el Chino Ríos demostró que es un superdotado, por su tenis, su sangre fría y su gran ambición de triunfo”.

Con estas palabras, Bernardo de la Maza anunciaba en el noticiero central de TVN la estrecha derrota de Marcelo Ríos ante Pete Sampras -quien hoy cumple 52 años- en la segunda ronda de Roland Garros en 1994. Sus palabras reflejan la mentalidad que reinaba por el Chile de esos años, con más triunfos morales y caídas honrosas que grandes alegrías. Sin embargo, con el paso de los años, el zurdo demostraría que estaba para cambiar los paradigmas y la historia del deporte nacional.

Corrían los últimos días de mayo de ese año, el país vivía los primeros meses del gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle y la opacidad de ese otoño se iluminó con la irrupción del tenista de 1,75 metros y dueño de un talento muy pocas veces visto en el tenis mundial y que hasta hoy es venerado por grandes leyendas, como por ejemplo Roger Federer, quien no dudó en reconocer a El Deportivo su admiración por el de Vitacura. “Para mí, Marcelo era una especie de jugador perfecto, con un increíble timing y mucho feeling. Jugaba diferente a todos”, expresó en aquella entrevista.

En ese momento, Ríos iniciaba su primer año de profesional. Comenzó la temporada en el puesto 562 y antes de llegar a París había sorprendido llegando a tercera ronda en el Conde de Godó para luego ganar el Challenger de Dresden. Arribó como el 283 del planeta al segundo Grand Slam del año y en primera ronda dio cuenta sin mayores complicaciones del australiano Joshua Eagle (239º), por 6-2, 6-3 y 6-2.

La victoria le dio al Chino su primera experiencia en la cancha central y nada menos que contra Sampras, el jugador invencible del circuito, pero que en arcilla no se sentía tan cómodo como en el cemento o en el césped de Wimbledon. Las 12 mil personas en las gradas vibraron con un partidazo. Sin ningún complejo, el exnúmero uno del mundo junior desplegó todo su talento es incluso estuvo en ventaja, pero no le alcanzó. Cayó por 7-6(5), 7-6(4) y 6-4, en dos horas y 32 minutos de juego. Ese día, casi todo el país madrugó para seguir las alternativas de ese partido que reencantó al público con el tenis, una actividad que estaba muy alicaída desde el retiro de Hans Gildemeister, años antes.

“Creo que hice un gran partido, jugué bien. Sabía que iba a ser duro, lo tuve. Tuve momentos en que podría haber ganado. Primer partido con un top ten y bueno, para la próxima será”, expresó Ríos a TVN tras el partido. Y agregó: “Sabía que jugaba bien, que jugaba un saque muy bueno y completo. Lo vi muy bien y por algo es número uno. Me siento bastante bien y sé en el nivel que estoy y seguir jugando torneos profesionales”.

La prensa internacional de inmediato comenzó a compararlo con Andre Agassi, por tener el pelo largo, usar un jockey al revés y un aro. Pero además por su juego desde la línea de base.

La revancha

Ese 1994 terminaría con Ríos en el puesto 107 del planeta, lo que dio paso a jugar los torneos más importantes del circuito. Luego, dio el salto al top 25 en 1995, conquistando sus primeros títulos ATP en Bolonia, Ámsterdam y Kuala Lumpur.

Sin embargo, fue en 1998 cuando el chileno hizo historia al desbancar a Sampras del número uno del mundo y cortar así con las 102 semanas de Pistol Pete liderando el ranking ATP. La gracia de Ríos es que lo consiguió sin ganar un Grand Slam y fue el primer iberoamericano en llegar a la cima de la clasificación.

En 2001, el zurdo ya estaba muy aquejado por la lesiones. Sin embargo, eso no fue impedimento para ofrecer otro gran espectáculo frente a Sampras. Esta vez fue en el extinto Masters 1000 de Stuttgart, donde se volvieron a cruzar. El Chino ocupaba el puesto 46 del escalafón, mientras que el de Washington ocupaba la casilla número 10. Tal como ocurrió siete años antes la victoria fue para el estadounidense en otro partido muy estrecho: se impuso por 4-6, 7-6 (4) y 6-4 en la tercera ronda del certamen.

Una vez retirados, se enfrentaron una exhibición en el Arena Santiago. Por fin el Chino se sacó la espina y derrotó a su rival, por 3-6, 6-3 y 7-6(7). Eso sí, la historia no terminó bien. “Jugué una exhibición con él en Chile y en esos partidos tratamos de pasarlo bien y que el público lo disfrute. Le dije a Sampras ‘¿qué hacemos?’ y él me dijo ‘hagamos esto’. Al final le gané 7-6 el tercero, se enojó, no agarró la copa, se fue y me llamó al camarín. Me pregunta ‘¿tú sabes quién soy yo?’ Pete, le dije. ‘No, Sampras’, me respondió. Me empezó a hablar de sus saques, que no estaba para estas cosas. Ahí no lo traté muy bien. ‘Hace 20 años estás retirado y en Chile con suerte te conocen’”, recordó hace algunos años.

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