¿Malos ganadores u orgullo herido? La trastienda de la polémica fotografía en la que Argentina festeja en la cara de Países Bajos

Argentina celebra y le dedica el triunfo al rival. Foto: AP/Thanassis Stavrakis

El frenético duelo se empezó a jugar días antes en Qatar. Declaraciones cruzadas que no cayeron bien, y que tuvo momentos álgidos, como una celebración reeditada tras veinte años. Lionel Messi, como pocas veces, encaró a quien se le puso por delante.


Argentina sueña con ganar el Mundial. En el país transandino, a priori, se veían como favoritos. Luego de su caída ante Arabia Saudita quedaron sembradas las dudas, sin embargo, los de Lionel Scaloni se sacudieron rápidamente y ya están en las semifinales. Avanzaron como líderes de su grupo y luego dejaron en el camino a Australia y Países Bajos.

El duelo ante los tulipanes tuvo varios condimentos. Situaciones que, en la suma y resta, desembocaron en un festejo desatado de la Albiceleste cuando se impuso en los penales, celebrando la última anotación en la cara de sus rivales. ¿Reacción desmedida? Las opiniones han venido desde ambos bandos. Del otro lado de la cordillera se justifican en la actitud de los neerlandeses durante la tanda.

Como todo momento polémico en un partido de fútbol, una vez consumado el resultado, el embrollo estuvo lejos de culminar. “¿Qué miras, bobo?”, le dijo Lionel Messi, en dos ocasiones Wout Weghorst, justo cuando era entrevistado por el canal TyC Sports. La Pulga se refirió al artillero de los Tulipanes como “el 19″, dado el número de su casaca.

“Desde que entró al partido empezó a provocarnos, a chocarnos, a decirnos cosas. Me parece que eso no es parte del fútbol. Yo siempre respeto a todo el mundo y me gusta recibir lo mismo. El técnico de ellos no fue respetuoso con nosotros”, declaró el capitán de la Albiceleste. Era el inicio de la explicación.

Lionel Messi increpa a Van Gaal. Foto: REUTERS/Paul Childs

Dardos de Van Gaal y “Topo Gigio”

Hasta el minuto 80′, Argentina ganaba por 2-0 y parecía que el paso a las semifinales era faena sencilla. Sin embargo, sobre el final, los dirigidos por Louis Van Gaal pegaron dos estocadas y forzaron el alargue. Hasta antes del descuento, era un partido agresivo, con muchas amarillas, condicionado por el arbitraje de Antonio Mateu Lahoz, pero no derechamente violento. Este último, tras los reclamos de la Pulga, nunca más volverá a dirigir en Qatar.

Pero se fueron dando situaciones del juego que caldearon los ánimos. Una de las principales fue cerca del final, cuando estaba a punto de cumplirse el tiempo reglamentario, Leandro Paredes, tras propinarle una dura infracción a Nathan Aké, le lanzó un pelotazo a la banca de Países Bajos. La reacción no tardó en llegar. Todos los suplentes saltaron y llegaron, también, los titulares. En aquel instante, Virgil Van Dijk le propinó un pechazo al propio Paredes.

Claro que el origen de la enemistad viene de antes. En los días previos al duelo, Louis Van Gaal, el estratega neerlandés, se refirió a sus rivales en términos que no cayeron bien en el plantel de Scaloni. Habló, por ejemplo, de su relación con Ángel Di María, quien, hace algunos años, dijo que fue el peor entrenador que tuvo. “Ganamos un partido 3-0, hice una asistencia y un gol, al día siguiente en el entrenamiento me mostraba vídeos de los pases que había fallado. Venía jugando bien y de la nada me limpió”, declaró el Fideo, en 2021.

Casi dos años después de aquella aseveración, el ex DT del Barcelona sostuvo que: “Lo siento mucho y me parece triste que haya dicho esto. Memphis Depay también tuvo que lidiar con eso en Manchester, y ahora nos besamos en la boca”, de manera irónica. Al mismo tiempo, detalló algunas situaciones personales que vivió el argentino en los Diablos Rojos. “Es un buen jugador de fútbol pero tuvo problemas personales. Le entraron a la casa a robar y eso afectó su nivel”, expresó.

Di María no es, eso sí, el primer jugador transandino con el que Louis Van Gaal tiene problemas. Hay que retroceder dos décadas en el calendario para encontrar una situación que hizo ruido en el mundo del fútbol en aquel momento. Juan Román Riquelme, flamante refuerzo del Barcelona en la temporada 2002-03, no logró adaptarse nunca a la idea del entrenador.

“Un día me dice: ‘quiero hablar con usted, vamos al vestuario’. Fuimos y veo una mesa llena de videos míos. ‘Usted es el mejor jugador del mundo cuando tiene la pelota, pero cuando no la tiene, jugamos con uno menos’”, contó el retirado futbolista. “‘Tenemos un sistema en el cual yo confío, y usted va a tener que jugar de puntero izquierdo’. Pero claro, yo tenía que estar quieto ahí y no aguantaba”, agregaba el otrora seleccionado argentino.

“Jugamos el segundo o tercer partido y yo me metí en la línea de volantes. Cuando empieza el siguiente entrenamiento, el técnico me dice: ‘Usted es un desordenado. Todos dicen que jugó un partidazo pero yo le dije que tiene que jugar de puntero izquierdo’”, sumaba Riquelme.

Lionel Messi repite la celebración de Juan Román Riquelme.
Lionel Messi repite la celebración de Juan Román Riquelme.

Quien fuese campeón tres veces campeón de la Copa Libertadores con Boca Juniors fue el que popularizó la celebración del “Topo Gigio”, imitada por Lionel Messi al marcar el 2-0. ¿Cómo nació aquel festejo? En el año 2001, una disputa por los premios entre Mauricio Macri, en ese momento presidente del club Xeneize, y el plantel, por los premios que se iban a dar por los logros, hicieron que Riquelme le dedicara un gol al dirigente con aquel bullado gesto.

El talentoso mediocampista le marcó el 2-0 a River Plate en la Bombonera —el encuentro terminó 3-0— y se dirigió a la zona de la tribuna preferencial, para llevar sus manos al oído. Desafiante, Román se quedó así por algunos instantes. Después del clásico, ante la prensa, aseguraría que: “Celebré así porque a mi hija le gusta el Topo Gigio”, siendo una ironía que dio la vuelta al mundo.

Este viernes fue Messi el protagonista. Tras anotar el 2-0 ante Países Bajos, vía penal, se dirigió al borde del terreno de juego y apuntó su mirada al cuerpo técnico de Van Gaal, para realizar el mismo gesto que su compatriota hace 21 años. ¿Por qué? No solo por el lío entre el estratega y Di María. El adiestrador, además, declararía que: “Messi es el jugador más peligroso, el que crea más ocasiones y las hace él mismo, pero, por otro lado, no juega mucho cuando el rival tiene la posesión del balón. Ahí también están nuestras posibilidades”.

Las declaraciones no fueron bien recibidas por el rosarino. En sus descargos post partido, el astro lanzaría otro dardo. “Van Gaal vende que juega bien al fútbol y mete pelotazos”, fueron sus palabras.

Lautaro Martínez marcó el penal definitivo entre Argentina y Países Bajos. Foto: REUTERS/Carl Recine

Las provocaciones

Pitazo final de Mateu Lahoz y hay penales. Al igual que en 2014, el vencedor entre Argentina y Países Bajos se define desde los doce pasos. Y, también como esa vez, ganan los sudamericanos. En ánimos sinceros, el capitán neerlandés, Virgil Van Dijk, reconocería que: “Teníamos confianza, habíamos practicado. Pero no puedes replicar un estadio lleno con 80 mil personas silbándote y un arquero diferente. Estaba listo para eso, pero estas cosas suceden, puedes fallar”.

Para llegar a eso, mucha agua corrió bajo el puente. Emiliano Martínez le tapó el disparó al defensor del Liverpool, también a Steven Berghuis. La Albiceleste queda en ventaja y puede definir, pero Enzo Fernández erra y le da otra vida a la Naranja Mecánica. Luuk de Jong marca y todo depende de Lautaro Martínez.

Si el artillero del Inter erra, sigue la tanda. Si convierte, Argentina pasa a semifinales. La historia es conocida. Gol y festejo transandino. Al momento de correr desde la mitad de la cancha, las miradas, los gestos y las muecas son para los rivales. Nicolás Otamendi, uno de los apuntados, afirmaría que: “Celebré en la cara porque había un jugador de Holanda (sic) que en cada penal que teníamos, venía y le decía cosas a uno de nuestros jugadores”.

Las imágenes están. Cuando el formado en Racing inicia su caminata desde la línea media hacia el área, son tres los futbolistas de la Orange que se acercan a intentar distraerlo. Más allá de los intentos, evidentemente, no funcionaría.

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