Viñateros del valle del Itata acusan grandes pérdidas por incendios: solicitan a las autoridades ayudas focalizadas para la reconstrucción

Una de las zonas afectadas por los incendios es Coelemu. De las 1.600 hectáreas de viñas que hay en la zona, desde la municipalidad estiman que son unas 400 las que están afectadas. A los daños por el fuego también se le suma un segundo efecto, que es por el humo, que también impacta la fruta y no la deja competir en términos de vino de calidad para sacar al mercado, explican.


El valle del Itata, al sur de Chillán, es la zona vitivinícola más extensa del sur de Chile y una de las más afectadas por la ola de incendios forestales que azotan a las regiones de Ñuble, Biobío y La Araucanía. Los viñateros del lugar aseguran que las pérdidas son catastróficas y solicitan a las autoridades regionales ayudas focalizadas para cuando comience la etapa de reconstrucción.

De acuerdo a Demy Olmos, enólogo asesor de la comuna de Coelemu, aún se está trabajando en hacer un catastro, pero señala que de las 1.600 hectáreas de viñedos que hay en la zona, ya se puede hablar de por lo menos 400 que están dañadas. “Todos son de pequeños viñateros. Yo creo que con facilidad estamos hablando de por lo menos 150 o 200 agricultores dañados”, cuantifica.

Olmos cuenta que lleva seis años trabajando en la municipalidad, pero “para mí este es el año más complicado. Ya venía complicado con altas temperaturas y el fuego terminó de matar las esperanzas de un año exitoso. Además, se comentaba que los precios de la uva no venían como debieran, venían bajos. La inflación y la guerra de Rusia y Ucrania alzó los precios de los insumos, así que ya veníamos con un costo alto y si los precios no subían, también íbamos directo a la quiebra como agricultores. Esto nos terminó de sepultar”.

Sobre los daños a las viñas, Olmos estima que hay algunas que sí se van a poder recuperar, sobre todo las cepas tintas, pero hay otras variedades que por el tipo de raíz que tienen no se logrará. “Esa planta se perdió prácticamente. Las cepas tintas es posible que se recuperen y vuelven a formar una vara debajo del suelo, pero para que esa vara se vuelva a formar y se haga tronco se va a demorar al menos tres años”, explica.

Con respecto a los daños por el humo, el enólogo dice que la poca uva que se salvó quedará ahumada.

Racimo afectado por incendios, cortesía de Demy Olmos.

Por su parte, Víctor Castellón, presidente de la Asociación de Viñateros del Itata A.G y dueño de viñas Castellón, también asegura que por el momento no se tienen catastros oficiales, porque las comunas de Ránquil, Coelemu, Florida, Quillón, Portezuelo, Quirihue y parte de Ninhue están con focos activos todavía.

Pese a ello, “en términos generales, muy previa la información sin análisis, el daño es catastrófico es un daño casi con pérdida total”, sostiene. A los daños por el fuego también se le suma un segundo efecto, que es por el humo, “que también daña la fruta y no la deja competir en términos de vino de calidad para sacar al mercado”, apunta. De manera preliminar, Castellón señala que un 80% de los territorios de viñas del Valle del Itata estarían afectadas, de manera directa o indirecta.

Castellón cuenta que la asociación cuenta con 33 viñateros, de los cuales cuatro están damnificados con pérdidas totales, y otro porcentaje están con daños parciales o totales.

Con respecto a las ayudas de las autoridades, el presidente de la asociación afirma que han tenido apoyo con recursos municipales y del gobierno regional.

“Ahora se están evaluando las alternativas de recursos económicos a través de instrumentos públicos, a través de Sercotec, Fosis, Corfo o Indap. Estamos en conversaciones con el gobierno regional para flexibilizar alguna ayuda”, indica.

Adicionalmente, Castellón dice que le solicitaron a las autoridades más brigadistas para la zona, que haya más patrullaje de las Fuerzas Armadas y restringir la venta de combustible en bidones.

Viñedos afectados por los incendios. Créditos: Demy Olmos.

Castellón adelanta que entre los viñateros “estamos muy preocupados de cómo vamos a enfrentar la segunda fase, que es la reconstrucción. Con el gobierno regional hay una mesa de trabajo para la cual tenemos una serie de solicitudes para pedir infraestructura habilitante, materiales de construcción, capital de trabajo, implementación de bodegas -porque aquí hay muchos insumos que se perdieron- y asesoría técnica de construcción para poder prevenir incendios a futuro”.

“Esto de los incendios es cosa de todos los años. por eso estamos evaluando la alternativa de sentarnos con Agricultura y evaluar alguna normativa que nos permita prever o regularizar el tema de los incendios, para poder atacar las causas”, añade.

Perdió todo

Otro de los afectados es Leonardo Erazo, quien en 2014 compró su primera viña. Hoy produce dos líneas de vinos: A los viñateros bravos y Leonardo Erazo, ambas en el valle del Itata.

Erazo relata que posee seis hectáreas de viñedos viejos, de más de 200 años, las cuales se quemaron por completo.

“Ahora estamos viendo qué vamos a hacer, ver si hay algo que se pueda recuperar. Las viñas que estaban cerca de los eucaliptus se quemaron completamente, pero las que estaban más alejadas se chamuscaron no más, entonces esas pueden quizás recuperarse en dos años”, plantea.

Y agrega: “Aunque sea una viña familiar, somos una empresa. Y vamos a tener dos años en los que no vamos a tener producción, vino para vender, nada, y yo no sé qué empresa se puede dar ese lujo de estar dos años parada”.

En cuanto a las pérdidas económicas, Erazo manifiesta que, en su caso particular, solamente en costos, por todo lo que se invirtió para producir este año, los cálculos ascienden a los US $39 mil dólares.

“Uno se gasta más o menos US$ 5 mil por hectárea en producir la uva en un año, entonces con eso uno puede sacar más o menos una idea de las pérdidas”, detalla.

Pero Erazo apunta que lo más grave es que el próximo año lo más probable es que nuevamente se produzcan incendios en la zona. “Y aquí no hay un plan”, acusa.

Sobre reuniones con autoridades, Erazo cuenta que junto a otros viñateros mandaron cartas formales a la seremi de agricultura, solicitando ayudas más concretas “de equipos especializados, de maquinaria, que exista un cortafuegos, porque eso no hay”.

Viñedos afectados por incendios. Créditos: Demy Olmos

Y añade: “A los que se les quemaron las casas por suerte les van a entregar ayuda, pero con dos fardos de paja y tres sacos de trigo no se recupera la economía de una familia. El próximo año nos vamos a seguir quemando porque lamentablemente esto del calentamiento global no es algo que se vaya a parar y la situación sigue siendo igual, no hay medidas, no hay preparación cultural para poder enfrentar estas situaciones. No hay control en las plantaciones forestales, en los pastizales. También la gente comete imprudencias”.

Por su parte, Deysi Villagrán, viñatera de la comuna de Portezuelo, es parte de la nueva generación de viñateros del valle del Itata. Tiene junto a su familia un emprendimiento en torno al vino: Altos del Valle Wines. Cuenta que el 28 de enero se encontraba en Valparaíso trabajando en la Expo Vino y Gastronomía cuando comenzó el incendio forestal que rápidamente llegó al sector donde se encontraba su casa, su automóvil, un hostal del cual es dueña y una bodega de vinos listos para comercializar, además de una bodega biosustentable con energía solar. Todo quedó quemado por completo. A ello se suma además la viña familiar, que también fue arrasada por el fuego.

Desde esa fecha, dice, hay diversidad de focos en distintos sectores y las alarmas suenan frecuentemente para evacuar. “Es una situación muy inestable, se activan a cada rato y estamos todo el día y noche llenos de humo”, señala.

En términos de los daños económicos, Villagrán calcula una pérdida de cerca de $300 millones en bodega, maquinaria, vinos, el hostal y el auto. “Es un aproximado, porque estaba todo equipado, con aire acondicionado cada dormitorio, entre otros elementos, y todo nuevo”.

La viñatera cuenta que se han acercado a visitarlos desde Sercotec, Corfo, Fosis, Indap, Sernatur y el ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela.

“El municipio de inmediato se hizo cargo del retiro de escombros y posteriormente limpieza del terreno. Ahora están llegando las viviendas de emergencia”, indica y agrega que a las entidades públicas que cuentan con fondos disponibles les hizo saber sus necesidades de levantar nuevamente su bodega para poder seguir trabajando.

Pero lo que realmente se necesita y solicita -y en lo que concuerdan los distintos viñateros de la zona- es “que bajen los fondos y que sean entregados a quienes verdaderamente fueron afectados. Además que tengan recursos disponibles en caso de emergencia, no a largo plazo”.

Con respecto a las grandes viñas, como por ejemplo Concha y Toro, aseguran no haberse visto afectadas por los incendios, ya que su producción se encuentra fuera de las zonas afectadas.

“Hasta el momento, no hay hectáreas plantadas de Viña Concha y Toro afectadas, ni incendios cercanos. De todos modos, personal de la compañía se mantiene en alerta aplicando todos los protocolos de seguridad y acciones preventivas existentes”, sostuvieron desde Concha y Toro.

Además, la empresa señaló que inició gestiones para ir en apoyo de algunas de las zonas afectadas, tanto comunidades como bomberos, incluida la del Itata.

Ayudas económicas

En tanto, el alcalde de Coelemu, Alejandro Pedreros, asegura que desde la municipalidad se encuentran realizando un catastro de los daños en las viñas y que ya están en conversaciones con el seremi de agricultura y el ministro Valenzuela. En ese sentido, afirma que ya se definieron líneas de apoyo para el sector consistente en ayudas económicas, entre ellas, “el otorgamiento de un subsidio focalizado y proporcional a los daños”.

“No se está hablando de un monto estandarizado para todos, sino que más bien responde a una cuantificación más detallada de la afectación, para de esa manera ayudar de manera más equilibrada”, detalla.

Al igual que el enólogo municipal, el alcalde estima en 400 las hectáreas dañadas, lo cual provocará un impacto a largo plazo. “Las parras y viñedos que se quemaron obviamente va a ser uva que no se va a poder comercializar. Era parte de la caja, del ingreso anual que tienen los productores, por lo tanto ahí estamos pidiendo un apoyo económico más directo para que no se resienta la economía de las familias”, dice.

“Si a eso le sumamos la afectación en algunos casos donde también se quemaron las viviendas, las bodegas, los sistemas de abastecimiento de agua, cercos, de una misma persona, la afectación es tremenda”, concluye.

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