¿Qué hacer con De la Carrera? La encrucijada de la Cámara para resolver el caso del diputado que acumula dos agresiones y varias polémicas

El diputado Gonzalo de la Carrera se retira entre guardias de una sala de la Cámara de Diputados, tras ser acusado de una agresión en contra del diputado Alexis Sepúlveda.
El diputado Gonzalo de la Carrera se retira entre guardias de una sala de la Cámara de Diputados, tras ser acusado de una agresión en contra del diputado Alexis Sepúlveda. Foto: LEONARDO RUBILAR CHANDIA/AGENCIAUNO.

Reuniones extraordinarias de bancadas y de la Comisión de Ética se realizaron este miércoles en el Congreso tras el puñetazo que dio el parlamentario, exmilitante del Partido Republicano, a su par radical Alexis Sepúlveda. Durante la jornada llegó la PDI a Valparaíso para recoger testimonios del incidente, mientras que el tema reabrió la discusión sobre la posibilidad de poder destituir a los legisladores.


“¡Psicópata, enfermo de la cabeza!”, le espetó el diputado Hernán Palma (independiente Humanista) a su par independiente-Republicano Gonzalo de la Carrera, el martes en la tarde, luego de que se difundiera rápidamente por el Congreso la información de que le había dado un puñetazo al vicepresidente de la Cámara, Alexis Sepúlveda (PR).

Tras ser separado por sus pares y por el secretario de la Cámara, Miguel Landeros, De la Carrera abandonó el hemiciclo de la corporación -donde se produjo el altercado- y rápidamente se generó un tumulto a su alrededor entre periodistas, camarógrafos y otros diputados que airadamente le pedían que renunciara a su escaño parlamentario.

“Llaitul es un moco al lado tuyo. Terrorista de mier...”, le gritó la diputada del Frente Amplio Consuelo Veloso, mientras crecía el coro: “¡Que renuncie, que renuncie!”.

“Así te he visto también en el distrito, violento”, le reprochó Tomás Hirsch (Acción Humanista).

El nuevo hecho protagonizado por De la Carrera, quien tuvo un controvertido debut y ya acumula varias polémicas en el Parlamento (tres de ellas ya denunciadas a la Comisión de Ética de la Cámara), cambió completamente la agenda política del Congreso.

Sin embargo, tras una ronda de reuniones extraordinarias de bancadas, realizadas entre el martes y el miércoles, la conclusión era casi unánime: la Cámara está de manos atadas para tomar medidas más drásticas, salvo las multas que podría aplicar la Comisión de Ética o la expulsión de su comité que ya adoptó el grupo Republicano (que incidiría en que tenga menos tiempo para hablar en la sala y eventualmente ser sacado de algunas comisiones).

Uno de los caminos era buscar un castigo mayor por la vía judicial. No obstante, aunque el agredido, el diputado Sepúlveda, concurrió anoche al Hospital Gustavo Fricke a constatar lesiones y luego acudió al cuartel de la PDI en Viña del Mar a presentar una denuncia, dadas las penas bajas por este tipo de agresiones, es difícil, según explicaban en la Cámara, que la Corte de Apelaciones de Valparaíso proceda a un desafuero.

Incluso, al ser consultado, el mismo Sepúlveda, quien es el único que podría iniciar una acción judicial por violencia física, puso en suspenso la posibilidad de querellarse. “Lo estamos evaluando”, dijo.

En casos anteriores, como fueron los desafueros de Gaspar Rivas y de Aracely Leuquen, la corte al final hizo valer el delito de injurias, que en esta situación, tal vez, podría ser denunciado por la diputada Marcela Riquelme, quien fue tratada de “estúpida” por De la Carrera, antes de que Sepúlveda interviniera y recibiera el golpe en la cara. Hasta el momento, esa otra acción judicial nadie la ha planteado públicamente.

El otro camino era la vía constitucional. Sin embargo, las causales de cesación del cargo parlamentario son limitadas y ninguna se refiere a este tipo de episodios de violencia. Además, están siempre amarradas a sentencias judiciales o del propio Tribunal Constitucional.

Incluso, en el hipotético escenario de un problema psiquiátrico, que eventualmente podría derivar en una interdicción por demencia (factor que genera la pérdida del cargo), tampoco es fácil de probar y siempre requiere del consentimiento de la familia del involucrado. Incluso, la propia bancada socialista que había pedido públicamente que De la Carrera se sometiera a exámenes psiquiátricos ya abandonó esa estrategia.

En subsidio, los diputados Juan Santana (PS) y Carmen Hertz (PC) anunciaron la presentación de una reforma constitucional para que futuros incidentes de violencia se conviertan en otra alternativa de pérdida del escaño. De hecho, sobre esta idea, durante la tarde de este miércoles, el titular de la Segpres, Giorgio Jackson, mostró su disposición para poner urgencia a la iniciativa. Creemos que es perfectamente posible que esto se pueda debatir con la urgencia que requiera por la naturaleza de lo que ocurrió ayer. Así que, al menos desde el Ejecutivo, va a estar toda la disposición para que esto tenga una discusión lo más pronta posible”, dijo.

“A la luz de los hechos y la legalidad vigente, hoy no se tienen las herramientas jurídicas ni constitucionales suficientes para producir la cesación del cargo de parlamentarios con conductas violentas a otros, incluso de manera reiterada, como el diputado de De la Carrera”, comentó el diputado y abogado Leonardo Soto (PS).

“La actual Constitución solo contempla la renuncia para un caso de enfermedad grave que sea calificada por el Tribunal Constitucional. Además, es voluntario, el propio De la Carrera debería asumir que tiene una enfermedad e ir al Tribunal Constitucional. En las otras causales no hay ninguna que cuadre para que él pueda cesar en su cargo. Es muy difícil que él pueda perder el cargo”, comentó, por su parte, el diputado y también abogado Luis Cuello (PC).

Ante la falta de herramientas legales, por ahora el único camino viable son las multas de la Comisión de Ética, que esta mañana sesionó en forma extraordinaria para ver un anterior caso que involucraba a De la Carrera: la agresión en contra de legislador socialista Daniel Manouchehri durante la tramitación de la Ley “Chao Dicom”. Tras la reunión se acordó aplicarle la sanción máxima pecuniaria que permite el reglamento, un 15% de su dieta, es decir cerca de 800 mil pesos.

En esta instancia disciplinaria del Congreso, De la Carrera ya acumula otros casos que están pendientes: sus burlas en redes sociales contra los fallecidos en padrón del Servicio Electoral; un comentario y un gesto ofensivo que lanzó contra el Presidente Gabriel Boric en la pasada cuenta pública del 1 de junio, donde le dijo que se subiera cierre del pantalón, y el reciente episodio del puñetazo contra Sepúlveda, al que se le sumarán sus insultos en contra de la diputada Riquelme.

En paralelo a la ajetreada jornada, hasta el Congreso en Valparaíso llegó la PDI a hacer diligencias con el objetivo de recoger testimonios de quienes fueron partícipes o estuvieron presentes en el altercado que terminó en un puñetazo.

El debate interno en republicanos

La expulsión de parte de los republicanos se acordó anoche en la oficina del jefe de bancada, Cristóbal Urruticoechea.

En la ocasión estaban todos los diputados de la bancada, incluyendo a De la Carrera, y hasta el lugar llegó el presidente del partido, el senador Rojo Edwards.

Además, se dispusieron guardias del Congreso Nacional en los pasillos para que nadie ajeno a los comités pudiera participar. Y si bien fuentes de los republicanos afirman que el excandidato presidencial José Antonio Kast no intervino directamente, en el encuentro participó el abogado y su brazo derecho, Cristián Valenzuela, a quien muchos lo vieron como un representante.

Dentro de la oficina, las opiniones eran casi unánimes. Había que expulsar de la bancada a De la Carrera, quien en diciembre pasado había renunciado a la colectividad, ad portas de la segunda vuelta presidencial, luego de protagonizar varias polémicas. Sobre ello pesaron dos posturas: primero, que a la diputada Gloria Naveillán se le había expulsado de la instancia por mucho menos -por ser la única de los republicanos en votar a favor del proyecto de ley del quinto retiro de pensiones universal- y también porque quedan días para el plebiscito de salida, y cualquier polémica de este tipo podía afectar al Rechazo. También se consideró que uno de los temas ejes de la colectividad es la lucha contra la violencia, y que había que ser consecuente con ello para no perder votantes.

Varios de los participantes intervinieron en esa línea. Ahí existieron versiones distintas de lo que ocurrió, pues mientras algunos sostienen que De la Carrera defendió su postura y que no quería que lo expulsaran, cercanos al diputado afirman que él mismo propuso que lo sacaran, y que si bien en la bancada lo apoyaban, sabían que no podían respaldarlo públicamente.

Finalmente, se zanjó sacarlo y De la Carrera se retiró de la reunión antes de que terminara, saliendo por el subterráneo para no ser abordado por la prensa. “Chao, perdonen”, dijo pacíficamente al irse.

Fuentes de los republicanos sostienen que estarán atentos para ver qué hará De la Carrera, y que no descartan adoptar otro tipo de medidas. A eso se sumó la rivalidad que tiene el diputado con el presidente del partido, quien, según afirman, fue tajante en que había que sacarlo.

Y hoy, al ser consultado si es que hubo unanimidad en la decisión, el diputado de la bancada republicana Johannes Kaiser sostuvo: “La bancada toma siempre las decisiones de manera democrática; en materia de unanimidad o no unanimidad eso es irrelevante”.

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