Desde tinnitus, debilidad muscular, recuentos de células inmunes alterados a narcolepsia: Estudios ya han descrito más de 100 secuelas del coronavirus

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Los efectos del llamado Covid persistente se ve tanto en pacientes graves, como en casos leves hasta asintomáticos. Pueden durar de semanas hasta meses. Una prioridad emergente de salud pública, dicen expertos, por la amplia gama de síntomas cambiantes que obstaculizan la vida de los supervivientes.


El Covid-19 no termina cuando el organismo lo supera. A medida que avanza el conocimiento sobre sus efectos, especialistas no dejan de sorprenderse solamente con sus amplios síntomas, sino también con sus múltiples secuelas.

La mayoría se recupera rápidamente. Pero un grupo presenta casos duraderos o Covid-19 prolongados con secuelas persistentes.

Hablar de las secuelas del virus, recalcan la Organización Mundial de la Salud y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC), es importante aún con el avance de las vacunas. Las consecuencias se detectan no solo en casos graves, también en leves e incluso asintomáticos.

El Covid-19 no termina cuando el organismo supera la infección. A medida que avanza el conocimiento sobre sus efectos, especialistas no dejan de sorprenderse solamente con sus amplios síntomas, también de sus múltiples secuelas.

Es un tema en estudio, dice el virólogo de Fundación Ciencia y Vida Nicolás Muena, y aunque la mayoría se recupera sin secuelas, “todavía desconocemos muchas cosas y por lo mismo hay que hacer énfasis en prevenir”.

Secuelas invalidantes que pueden llevar a drásticas decisiones a quienes las sufren. En marzo de este año Kent Taylor, director ejecutivo de la popular cadena de restaurantes Texas Roadhouse en Estados Unidos murió por suicidio después de vivir secuelas “insoportables” de Covid-19. “Se quitó la vida después de una batalla con los síntomas relacionados con el Covid, incluido el tinnitus severo”, comunicó entonces su familia a los medios.

Semanas y meses después

Aunque el Sars-CoV-2 afecta predominantemente al sistema respiratorio, se sabe que es una infección multisistémica con consecuencias para la salud tanto evidentes como sutiles.

¿Cuántas secuelas se han detectado? Un estudio del Weill Cornell Medical College de New York recopiló entre 50 mil pacientes unas 55. Un 80% dijo tener síntomas de fatiga, dolor de cabeza, dificultad para respirar, pérdida de cabello, niebla cerebral y pérdida del gusto.

Otro trabajo de encuestas a más de 5.100 sobrevivientes en su mayoría no hospitalizados, de Natalie Lambert de la Facultad de Medicina de la U. de Indiana, informó más de 100 síntomas. Fatiga (78,97%), dolor de cabeza (55,32%), dificultad para respirar (55,28%), dificultad para concentrarse (53,57%), imposibilidad de hacer actividad física (49,56%), tos (49,04%), cambios en gusto y olfato (44,9%), diarrea 43,9% y dolor muscular (43,5), los más frecuentes.

Pero también relatan dolor abdominal (34,94%), ansiedad (34,17%), pérdida del cabello (33,45%), dolor persistente en el pecho (33,37%), confusión (33,16%), taquicardia (31,16), irritabilidad (23,38%), tristeza (22,62%), pérdida de peso (22,4%), dolor de espalda baja (19,12%), dolor de mano y muñeca (17,39%), sequedad en ojos (15,61%) hasta herpes (4,8%), entre muchos más.

Una investigación del Centro de Investigación de Wuhan para el Diagnóstico y Tratamiento de Enfermedades Transmisibles y por la Academia China de Ciencias Médicas, en China, publicado en The Lancet este año, describe secuelas detectadas en cerca de dos mil pacientes (1.733) dados de alta. El 76% informó al menos un síntoma seis meses después, y la proporción fue mayor en las mujeres. Los más comunes fueron fatiga o debilidad muscular y dificultades para dormir. Además, el 23% informó ansiedad o depresión.

Aunque el SARS-CoV-2 afecta predominantemente al sistema respiratorio, ya se sabe que es una infección multisistémica con consecuencias para la salud tanto evidentes como sutiles. Foto: Reuters.

Un estudio de la U. de Washington analizó a pacientes ambulatorios (234) entre agosto y noviembre de 2020, entre 3 y 9 meses después del inicio de la enfermedad y determinó que a más edad aumenta la probabilidad de síntomas persistentes. El 26,6% del grupo de 18 a 39 años los informaron, el 30,1% de los de 40 a 64 años y el 43,3% de los de 65 años y más. En general, de los pacientes ambulatorios el 32,7% tuvo secuelas persistentes, el 31,3% de los hospitalizados, el 4,8% de los participantes sanos y el 35,5% de los con hipertensión o diabetes.

Secuelas en salud general

¿Qué pasa después que el virus se va del organismo? Es un aspecto que no está del todo claro. Lo que sí se sabe es que podría dejar secuelas en aquellos que se agravaban “no solo por el virus, sino también por el proceso de intubación”, explica Muena.

Hay síntomas post Covid o Covid persistente, o afecciones posteriores al Covid-19, como dicen los CDC, que se pueden presentar semanas o meses después de resuelta la enfermedad.

Secuelas que se han detectado incluso en casos de enfermedad leve, lo que es preocupante señala el investigador. Se pensaba que la tormenta de citóquinas en los pacientes que se agravan, influía en la permeabilidad de ellos tejidos y los afectada, y que podía entrar al nervioso central, “pero se sabe también que en individuos con enfermedad leve a moderada también puede que tengan algunas secuelas”.

La persistencia de las secuelas desde la infección se puede extender de 14 días a tres meses, revela una investigación de la Universidad de Zúrich, Suiza, que revisó 31 artículos sobre el tema. “La gran carga global de casos en todo el mundo sugiere que lo más probable es que nos enfrentemos a una ola continua de secuelas de Covid-19″, recalca el trabajo.

En el caso de las repercusiones en salud en general, seis estudios, dice el trabajo de la U. de Zúrich, informaron fatiga persistente en el 39% al 72% de los participantes. Cuatro de cada seis detallan falta de aire o dificultad para respirar, con un rango de 39% a 74%.

Además, añade, una investigación detectó que el 31% de personas anteriormente empleadas no habían regresado al trabajo aproximadamente 72 días después del alta. Otro estudio informó cambios en el estilo de vida, deportes y actividades sociales en el 80% de los participantes, aunque el 63% de las mismas se consideró insignificante.

Lo que se conoce de otros coronavirus endémicos, dice Muena es que pueden producir problemas no solo en pulmón, sino también en otros tejidos. Además, en Sars-CoV-2 el receptor ACE2 (enzima convertidora de angiotensina) a través del cual el virus ingresa a las células, está presente en varios tejidos y órganos, como en el corazón, riñón y sistema nerviosos central. “En pacientes hay datos clínicos de daño en tejidos renales, daño al corazón y síntomas neurológicos, por sobre cómo llega el virus a todos esos órganos hay varias hipótesis”.

Evidencia de fatiga crónica especialmente en personas menores de 30 años, también se han detectado después de epidemias de virus de influenza A (H1N1), Sars-CoV, Ebolavirus y virus del Nilo Occidental.

La fatiga crónica estaba descrita para otros virus dice Mena, una “fatiga que no se pasa con descanso”. Ahora con Covid-19 existen otros síntomas neurológicos. Es decir, el virus afectó el sistema nervioso central. “No se sabe si esto es todo lo que ocurre o hay más secuelas y por cuánto tiempo duran. Pero ya se están apreciado, incluso en Estados Unidos están abriendo clínicas para tratar a esos pacientes”.

Evidencia de fatiga crónica especialmente en personas menores de 30 años, también se han detectado después de epidemias de virus de influenza A (H1N1), SARS-CoV, Ebolavirus y virus del Nilo Occidental.

Problemas auditivos

Una revisión publicada en el International Journal of Audiology, combinó datos de casi 60 informes de casos y estudios, y encontro que casi el 15% de los adultos con Covid-19 positivo informaron tinnitus, comunmente conocido como zumbido o “pito” en uno o ambos oídos, síntoma desagradable y estresante que afecta la calidad de vida.

Otro estudio, de la misma revista, siguió a 138 pacientes por ocho semanas después de haber sido dados de alta de un hospital en el Reino Unido tras sufrir Covid-19 grave, y el 13% informó cambios en audición o tinnitus. En el seguimiento de la U. de Indiana de Lambert casi el 17% (16,73%) reportó nuevos tinnitus.

También hay evidencia de que el virus puede exacerbar el tinnitus existente. En una encuesta a cerca de 3.100 personas de 48 países que lo sufren, se encontró que entre las 237 personas que tuvo el virus, el 40% dijo que sus síntomas habían empeorado significativamente.

Secuelas sistema respiratorio

Más de 10 estudios revisados por el trabajo de la U. de Zúrich informaron consecuencias en el sistema respiratorio. Los seguimientos variaron de nueve días a tres meses luego del alta y encontraron hallazgos anormales en tomografía computarizada en 39% a 83% de los participantes. Las anomalías fueron, por ejemplo, disminución de la capacidad aeróbica o reducción de la capacidad de difusión.

Cinco estudios describieron fibrosis pulmonar (causada por cicatrices en los pulmones), mientras que uno encontró volumen pulmonar hipoperfundido. También se observó deterioro de la función pulmonar en el 19% al 75% de los pacientes.

Aunque la mayoría se recuperaron o estaban en proceso de recuperación, el estudio de la U. de Zúrich advierte que “no sería sorprendente que el daño pulmonar en forma de fibrosis pulmonar residual persistiera a largo plazo”. Eso explicaría el por qué algunos experimentaron dificultad para respirar hasta 12 semanas después del ingreso hospitalario. Hay evidencia en Sars y Mers de pacientes con daño pulmonar hasta 15 años después.

Sistema cardiovascular y hematológico

Para detectar las secuelas en el sistema cardiovascular tres estudios observaron daño (evidencia de peri, mioperi y miocarditis) en 3% a 26% de los participantes.

Un estudio mostró recuentos de células inmunes alterados 9 a 11 semanas después del inicio de los síntomas. Mientras otro describió trombocitopenia aislada (nivel bajo de plaquetas) en un paciente aproximadamente un mes después del inicio de los síntomas.

Según la revisión, el daño cardíaco podría ser una secuela significativa a largo plazo. La miocarditis, la perimiocarditis y la pericarditis se diagnosticaron hasta 11 semanas después del inicio de los síntomas de la infección.

Además, advierten consecuencias cardíacas pronunciadas en atletas jóvenes. Algo preocupante ya que la miocarditis (inflamación de la capa media de la pared del corazón) puede provocar una muerte cardíaca súbita. Incluso con la función cardíaca aparentemente recuperada, aún puede existir riesgo de enfermedad de las arterias coronarias, fibrilación auricular o arritmias ventriculares como consecuencia de una lesión miocárdica.

Complicaciones neurológicas

Dos estudios describieron complicaciones neurológicas, mientras que dos investigaron secuelas psiquiátricas. Un seguimiento de resonancia magnética después de tres meses mostró alteraciones en la integridad cerebral microestructural y funcional y el 55% de los participantes se quejó de síntomas neurológicos persistentes.

Un informe reveló debilidad persistente de las extremidades inferiores un mes después del inicio de los síntomas.

Otro trabajo a 44.000 personas observó un alza significativa en enfermedades psiquiátricas recién diagnosticadas como ansiedad, depresión, insomnio y demencia en comparación con un grupo de control negativo al virus. Otra referencia describió una prevalencia de al menos una dimensión psicopatológica un mes después del alta en el 56% de los participantes.

Radiológicamente, dice el estudio de la U. de Zúrich, hay distintos cambios en la microestructura cerebral, especialmente en áreas relacionadas con la pérdida de memoria y olfato.

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Radiológicamente se describen cambios distintos en la microestructura cerebral, especialmente en áreas relacionadas con la pérdida de memoria y olfato.

Sin embargo, añade el trabajo, existe especulación sobre las consecuencias neurológicas a largo plazo. “Varios autores especulan que el Sars-CoV-2 podría desencadenar enfermedades neurodegenerativas como la esclerosis múltiple, la enfermedad de Parkinson y la narcolepsia en individuos predispuestos a largo plazo. La aparición de anosmia (pérdida del olfato) y ageusia (pérdida del gusto) en algunos pacientes incluso se ha asociado con características relacionadas con la enfermedad de Parkinson”, detalla.

Extrapolando las experiencias con Sars y Mers, donde la prevalencia de depresión, ansiedad y trastorno de estrés postraumático fue alta incluso después de 39 meses, “se debe anticipar un impacto considerable en la salud mental después del Covid-19″, advierten.

Disfunción olfativa y gustativa

Tres estudios examinaron la disfunción olfativa y gustativa después del Covid-19, detectando una falta de recuperación de la función gustativa y / u olfativa en el 3% al 13,9% de los participantes y se observó una recuperación incompleta en el 33,6% al 36%.

La razón por la que se presenta la pérdida del olfato se cree, es por el daño de los nervios olfatorios que están en el techo de las fosas nasales, zona donde también se ubica el receptor en el que se fija el virus (Sars-Cov2).

¿Cuánto podría durar? La disfunción olfativa Covid-19 tendría un mecanismo similar a la disfunción olfativa post-viral observada en otras infecciones virales como el virus de la influenza, el rinovirus, el metapneumovirus o el virus de la parainfluenza, y esas secuelas podrían permanecer durante períodos prolongados.

Sistema endocrinológico y reproductivo

Dos informes describían tiroiditis subaguda (enfermedad inflamatoria aguda de la tiroides) 15 días y seis semanas después del inicio de los síntomas, respectivamente.

Como es una evidencia escasa, aclaran, no se puede hacer una declaración sobre el alcance de las secuelas a largo plazo en ese sistema de órganos. Sin embargo, algunos estudios plantean la hipótesis de un papel del Sars-CoV-2 en el daño pancreático y el desarrollo posterior de diabetes.

Como la ECA2 se expresa en gran medida en los testículos humanos, también puede provocar daño testicular e infertilidad masculina. Además, un reciente estudio de de la U. de Miami advierte a la disfunción eréctil como efecto a largo plazo.

La variedad de secuelas y su persistencia no es solo un aspecto anecdótico. También sirve para no bajar el perfil a la enfermedad, asegura el investigador: “Mucha gente dice que ‘muera el que tenga que morir’, pero un 20% necesita hospitalizarse y dentro de los que se infectan muchos presentan secuelas ya sea se hospitalicen o no. Puede que no mueran, pero queda una secuela con la que tendrán que lidiar por meses o años, mejor no exponerse”.

Es una prioridad emergente de salud pública, sostiene Natalie Lambert de la U. de Indiana, caracterizada por una amplia gama de síntomas cambiantes, que obstaculizan la vida de los supervivientes: “No hay tratamiento, y los sobrevivientes informan angustia en además de una serie de síntomas en curso”.

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