Tercera dosis al banquillo: ¿Es realmente necesario vacunarse de nuevo?

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La llegada de la variante Delta ha encendido las alarmas ante un posible aumento de contagios, sobretodo tras observar el panorama europeo. La posibilidad de una dosis de refuerzo para combatir las nuevas variantes puede tener efectos secundarios, de ahí la importancia de los estudios.


El panorama de Covid-19 en el país parece alentador. Las últimas cifras de contagios han llegado a mínimos históricos y existe una positiva adherencia al proceso de vacunación de los distintos grupos etarios, siendo los menores de edad los últimos en ser incorporados a la campaña de inoculación.

Ante este panorama, las autoridades han empezado a levantar las restricciones de movilidad en las distintas regiones del país, pensando en una reactivación de las actividades adaptadas a esta “nueva normalidad”.

Sin embargo, a este escenario se sumó un elemento clave, las nuevas variantes de preocupación, especialmente la denominada “Delta”, que hoy genera rebrotes en numerosos países europeos.

Letreros en una tienda en el centro de McAllen, Texas. Los casos de Covid-19 en EE. UU. aumentaron en 17.000 en todo el país durante un período de 14 días por primera vez desde fines del otoño principalmente a causa de la variante Delta. FOTO: Delcia López / The Monitor / AP

Las mutaciones de esta variantes le otorgan un mayor nivel de contagiosidad y también podría evadir los anticuerpos generados por una infección previa. La respuesta de algunos países, como Israel, líder en la vacunación de su población, ha sido la implementación de una tercera dosis contra el Covid-19, para “reforzar” la respuesta inmune en las personas que fueron vacunadas meses atrás.

Ignacio Silva, infectólogo y académico de la Dirección de Postgrados de la Facultad de Medicina de la U. de Santiago, menciona que existe “bastante ansiedad” con la idea de una tercera dosis, indicando que la disminución de los anticuerpos post vacunación no se traduce necesariamente en una falta de respuesta a la vacuna en el tiempo, ya que la respuesta inmune “es mucho más compleja que eso”.

Silva afirma que antes de promover la incorporación de una tercera dosis, hay que fijarse principalmente en la respuesta clínica, y si es que empiezan a aumentar las infecciones significativamente en las personas vacunadas.

Para José Gregorio Martínez, infectólogo Clínica Vespucio, es altamente probable que la administración de una tercera dosis de refuerzo sea necesaria en un futuro cercano. Sin embargo, debido a la falta de información sobre la vacunación de refuerzo con la inyección de Sinovac, todavía se desconoce si esta tercera dosis debe ser con la misma vacuna inicial o una diferente, y cuándo se debe colocar.

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Desde el Ministerio de Salud han mencionado que en septiembre podría empezar la inoculación con dosis de refuerzo, analizando los resultados del estudio que está realizando la Universidad Católica, sobre la disminución de anticuerpos de la vacuna Sinovac. Si se llegara a aprobar la dosis de refuerzo, esta seguiría el mismo orden que la campaña en desarrollo, dándole prioridad a grupos de riesgo y trabajadores de la salud.

Según el académico de la Usach, parecería “lógico” utilizar una vacuna distinta a la que se utilizó inicialmente, ya que esto podría potenciar la respuesta inmune con otro mecanismo y se ha demostrado esto con la mezcla de AstraZeneca con Pfizer, no obstante, “al existir pocos países que apliquen CoronaVac, no hay mucha evidencia en relación a la intercambiabilidad de plataformas, no tenemos claro si es seguro y eficaz poner una tercera dosis con una vacuna de Sinovac”, indica Silva.

Además, los especialistas están advirtiendo sobre las posibles consecuencias que puede provocar el apuro por la tercera dosis.

No se necesita dice Estados Unidos

La Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, sus siglas en inglés), agencia encargada de la aprobación de vacunas en Estados Unidos y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), quienes velan por la protección pública mediante la prevención y control de enfermedades, emitieron una declaración sobre agregar una nueva inoculación al esquema de vacunación.

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Las entidades gubernamentales afirmaron que “las personas que están completamente vacunadas están protegidas de enfermedades graves y la muerte, incluso de las variantes que circulan actualmente en el país, como Delta”.

No obstante, quienes siguen “en riesgo” son las personas no inoculadas, indicando que prácticamente todas las hospitalizaciones y muertes por coronavirus son de aquellos no vacunados.

“Los estadounidenses que han sido completamente vacunados no necesitan una vacuna de refuerzo en este momento. La FDA, los CDC y los NIH (Institutos Nacionales de Salud) están involucrados en un proceso riguroso basado en la ciencia para considerar si un refuerzo podría ser necesario o cuándo. Este proceso tiene en cuenta datos de laboratorio, datos de ensayos clínicos y datos de cohortes, que pueden incluir datos de compañías farmacéuticas específicas, pero no se basan exclusivamente en esos datos. Continuamos revisando cualquier dato nuevo a medida que esté disponible y mantendremos informado al público. Estamos preparados para dosis de refuerzo siempre y cuando la ciencia demuestre que son necesarias”, menciona la declaración.

Arista ética

Sumar una nueva dosis al esquema de vacunación tiene implicancias que van más allá de lo netamente científico.

Los países que están pensando en una inoculación de refuerzo, son naciones minoritarias que han logrado inmunizar a gran parte de su población, además de contar con los recursos suficientes para comprar las dosis extras.

Sin embargo, los expertos han indicado que la clave para evitar la proliferación de nuevas variantes más peligrosas, es avanzar en la vacunación a nivel global, específicamente en países con escasos recursos que no han logrado inocular al grueso de su población.

Anthony Fauci, director general del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) en Estados Unidos, se refirió a la problemática de la tercera dosis en un contexto de inequidad en el acceso a las inyecciones.

“Si cree que esto es un problema en este país, eche un vistazo a lo que enfrenta la OMS cuando tiene que preocuparse por el mundo entero y sepa que hay algunos países en los que un porcentaje menor de la población está vacunada. Y esta es una pandemia mundial que requiere una respuesta mundial. Entonces, tiene toda la razón, aquí estamos hablando de la posibilidad de una tercera inyección y un grupo importante del mundo nunca ha recibido una sola dosis. Claramente estamos haciendo un esfuerzo, todos tenemos que hacer más”, señaló Fauci.

Para Martínez, la Organización Mundial de Salud hace esta declaración en su posición de velar por dar recomendaciones que todos los países puedan cumplir, tanto de bajos como de altos recursos. “La OMS no puede exigirles a países de bajos recursos que ni siquiera han empezado con una campaña de vacunación fuerte que estén pensando en una tercera dosis”.

Un trabajador de la salud administra una dosis de la vacuna Sinopharm de China a un hombre durante el inicio de la campaña de vacunación contra el Covid-19 en el Ministerio de Salud en Dakar, Senegal. El país también espera casi 1,3 millones. dosis de vacuna a través de la iniciativa COVAX. Foto AP / Leo Correa.

Silva agrega que la aplicación de una tercera dosis debería enfocarse en algunos grupos prioritarios como los trabajadores de la salud, adultos mayores e inmunodeprimidos, los primeros debido a su exposición, y los segundos y terceros por la menor generación de anticuerpos.

Son 190 los países que han decidido donar tanto recursos como dosis de vacunas mediante el mecanismo COVAX, que busca garantizar el acceso equitativo de inyecciones contra el Covid-19 en países con menos recursos para evitar centenares de muertes y la propagación de nuevas variantes del virus.

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