Manifiesto: Jaime Ravinet, ex ministro y ex alcalde




Cuando era chico eran muchas las tallas por ser colorín. Los trabajadores de la construcción me agarraban para el leseo y me gritaban "cabeza de pichí con fiebre". Después, en la campaña de Frei Montalva, el año 64, me pusieron el "Cabeza de Fanta" y le decían a don Eduardo que me lavaba la cabeza con Fanta y no con champú. La desventaja que tiene es que te reconocen altiro. Había una embarrada en mi curso y al primero que pillaban era al colorín. Tiene un lado bueno. Hace poco me encontré con Plácido Domingo -a quien conocí en 1995, cuando yo era alcalde- y se acordó de mí.

Empecé a jugar tenis cuando tenía seis o siete años. Es el único deporte que hago con cierta regularidad, aunque soy malo. Me gusta jugar con entrenador y lo hago casi toda la semana muy temprano en la mañana. Juego tenis por un tema sicológico, para liberar tensión. Incluso, cuando fui alcalde y ministro, nunca llegaba antes de las 9.30 o 10 de la mañana, porque iba a hacer deporte hasta las 8.30, rigurosamente.

Hago la antidieta. Durante el día como poco o nada y en la noche me lo como todo. En la noche es cuando me relajo, me siento tranquilo, me tomo un par de whiskies y como con una copa de vino. En el año me seco por un mes. Normalmente, en el Mes de María, todo noviembre, hago ley seca. Y ahí bajo como ocho kilos, que igual los voy subiendo durante el resto del año. El whisky, el vino y el vodka tónica hacen engordar mucho.

Me declaré inútil con las manos. No hago absolutamente nada. Salvo escribir. Normalmente, si pincho un neumático, tengo que pedir a alguien que me vaya a ayudar. Soy lo más inútil, por regaloneo, porque ya me declararon así y mi mujer es la maestra de la casa. Reconozco que en la cuna, mi mamá era la maestra, la que hacía las cosas. Las peores notas que tenía en mi colegio eran trabajo manual y dibujo, un desastre.

Me preocupa que ahora los jóvenes a la primera de cambio, que al hombre le gustó otra o al revés, o a la primera pelea en serio se separan. Y la verdad es que el amor tiene peleas, desencuentros, tiene conflictos. Hoy, el joven se siente con todos los derechos y quiere todo del Estado, pero ninguna obligación. No vota, no hace el servicio militar, no se esfuerza y no pelea por su pareja.

Yo fui presidente de la Fech y tuve tomas, pero entendíamos que nuestra petición no era 100% lograble. Noto que nuestros actuales dirigentes estudiantiles, que lograron poner el tema educativo en Chile -al final-, terminaron perdiendo en parte por la violencia y también porque son absolutamente insatisfechos. Si no logran todo es un fracaso.

Cuando viajo a otro país normalmente procuro ir a los museos y teatros para ver la ópera y el ballet. Soy un fanático de las artes. Me fascinan la pintura y la música. Cuando era alcalde de Santiago iba al Municipal constantemente. Incluso, como uno tiene un palco que tiene salida a la calle San Antonio, muchas veces iba a la ópera, me arrancaba de la oficina y después volvía a trabajar.

Sigo compartiendo los ideales de la DC. Veo con mucha preocupación la tendencia a la izquierdización de algunos dirigentes, pero la gestión de Ignacio Walker ha sido clara para centrar al partido. Siento que hay valores internos que espero aún sean mayoría, por sobre los sectores más de izquierda que tienden a apartarse de lo que ha sido la historia de la DC.

Lo que más me identifica es lo que está haciendo Andrés Velasco. Es lo que más me interpreta hoy, pero igual hay que ver qué pasa. Si la elección fuera mañana, voto por él, aunque aún quedan tres años. Todo puede pasar.

De lo que me arrepiento en mi vida política fue sumarme al gobierno de Sebastián Piñera. De todas formas fue una gran experiencia ser ministro de Defensa. Acepté pensando que con mi presencia había una apertura hacia el centro y me motivaba sentir que había muchos temas pendientes en esa cartera. Me encantó ser ministro, pero no me gustó la relación que tuve con el ex presidente. La embarré, debería haber dicho que no.

Lo que hizo el padre Gerardo Joannon, al margen de las implicancias legales, fue salvar vidas. ¡Si esos niños eran candidatos a ser abortados! Y está absolutamente dentro del espíritu cristiano lo que el padre hizo. Obviamente, hay un tema legal y hay que hacer que la justicia hable. Fallar es parte del ser humano y eso no afecta los valores de la Iglesia.

Soy salvajemente ordenado y ahorrativo. No apretado. Pero sí entiendo que prefiero el bienestar de mis hijos y mis nietos ahora que trabajar para dejarles una herencia que reciban en muchos años más. Me parece más lógico usar la plata en vida que una vez muerto.

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