La cláusula que afirma a Dudamel en la U

Rafael Dudamel, en el duelo ante Iquique. Foto: Agencia Uno.

Despedir al venezolano a final de torneo cuesta cuatro sueldos, US$ 128 mil. Si se le rescinde antes, sale por casi el triple. El club por ahora lo respalda.



Dos triunfos, siete empates y dos derrotas es el saldo de Rafael Dudamel al frente de Universidad de Chile, lo que se traduce en un 39,3% de rendimiento y un juego que en cada partido es peor que el anterior.

El entrenador tiene contrato hasta diciembre de este año y percibe US$ 32 mil mensuales ($ 23.456.000), pagados en la divisa estadounidense, además de una asignación de vivienda de US$ 4 mil. Sin embargo, ese vínculo tiene una cláusula de rescisión que se puso a petición del club, que en un inicio se contempló a partir del 1 de febrero, pero que se prorrogó, debido al aplazamiento del final del torneo. En ese caso, cualquiera de las partes puede poner término a la relación, cancelando una indemnización equivalente a la cifra menor entre las remuneraciones pendientes hasta la finalización del contrato, o cuatro sueldos mensuales. Es decir, despedir a Dudamel le cuesta a la concesionaria US$ 128 mil ($ 93.824.000). En caso de despedirlo hoy, la indemnización sería superior a los US$ 350 mil.

Dinero al margen, en Azul Azul no tienen contemplado despedirlo. Asumen que el arranque del llanero iba a ser complicado por la instancia en la que tomó el plantel. No le cargan la mano. No todos los técnicos pueden ser malos, se concluye en la concesionaria. Hoy, las miradas en la mesa, no todas, apuntan más a los futbolistas y su bajo nivel. Y su capacidad para contaminar el ambiente y generar ese clima contrario al técnico.

Por ahora, el paso del DT por la U le ha dejado más polémicas que resultados concretos. De hecho, a su llegada debió enfrentar la decisión de retirarse de Walter Montillo. Esa situación repercutió claramente en la cancha. El volante bajó su nivel y el venezolano lo relegó a la banca. Coincidentemente, su principal socio, Joaquín Larrivey, también desapareció y enfrenta una dura sequía goleadora. Esto hace que el equipo promedie menos de un tanto por partido en las últimas nueve fechas y que hoy siga antepenúltimo en la tabla ponderada y con la opción cada vez más real de jugar el partido por la permenencia.

Además, el grupo de jugadores cada vez está más distante de los postulados del DT. Hay algunos contentos por el respaldo, como De Paul o Simón Contreras, pero hay otros como Beausejour y Rodríguez, que saben que su futuro es incierto. Y si bien la U no les ha dicho que no los quieren, la idea es bajar costos y ellos perciben esa intención.

Así, el plantel pasó de valorar que alguien llegara a poner orden y algunos hasta celebrar que por cada pase malo hubiera que pagar con flexiones de brazo, a ser un grupo de jugadores sin rumbo y desencantado del estilo militar del llanero.

Más allá de estos problemas, el conjunto laico no tiene identidad en el campo de juego. Solo ante Iquique, en un partido en el que Dudamel se dedicó a discutir todo al borde de la cancha (lo que es atribuido por la dirigencia a la presión que vive), el adiestrador cambió el esquema a un 4-4-2, que por momentos se transformó en un 4-2-3-1. Sin embargo, pese a chispazos de recuperación, los Dragones dieron vuelta el partido y casi ganan, de no ser por el gol postrero de Ángelo Henríquez.

Premios

Según pudo conocer La Tercera, el contrato del llanero con la U tiene diversas cláusulas, como la de confidencialidad, que está relacionada al acceso a la información, como por ejemplo, devolver todo lo relacionado con el almacenamiento de los trabajos en programas o documentos en caso de despido. Además, contiene algunas garantías, como el acceso a ocho pasajes en clase ejecutiva a su lugar de origen, incluidos el de su primera visita y el de su salida, si no llegara a continuar.

En el escenario de que la U levante cabeza y milagrosamente logre clasificar a una copa, la regencia también le fijó una escala de premios. Así, por ejemplo, si consigue clasificar a la fase inicial de la Copa Libertadores, el estratega y su cuerpo técnico se repartirán un incentivo de US$ 40 mil netos; si logra el pase directo a la fase de grupos de ese torneo, el monto crece hasta US$ 100 mil. Si es campeón del Torneo Nacional (en este caso, el siguiente), la recompensa sería de US$ 50 mil, misma cifra por acceder a la fase grupal de la Sudamericana; mientras que por ganar la Copa Chile, el staff percibiría US$ 25 mil.

En tanto, por acceder a la fase inicial de la Copa Sudamericana, la cantidad es de US$ 20 mil. Eso sí, no se considera un premio si es que clasifica por ser tercero en el grupo de la Libertadores, mientras que en ambas competencias se considera un incremento de 10% de los premios en caso de ir avanzando de fase. Además, se establece que Dudamel y sus colaboradores deben ser considerados en caso de que se establezcan premios grupales para el plantel. Por no descender no hay premio.

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