Columna embajador de Alemania en Chile: “Agresión contra Ucrania”

Christian Hellbach, embajador de Alemania en Chile.

Por Christian Hellbach, embajador de Alemania en Chile

Cuando la comunidad internacional aún intentaba frenar una irracional escalada bélica en el Este de Europa a través del diálogo, los ataques aéreos ordenados por el Presidente Vladimir Putin la madrugada de este jueves contra centros urbanos de Ucrania y el avance de tropas rusas y bielorrusas sobre territorio ucraniano rompieron, ante los ojos del mundo y con frialdad increíble, con el diálogo, atentando contra los principios más elementales del orden internacional y la Carta de Naciones Unidas.

Rusia, sola, ha decidido tomar este camino.

Durante meses, la comunidad internacional empleó todos los recursos de la vía diplomática para encontrar una solución pacífica a la crisis, pero el Presidente ruso decidió optar por la agresión abierta justificándola con una sarta de argumentos falsos, mentiras y medias verdades, entre las que resalta la negación explícita de la soberanía ucraniana y acusaciones que apuntan a una supuesta falta de legitimidad democrática y de probidad del gobierno ucraniano, acusaciones cuyo absurdo radica, entre otras cosas, en que es la misma Rusia la que adolece de estos males.

Manifestantes llevan banderas y pancartas durante una protesta contra la guerra frente a la Puerta de Brandenburgo, después de que el Presidente ruso, Vladimir Putin, autorizó una operación militar en el este de Ucrania, en Berlín, Alemania, el 24 de febrero de 2022. Foto: Reuters

Quedó más que claro: no se trata de defender las autoproclamadas repúblicas independientes en el Donbás, Moscú va por el todo, quiere acabar con la soberanía de Ucrania y aplastar las aspiraciones del pueblo ucraniano a vivir en democracia y en paz, sin la injerencia de potencias foráneas. Porque, como se ha visto en el caso de Bielorrusia, nada ofende más a un autócrata que ver prosperar la democracia en un país cercano. No se le vaya a ocurrir a la población rusa emular el ejemplo de los movimientos pro democracia que desembocaron en las famosas revoluciones de colores!

Hoy el pueblo ucraniano libra una lucha desigual en su propio territorio contra fuerzas invasoras. Los ataques aéreos han dañado infraestructura estratégica y las víctimas ya se cuentan por centenares. A ello se suman millares de familias desplazadas, que se han visto obligadas a abandonar sus hogares para escapar de la destrucción en los centros urbanos.

Los países que valoran la democracia y un orden internacional basado en reglas, han reaccionado con indignación frente a la agresión rusa y han expresado su solidaridad con el pueblo ucraniano. También los han hecho miles de ciudadanos rusos, que salieron a protestar contra esta guerra fratricida y sin sentido, exponiendo su propia integridad ante la violencia de las fuerzas represivas.

Militares ucranianos caminan junto a un lanzacohetes múltiple militar ruso desactivado en las afueras de Kharkiv, Ucrania. Foto: AP

Porque no se trata solamente de un conflicto regional o uno entre dos bloques, sino de una verdadera crisis internacional. Lo que está en juego es justamente ese orden internacional basado en reglas cuyo objetivo primordial es evitar que impere derecho del más fuerte; ese orden y esos valores plasmados en la Carta de las Naciones Unidas que, hoy por hoy, vemos pisoteada por la agresión rusa contra un país vecino, soberano y miembro de las Naciones Unidas.

Rusia deberá responder ante el mundo por estos hechos. Nunca renunciaremos a la vía diplomática pero tampoco queda espacio para ingenuidades. La Unión Europea responderá en coordinación con sus socios y aliados. Repito, no se trata solo de la seguridad y la paz en Europa. Ningún país del mundo puede aceptar que la soberanía de otros sea negociable para satisfacer caprichos expansionistas.

Apreciamos enormemente que Chile, frente a esta compleja circunstancia, mantenga una posición clara y de principios. Tanto el actual mandatario como el Presidente electo expresaron públicamente su condena a la invasión rusa del territorio ucraniano, subrayando así que, más allá de las legítimas diferencias, existe un consenso arraigado en cuanto al respeto de los principios del derecho internacional y la defensa de la paz.

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