El polémico data center que Google planea construir en Uruguay en medio de la peor sequía en 74 años

Una vista general del embalse de Canelón Grande durante una severa sequía, en Canelones, Uruguay, el 29 de junio de 2023. Foto: Reuters

Aunque el gigante tecnológico asegura que el proyecto “aún se encuentra en la fase exploratoria”, investigadores denuncian que el centro usaría 7,6 millones de litros de agua al día para enfriar sus servidores, equivalente al uso doméstico diario de 55.000 personas.


Mate salado, duchas cortas, ropa sucia acumulada y calefones rotos. Así es vivir sin agua potable en Montevideo, según retrata el diario argentino Página/12 la vida en la capital de Uruguay, debido a la peor sequía que afecta a ese país en 74 años. Y es el agua que sale de las llaves tiene tanto sodio que no se puede consumir.

La escasez de agua es tan grave en el país que se ha declarado un estado de emergencia en Montevideo y las autoridades han agregado agua salada a los suministros públicos de agua potable, lo que provocó protestas generalizadas. En medio del malestar de los uruguayos por los problemas de suministro, un plan para construir un centro de datos de Google que usará millones de litros de agua al día ha desatado la ira en el país, consigna The Guardian.

El gigante tecnológico ha comprado 29 hectáreas de terreno para construir un centro de datos en el departamento de Canelones, en el sur de Uruguay. El centro usaría 7,6 millones de litros de agua al día para enfriar sus servidores, equivalente al uso doméstico diario de 55.000 personas, según cifras del Ministerio de Medio Ambiente obtenidas por Daniel Pena, investigador de la Universidad de la República en Montevideo, a través de acciones legales. El agua provendría directamente del sistema público de agua potable, señala Pena al diario británico.

Los críticos afirman que el gobierno está priorizando el agua para las transnacionales y la agroindustria a expensas de sus propios ciudadanos. “Solo una pequeña proporción del agua en Uruguay se usa para consumo humano. La mayoría se utiliza para las grandes agroindustrias, como la soja, el arroz y la pulpa de madera. Ahora tenemos a Google planeando usar enormes cantidades de agua”, denuncia el investigador adjunto del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales e integrante de la Comisión Nacional en Defensa del Agua y la Vida.

Vista del río Santa Lucía en el embalse Paso Severino, en Florida, Uruguay, el 4 de julio de 2023. Foto: AP

En medio de la polémica, a mediados de mayo el ministro de Ambiente, Robert Bouvier, dijo que “el proyecto original” del data center de Google, que la empresa planeaba instalar en el Parque de las Ciencias de Canelones, “se retiró” y su construcción “quedó en suspenso”, por lo que afirmó que para la cartera “hoy por hoy no hay proyecto”.

“El proyecto de Google del que tanto se habla y que todo el mundo opina sobre él, es un proyecto que... El proyecto original se perdió, o sea, hoy por hoy no tenemos un proyecto de Google”, aseguró el ministro en una entrevista con Radio Sarandí.

Sin embargo, consultados sobre las declaraciones de Bouvier, fuentes del Ministerio de Industria informaron al diario El Observador que “el proyecto de Google sigue en pie”, pero se está “reformulando” debido a “cambios que están enfrentando las tecnológicas”. “Lo que tenían proyectado acá lo van a hacer, y con un menor uso de agua”, afirmaron desde la cartera.

En efecto, en junio el ministro de Industria, Omar Paganini, aseguró que el proyecto de Google de construir un data center en Canelones “está en reformulación” y aclaró que la situación se da “por razones internas” ligadas a la estructura de costos, descartando así que se trata de cuestiones vinculadas a la crisis del agua que afecta a Uruguay. Paganini admitió en declaraciones a Radio Carve que el proyecto original “no está vigente”, pero aclaró que desde la compañía trabajan en otro que “están a punto de presentar”.

En un comunicado citado por The Guardian, Google dijo que el centro serviría a sus usuarios en todo el mundo, procesando solicitudes de servicios como YouTube, Gmail y Google Search. “El proyecto del centro de datos de Uruguay aún se encuentra en la fase exploratoria y el equipo técnico de Google está trabajando activamente con el apoyo de las autoridades nacionales y locales. Esperamos que las cifras preliminares (como el consumo de agua proyectado) sufran ajustes. En Google, la sustentabilidad está en el centro de todo lo que hacemos, y la forma en que diseñamos y administramos nuestros centros de datos no es una excepción”, señalaron desde la compañía estadounidense.

Una familia camina sobre un área que anteriormente estaba cubierta de agua en el embalse Paso Severino en Florida, Uruguay, el 4 de julio de 2023. Foto: AP

Pero el planificado data center de Google no es el único proyecto en el centro de la polémica. En abril, la planta de pulpa más grande del mundo comenzó a operar en Uruguay, la tercera planta de este tipo en el país. Se prevé que la nueva planta, dirigida por la empresa finlandesa UPM para crear materia prima para el papel, utilice 129,6 millones de litros de agua al día y vierta el efluente en un río local. UPM dijo que trata el efluente antes de su liberación y monitorea constantemente la calidad del agua en el río Negro, consigna The Guardian.

Tras el anuncio del comienzo de las operaciones, 28 organizaciones de la sociedad civil uruguayas y finlandesas emitieron un comunicado donde afirman que no hay “nada para festejar”. En la declaración, las entidades entienden que “la puesta en marcha de esta tercera planta de celulosa en zona franca” supone “una profundización de un proceso que impide y condiciona la evolución del país hacia un sistema productivo sustentable, limita la soberanía nacional, los derechos humanos y afecta negativamente la calidad ambiental del Uruguay”.

En el comunicado también resaltan la situación de “crisis hídrica y floraciones excepcionales de cianobacterias” durante este año. Sostienen que el sistema de efluentes de la nueva planta, “pieza fundamental para evitar empeorar la comprometida situación del río Negro y en especial de los embalses”, no cumple “con las especificaciones requeridas”.

En declaraciones a The Guardian, un portavoz de UPM descartó cualquier responsabilidad de la compañía. “Uruguay enfrenta la peor sequía en un siglo. En este marco, las operaciones de UPM en Uruguay no tienen relación con la sequía que se vive. El agua potable que se consume en Montevideo proviene del río Santa Lucía. Ninguna de las plantas de celulosa instaladas en Uruguay está conectada a este río. Esta desafiante situación climática no puede asociarse de ninguna manera con el sector forestal”, aseguró.

Pero la ira pública sigue siendo generalizada en Uruguay. “El agua de la llave es prácticamente imbebible. Pero hay aproximadamente 500.000 personas que no pueden comprar agua embotellada”, denunció Carmen Sosa, integrante de la Comisión Nacional en Defensa del Agua y de la Vida. Su lema, “Esto no es sequía, es pillaje”, se lee en rayados en las paredes de todo Montevideo, grafica el medio británico.

“Más del 80% del agua va a la industria, como la soja y la pulpa de madera. Sí, hemos tenido escasez de lluvia, pero la sequía simplemente ha mostrado los problemas de nuestro modelo económico. No podemos concentrar los recursos en pocas manos”, dijo Sosa. “El agua para consumo humano tiene que venir antes que las ganancias”.

En medio de la crisis hídrica, el Presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, ha anunciado medidas de emergencia, como levantar los impuestos al agua embotellada y distribuir dos litros de agua gratis al día a 21.000 familias pobres o vulnerables. También ha prometido construir un nuevo embalse en 30 días.

El agua embotellada, sin embargo, es un “lujo” para pocos. Así lo relata Nahuel Sosa, un argentino de 35 años que vive en un departamento del Barrio Centro en Montevideo, a cinco cuadras de la intendencia. La crisis hídrica quintuplicó sus gastos, dice a Página/12. “Comprar tres bidones de agua de seis litros, que es lo que uso por semana, me sale 10 dólares o un poco más”, describe. Y eso ajustando el consumo, ya que para algunas cosas usa una mezcla de agua de bidón y de la llave.

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