Hemingway y su amigo escritor que inspiró El Viejo y el Mar

Ernest Hemingway

Una biografía recién publicada en EEUU, Ernesto: The untold story of Hemingway in Revolutionary Cuba, revela cómo la obra de un desconocido periodista cubano fue la inspiración para algunas célebres novelas del Premio Nobel americano. El libro explora también en su relación afectiva con una cubana, así como en su trato cordial con Fidel Castro.


Cuando Ernest Hemingway leyó Contrabando, la novela de Enrique Serpa, quedó realmente impresionado. El escritor americano le dijo a su amiga Loló de la Torriente que quería conocer al autor cubano. Serpa se ganaba la vida como periodista en La Habana, y a la noche siguiente llegó al Floridita, el bar favorito de Hemingway.

Con un vaso de whisky en la mano, Hemingway le preguntó, bruscamente:

-Oiga, amigo, ¿por qué pierde su tiempo como periodista?

-Porque aquí no pagan veinte mil dólares por un cuento corto para el cine, ¿sabe usted? –respondió Serpa-. Y mi familia y yo también comemos.

-Hombre, eres el mejor escritor de América Latina – le dijo el autor de Fiesta, más conciliador-. Deberías olvidarte de todo eso y escribir novelas.

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Enrique Serpa en 1940.

Enrique Serpa en 1940.[/caption]

Eventualmente, las palabras de Hemingway no fueron un simple halago. Y aquel tampoco fue uno más de los encuentros que solía tener por las noches, regadas de alcohol, en el bar habanero. Aun cuando decía que los intelectuales no le interesaban demasiado, Hemingway estrechó amistad con Serpa. Lo veía con cierta frecuencia, le regaló libros, y sobre todo lo leía: en su casa de Finca Vigía se conservan varios libros del narrador cubano.

Es más: la obra de Enrique Serpa (1900-1968) influyó silenciosamente en algunas creaciones célebres de Hemingway (1899-1961).

Así lo establece una biografía recién publicada en Estados Unidos, Ernesto: The untold story of Hemingway in Revolutionary Cuba, de Andrew Feldman, que proporciona nuevos antecedentes de la vida del escritor en la isla.

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Portada de Ernesto: The untold story of Hemingway in Revolutionary Cuba.[/caption]

Hemingway visitó Cuba por primera vez en 1928. En 1939 alquiló y luego compró la Finca Vigía, donde vivió hasta 1960 y donde escribió algunas de sus obras más apreciadas. Convertida hoy en museo, la casa conserva documentos y papeles personales del escritor, a los que tuvo acceso Andrew Feldman en sus dos años de investigación para la biografía.

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Finca Vigía, la residencia de Ernest Hemingway.

Finca Vigía, la residencia de Ernest Hemingway.[/caption]

En ella, destaca el aprecio que sintió Hemingway por Cuba y cómo la cultura, las costumbres y los cubanos influyeron en su vida y obra. "Desarrolló una empatía genuina, respeto y amistad con el pueblo cubano", dice Feldman.

De acuerdo con su investigación, algunas obras y personajes de Enrique Serpa inspiran libros de Hemingway, entre ellas Contrabando, una novela que recrea el ambiente de los hombres de mar y narra una historia de comercio clandestino de ron entre la isla y Miami. El mismo ambiente y tema que desarrolla Hemingway en su novela Tener o no tener, llevada al cine por Howard Hawks con Humphrey Bogart y Lauren Bacall.

Si bien la novela de Hemingway se publicó en 1937 y la de Serpa un año después, el escritor americano tuvo acceso a ella mucho antes. Ambos se conocieron en 1934, precisamente después de que Hemingway leyera una copia del manuscrito de Contrabando.

"No creo que Hemingway se robara las historias de Serpa, porque hay una clara diferencia entre sus obras y tienen estilos propios, pero creo que la influencia es lo suficientemente visible como para que nos preguntemos hasta qué punto su amistad e intercambio intelectual afectaron sus obras", dice Feldman.

La inspiración se repite, acaso de modo más evidente, en El viejo y el mar, la novela que terminó por consagrar el genio de Hemingway.

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Portada El viejo y el mar.[/caption]

Autor desconocido

En 1937 Enrique Serpa publicó un conjunto de cuentos titulado Felisa y yo; en el volumen destacaba La aguja, la historia de Pedro, un pescador viejo y su hijo. "Durante una semana había estado saliendo diariamente al mar —desde las cuatro de la mañana hasta las tres de la tarde— sin que una sola aguja hubiese tocado sus avíos", se lee en el relato.

Esencialmente se trata de la misma historia que luego Hemingway relata en El viejo y el mar. Si el protagonista del cuento de Serpa es mayor y en el litoral le llaman Abuelo, al personaje de Hemingway le dicen el Viejo. Ambos buscan desesperadamente un pez y luchan por llevar a casa una gran aguja (pez espada).

Publicada en 1952, la novela le otorgó a Hemingway el Premio Pulitzer y dejó su obra a las puertas del Premio Nobel, que recibió en 1954. El novelista se encontraba en la isla cuando recibió la noticia y declaró sentirse feliz de ser el primer "cubano sato" (vagabundo) en obtener el Nobel.

Enrique Serpa no conoció el éxito de Hemingway, pero el escritor americano y su tercera mujer, Martha Gellhorn, intentaron llevar su obra a Estados Unidos. En una carta inédita rescatada por Andrew Feldman, Martha escribe al editor de Hemingway en Nueva York.

"¿Puedes darnos algunas sugerencias para un escritor cubano llamado Enrique Serpa, a quien Ernest considera una maravilla?", escribe. Martha pide recomendaciones de traductores, editores y agentes interesados en autores en español. Al parecer, sus gestiones no tuvieron éxito.

Ahora, el relevo lo tomará Andrew Feldman, quien se propuso publicar a Enrique Serpa en Estados Unidos.

Compañía mutua

La biografía explora también otros vínculos del escritor en Cuba, entre ellos Leopoldina Rodríguez, una mulata educada y extrovertida que lo acercó a la santería cubana y con la que tuvo una relación larga. Hemingway creó un personaje inspirado en ella y, según revela el biógrafo, pagaba el arriendo de su departamento en La Habana y estuvo en su funeral en 1956.

El escritor y Leopoldina "fueron compañía mutua y amistad durante los días más difíciles de sus últimos años. Se enseñaron sobre sus culturas de origen. Se hicieron amigos íntimos. Se cuidaron de una manera que otros no lo hicieron", dice Andrew Feldman.

Cuando la revolución llegó al poder en 1959 y pese a las sugerencias del gobierno de EEUU, Hemingway mantuvo relaciones cordiales con Fidel Castro. Es más, tal vez por su desprecio hacia Batista, declaró: "Creo en la necesidad histórica de la revolución cubana y creo en sus objetivos a largo plazo".

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Hemingway y Fidel Castro (1960).[/caption]

El escritor y Castro se conocieron en 1960, en el Torneo Internacional de Pesca de la Aguja Hemingway, al que fue invitado el líder de la revolución. Hemingway le entregaría el primer premio de la competencia a Fidel y se dejaría fotografiar a su lado.

Una muestra del aprecio de Hemingway por la isla acaso sea la medalla del Nobel: Hemingway la regaló a la Virgen de la Caridad, patrona de Cuba.

https://www.youtube.com/watch?v=LSvIguuz3zs

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