Las mujeres tuerca de los F-16

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Son tres cabos. Todas veinteañeras. De la Escuadrilla de Mantenimiento de la Fach. Y en el Ejercicio Multinacional Cruzex, que finaliza hoy en Natal, Brasil, se desempeñaron como las "CrewChief" -algo así como jefas de línea- de los aviones de combate más modernos de la región. Responsables de que despegaran, volaran y regresaran bien.


"Ha sido una maravilla estar acá", dice Claudia Catalán, de 23 años, con una sonrisa de oreja a oreja, mientras mira el hangar, la pista, el avión, el cielo de Brasil. Y, claro, también el portentoso F-16 que tiene a su lado. Un cazabombardero de US$ 60 millones que, en varios sentidos, está a su cargo.

Hoy culmina el Cruzex 2018, un ejercicio multinacional de fuerzas aéreas que desde el pasado 18 de noviembre se desarrolló en la cálida ciudad de Natal, al nordeste de Brasil. De cara al Atlántico. Y la presencia de mujeres en la línea de vuelo de las naves de combate chilenas -es decir, de preparación y despegue- llamó la atención de las delegaciones de otros países participantes.

Claudia, cabo 2° de la Fach, es una de las tres mecánicas de sistemas que se desempeñaron como CrewChief  (jefas de la línea de vuelo) de la Escuadrilla de Mantenimiento. Se trata de la unidad desplegada por la institución para el apoyo técnico a los F-16 MLU del Grupo de Aviación N° 7, que son la nave más moderna de toda la región. En Sudamérica, solo Chile los tiene.

"Para mí esta experiencia es muy intensa; yo soy de la Región de Valparaíso, y trabajar con la tecnología más avanzada es una responsabilidad gigante", cuenta.

La cabo 2° Marjorie Véliz tuvo el mismo rol de CrewChief. Para que se entienda, su  función es hacer el mantenimiento de las aeronaves de combate, chequear los aviones antes y después del vuelo, solucionar las fallas técnicas que se puedan presentar y, junto con todo el equipo de apoyo, prepararlos para que estén operativos en un cien por ciento.

Es la primera vez que ella representa a nuestro país en un ejercicio internacional de estas características. "Ha sido una experiencia increíble estar en contacto con gente de otros países, con otras aeronaves, poder ver tecnologías diferentes; y también es muy gratificante representar a la Fach como mujer", afirma.

Secreto militar

Sobre detalles específicos de su trabajo, ninguna de ellas puede decir demasiado. Se considera a los F-16 como máximo secreto militar. Tal como a sus pilotos. Y cada una de las piezas y sistemas de estas naves se resguardan bajo hermetismo absoluto.

Al igual que la cabo Véliz, la cabo 2° Fernanda Espinoza (24), de la misma especialidad, también se encarga de revisar las condiciones de las aeronaves, para brindar seguridad a quienes vuelan en ella. "Es todo un efecto dominó para que se logre cumplir una misión. Cuando vuela una nave, el trabajo que realizamos en tierra es clave, tanto la línea de vuelo como el equipo de mantenimiento", explica.

Ella ingresó a la Fuerza Aérea porque no quería seguir una carrera convencional: "Elegí mi especialidad porque es la que trabaja más de cerca trabaja con las aeronaves".

Sobre la experiencia de Cruzex coincide con sus compañeras: "Pasan mil cosas por minuto, todo ha sido buenísimo".

Claudia Catalán también aclara que el viaje de los aviones es de ida y vuelta. O sea, otra de sus funciones esenciales es recibirlos cuando regresan de cada operación. "Dentro de la Fach la mecánica era lo más llamativo para mí. Tal vez, en Chile no es lo más usual para las mujeres, pero son barreras que se van superando y ganando. Y para trabajar con aviones de combate tenía que estar en el área de mantenimiento", afirma.

La delegación de la Fach instaló cerca de 80 efectivos en Natal, junto a los cinco F-16 MLU y una aeronave de reabastecimiento en vuelo Boeing KC-135, del Grupo de Aviación N° 10, con asiento en la II Brigada Aérea.

El ministro de Defensa, Alberto Espina, visitó la semana pasada al personal de la Fach en Brasil y los felicitó uno por uno. En esa oportunidad sostuvo que "la presencia de nuestras naves no solo es vital en términos tecnológicos y de intercambio, sino como experiencia en el trabajo de sus operadores. Porque se trata de una labor en equipo, de pilotos y personal en tierra. Solo de ese modo se pueden efectuar las misiones. Y el despliegue chileno ha sido elogiado por todas las delegaciones. Es un orgullo".

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